La recuperación del mercado de valores, la mejora de la calificación de riesgo y la estabilización del tipo de cambio de Tailandia llegaron a ser interpretadas como el principio del fin de la crisis financiera, pero analistas y funcionarios aconsejaron cautela.
Funcionarios de gobierno temen que el entusiasmo sea prematuro y engañoso en vista de la gran deuda empresarial, el tambaleo de las instituciones financieras del país y la depresión del mercado mundial.
Por otra parte, activistas sociales advirtieron que una verdadera recuperación sólo será posible mediante la restauración de las fuentes de trabajo para millones de personas que fueron despedidas en los últimos dos años.
También señalaron que es hora de dejar de hablar sobre la economía en términos de indicadores estadísticos y modificar radicalmente las prioridades a largo plazo para prevenir una repetición de la crisis asiática.
Las acciones de los mercados de valores de Tailandia aumentaron en abril más de 40 por ciento luego de conocerse que agencias evaluadoras de riesgo como Moody's Investment Services y Standard and Poors aumentaron la calificación de este país asiático y de cuatro bancos nacionales.
Los jugadores del mercado de valores se beneficiaron de la exitosa venta de acciones por 600 millones de dólares del Banco Comercial de Siam a inversores institucionales extranjeros. También podrían venderse otros bancos tailandeses endeudados.
En el último año, la moneda tailandesa, el baht, también mostró signos de estabilidad, con lo que la inflación se mantuvo controlada.
Además, las reservas de divisas se fortalecieron gracias al superávit resultante de una drástica caída en las importaciones desde que comenzó la recesión, a mediados de 1997.
En un voto de confianza, el Fondo Monetario Internacional (FMI), el mayor acreedor del país, omitió su habitual revisión trimestral de la política económica nacional. La revisión forma parte de las condiciones impuestas a cambio de créditos para superar la crisis.
Satisfechos con el camino que tomó la economía tailandesa, funcionarios del FMI opinaron que la meta de uno por ciento de crecimiento económico para 1999 parece ahora "más realizable" que nunca.
El FMI había recibido fuertes críticas por su mala interpretación de la crisis asiática en sus inicios y por realizar prescripciones equivocadas que exacerbaron los problemas de la región.
"Pese a todas las señales positivas, no podemos afirmar que superamos la crisis. Simplemente estamos dando la vuelta, y corremos el riesgo de caer en una nueva crisis si somos autocomplacientes", advirtió Pisit Lee-artham, viceministro de Finanzas, en una entrevista con la prensa.
Tailandia todavía vive un ambiente económico anormal, con capacidad excesiva de producción, gran cantidad de préstamos morosos en el sistema bancario y excesiva liquidez en el mercado monetario, agregó Lee-artham.
Los créditos morosos en el sector bancario alcanzaron 46 por ciento. En el caso de los préstamos a pequeñas y medianas industrias, que constituyen la mayor parte de la economía nacional, la cifra se estima en 70 por ciento.
Algunos economistas también señalaron que la estabilidad del tipo de cambio y el aumento de las reservas extranjeras sólo fueron posibles gracias a la recesión, que provocó una caída del consumo y del crecimiento industrial.
El gobierno intentó revivir la economía mediante una serie de medidas, entre ellas el recorte de tres por ciento en el impuesto al valor agregado, la reducción de las tasas de interés de los ahorros bancarios y el aumento del gasto público.
También se realizaron reformas estructurales para atraer capital del exterior. Los inversores extranjeros retornaron a Tailandia el año pasado, pero sólo para adquirir a bajo precio el control de empresas con graves problemas de liquidez o endeudamiento.
"Las inversiones de cartera son buenas, porque abren el camino a la recuperación económica, pero nos gustaría más que retorne la inversión extranjera directa, para aumentar la producción y crear empleos", declaró el ministro de Finanzas, Tarrin Nimmanahaeminda.
Mientras, grupos de activistas advirtieron que para asegurar una recuperación económica sostenible es necesario resolver el problema del desempleo. Unos dos millones de tailandeses perdieron su trabajo en la crisis, lo que redujo gravemente los ingresos familiares.
"Los mercados de valores y monetario no representan a la economía tailandesa. Cualquier recuperación debe traducirse en beneficios tangibles para los ciudadanos comunes", señaló Panit Charoenphao, un sindicalista de Bangkok.
También existe el temor de que una euforia por la recuperación haga olvidar las demandas de cambios serios en la economía.
El FMI, por un lado, se cuida de hablar de una recuperación económica porque todavía presiona al gobierno para que abra más su economía y no desea que retroceda en las políticas económicas que le prescribió.
Por otra parte, activistas tailandeses presionan al gobierno, hasta ahora sin éxito, para que cambie el modelo capitalista de crecimiento explosivo por uno más estable y adecuado a las necesidades básicas de la población.
"Esto parece una repetición de los años previos a la crisis asiática, cuando un grupo de analistas económicos de moda y actores del mercado de valores convencieron al mundo de que Tailandia y otros países del sudeste asiático eran las nuevas economías tigres", expresó un miembro de una ONG de Bangkok. (FIN/IPS/tra-en/bs/js/mlm/if-dv/99