Las instalaciones militares antidrogas de Estados Unidos en las cercanas Antillas Holandesas adquirieron carácter de "test" en las relaciones entre Washington y Caracas, que discrepan hasta si se trata de bases o no.
Los gobiernos de Estados Unidos y Holanda pidieron permiso a Colombia y Venezuela para que aviones militares sobrevuelen su espacio aéreo, una vez que ya se había decidido instalar destacamentos antidrogas de Washington en las Antillas y Ecuador.
El punto será abordado por los presidentes de los tres países andinos cuando se reúnan el día 26 en la ciudad colombiana de Cartagena, en el marco de la Comunidad Andina. Los gobiernos de Bogotá y Caracas dialogan ya sobre una respuesta conjunta.
El canciller venezolano, José Vicente Rangel, no escondió el malestar porque la instalación de avanzadas operativas antidrogas en las inmediaciones del país, se hayan efectuado "sin haberse concertado en el foro hemisférico" de la Organización de Estados Americanos (OEA) y sin conocimiento previo de Caracas.
Rangel dijo que Caracas "tardará un tiempo" en responder a la solicitud estadodunidense-holandesa de surcar sus cielos, pese a "la premura" del asunto para el embajador de Washington, John Maisto, con el objeto de realizar consultas internas y externas.
Maisto afirmó esta semana que "no hay ningún proyecto de poner bases militares estadounidense" en las islas de Aruba y Curazao, sino que se trata de un acuerdo con Holanda "para tener acceso a esos aeródromos".
"?Y por qué tienen aviones militares entonces?", se preguntó Rangel, si bien precisó que su planteamiento no significa que Caracas considere a las misiones en las Antillas como bases.
Las dudas de Caracas sobre los alcances reales de la operación en dos islas que están a 30 y 56 kilómetros de sus costas, fueron acentuadas por las revelaciones del vespertino El Mundo, cuyos enviados especiales mostraron que allí operan ya 300 soldados, 6 cazabombardeos, aviones de varios tipos y naves guardacostas.
Maisto había asegurado apenas horas antes que en las dos islas no serían asignados más que "grupos de ocho a 12 efectivos" para atender a los aviones y que sus misiones serían ocasionales.
Segun el diplomático, la verdadera base estará en Manta, Ecuador, desde la que aviones radares y de seguimiento se movilizarán para vigilar todo el área del Caribe, utilizando como apoyo los dos aeródromos antillanos. El pase por Colombia y Venezuela se requiere para conectar Manta con las Antillas.
Roger Santodomingo, el periodista de El Mundo que viajó a Aruba y Curazao a investigar la situación, comentó a IPS que obtuvo pruebas de que el proyecto es construir infraestructura permanente en las dos islas, aunque por ahora los aviones y los soldados ocupen instalaciones prestadas.
La cuestión se transformó en una prueba de las relaciones entre Caracas y Washington, después que desde su asunción en febrero, el gobierno venezolano de Hugo Chávez ha dado varias muestras de que reafirmará la independencia de su política exterior y marcará distancias de los dictados del norte.
Las públicas aprensiones de Rangel, un veterano político de izquierda y uno de los más destacados formadores de opinión en el país, se integran además en una relación compleja con el "locuaz embajador", como lo ha definido el canciller.
En Caracas se considera que Maisto sobrepasó la línea de no intromisión en asuntos internos, durante la campaña que condujo al poder a Chávez, un teniente coronel retirado, al que Estados Unidos prohibió el ingreso al país después que en 1992 encabezó un alzamiento.
Chávez tuvo visa para viajar a Washington en enero, siendo ya presidente electo, cuando se entrevistó con el presidente Bill Clinton, y en Estados Unidos parece no haber aún una posición coincidente frente al presidente y su orientación nacionalista.
En la Casa Blanca hay simpatía por el nuevo lider regional, que pretende experimentar una "tercera vía" latinoamericana, con elementos de la política de Clinton y del británico primer ministro Tony Blair. Pero en el Departamento de Estado existe mayor suspicacia frente a Chávez.
Maisto explicó que el uso de los aeropuertos antillanos será para realizar misiones ocasionales, dentro de la cooperación regional "para luchar conjuntamente contra el narcotráfico, de acuerdo a los convenios suscritos en las Naciones Unidas".
Estados Unidos debió buscar de urgencia asentamientos alternativos, cuando Panamá negó el permiso para que la base Howard se mantuviese como un centro regional antidrogas.
Ecuador aceptó el uso de la base de Manta para esa actividad y el gobierno de Holanda facilitó que Curazao y Aruba sirviesen de apoyo. Se trata de "instalaciones operativas de avanzada" de vigilancia antidrogas, conocidas por sus siglas en inglés, FOL.
Pero para Rangel, despierta aprensión la forma subrepticia en que se ha desarrollado el proceso, y que Washington sólo haya solicitado el permiso para sobrevolar el espacio áereo, una vez que todo estuvo acordado con Ecuador, las Antillas y Holanda.
El canciller dijo que Venezuela tiene una "inequívoca y firme posición frente al narcotráfico" y lo combate tanto como país como mediante la cooperación multilateral. "Pero eso sí, sin sacrificar soberanía ni aceptar que se enerve nuestra seguridad nacional". (Fin/IPS/eg/ip la/99