TRABAJO: Derechos laborales retroceden un siglo en zonas francas

Los derechos laborales retrocedieron más de 100 años en las zonas francas para el procesamiento de exportaciones de Anérica Central y el Caribe, donde los más elementales son, incluso, violados.

Conquistas del siglo pasado, como la jornada laboral de ocho horas y el derecho a la organización, desaparecieron en las industrias maquiladoras implantadas en esas zonas, según Amanda Villatoro, secretaria de Política Sindical y Educación de la Organización Regional Interamericana de Trabajadores (ORIT).

Las maquilas, en su mayoría textiles, constituyen una gran fuente de empleos pero "desconocen las leyes del país" e imponen sus propias reglas, acusó Villatoro en Rio de Janeiro, donde asiste a la séptima Conferencia Mundial de Mujeres de la Confederación Internacional de Organizaciones Sindicales Libres (CIOSL).

Los puestos de trabajo ofrecidos por la maquila alcanzan unos 500.000 en países de América Central y el Caribe entre los que se destaca República Dominicana, donde la expansión del sector en esta década generó unos 180.000 empleos, estimó.

Esa ubicación se debe a la vecindad y las ventajas de acceso preferencial ofrecidas por Estados Unidos a la Cuenca del Caribe.

Entre 60 y 80 por ciento de la mano de obra es femenina. "Contratan principalmente a jóvenes de 16 a 35 años, que pueden dar mucho más en fuerza y rapidez" y que aceptan las condiciones de trabajo "denigrantes por tratarse de la única oferta de trabajo visible", se lamentó la sindicalista.

Como se gana por cantidad producida, tampoco tiene vigencia el salario mínimo fijado en la legislación de cada país. A veces, los trabajadores deben cumplir jornadas de 12 y 14 horas para redondear un ingreso que permita apenas subsistir.

"Para ir al baño hay que tener fichas, limitadas a una para la mañana y otra por la tarde", con derecho a pocos minutos, lo que recuerda la esclavitud del siglo pasado, observó.

Esta es "una cara de la globalización que no contempla la dimensión social". Otras son el aumento del trabajo infantil, del mercado informal y la persistencia de la concentración de la tierra en pocas manos, sostuvo Villatoro, que inició su carrera en el sindicalismo agrario de su país, El Salvador.

La proliferación de las zonas francas de procesamiento de exportaciones, que emplean una gran mayoría de mujeres y las somete a dura explotación, es una de las preocupaciones centrales de la conferencia sindical femenina que concluirá este viernes.

Las zonas francas eran pocas hace 10 años, pero "al día de hoy exceden las 850", explicó. De América Central y el sudeste asiático, donde empezaron a surgir, se extiendieron a todas las regiones del mundo, en especial en Africa y Europa central y oriental, informó la CIOSL.

Esa tendencia se acentúa por la globalización, que fuerza la reducción de costos empresariales por encima de leyes y derechos humanos y laborales, y por las crisis financieras que amplían la pobreza, afectando más a las mujeres.

El gobierno de Paraguay trata de implantar la maquila en la frontera con Brasil como alternativa para sostener la economía de Ciudad del Este, hasta ahora basada en el contrabando y en el turismo de compras que abastece el comercio informal de los países vecinos, que ven con malos ojos el proyecto.

No solo el derecho a la sindicalización está excluido de las zonas francas. La Asociación de Empresas Maquiladoras de Guatemala puso en una "lista negra" a 37 trabajadoras de la empresa coreana Shin Kwan, despedidas por defender una colega fisicamente agredida por el patrón en agosto.

De esa forma, no pueden lograr otro trabajo y viven bajo presión por haber recurrido a la justicia, denunció la Unión Sindical de Trabajadores de Guatemala, que acusó a las maquiladoras de buscar la destrucción de "lo poco que queda de los sindicatos".

En su lucha contra esas violaciones, el sindicalismo es a veces acusado de oponerse al desarrollo y a la generación de empleos, señaló Amanda Villatoro. "Que se instalen las maquilas, pero reclamamos respeto a las leyes nacionales y convenciones internacionales", aclaró.

Una solución efectiva, según ella, es que el comercio internacional, sus tratados y acuerdos mundiales o regionales incluyan cláusulas sociales, rechazando exportaciones que se produzcan con incumplimiento de derechos laborales y sociales hace mucho reconocidos y legalizados en todo el mundo. (FIN/IPS/mo/mj/lb hd dv/99

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