Las políticas de control del uso de tabaco aconsejadas por el Banco Mundial y destinadas a prevenir millones de decesos prematuros apuntan a reducir el consumo más que a desalentar la oferta.
Desde el punto de vista económico, las decisiones extremas de prohibición del tabaco "son insostenibles, ilusorias" y están, probablemente, "condenadas al fracaso", dice un estudio de la institución crediticia presentado ante la Asamblea Mundial de la Salud.
En cambio, el Banco Mundial recomendó a los países en desarrollo medidas para disminuir la demanda que resultan efectivas especialmente entre los niños, los adolescentes y los pobres.
Los gobiernos pueden reducir la demanda mediante aumentos de los impuestos sobre los cigarrillos, prohibiciones de publicidad y promoción de productos del tabaco y suministro de información sobre los riesgos del tabaquismo.
Las enfermedades derivadas del consumo del tabaco causarán en todo el mundo cuatro millones de fallecimientos en el 2000, dijo Prabhat Jha, especialista en salud de la Red de Desarrollo Humano del Banco Mundial, en la presentación del estudio este martes en Ginebra.
De mantenerse las actuales tendencias, la cifra de decesos crecerá hasta 10 millones en el 2030, de los cuales 70 por ciento se concentrarán en los países en desarrollo.
La Asamblea, máxima instancia de la Organización Mundial de la Salud (OMS), debate esta semana, entre otros asuntos, una propuesta para lanzar la negociación de un Convenio Marco sobre el Control del Tabaco.
El documento del Banco Mundial, denominado "Lucha contra la epidemia: políticas económicas y gubernamentales de control del tabaco", propone también que se favorezca el acceso a las terapias de sustitución de la nicotina para las personas dispuestas a abandonar el hábito de fumar.
El Banco desaconseja las medidas de reducción de la oferta porque si un abastecedor desaparece otro alternativo recibirá un estímulo para ingresar al mercado.
La sustitución de cultivos se presenta a menudo como una fórmula para reducir el abastecimiento de tabaco, pero existen escasas pruebas de que ocasione la esperada reducción del consumo.
Los incentivos que reciben los campesinos para cultivar tabaco son por lo general muy superiores a los estímulos destinados a la mayoría de las demás plantaciones, explicó Jha.
De todos modos, el Banco Mundial aceptó que, como parte de un programa más amplio de diversificación, pueden aplicarse estrategias apropiadas para ayudar a los campesinos más pobres productores de tabaco en su transición hacia otros cultivos.
El Banco vaticinó que el mercado del tabaco se mantendrá sólido por lo menos en las próximas décadas. Una declinación gradual del consumo reducirá, sin duda, la fuerza de trabajo de los campesinos cultivadores, estimó.
Empero, la pérdida de puestos de trabajo se registrará durante décadas, dijo el banco, que descartó un fenómeno brusco de desempleo en el sector.
Con la caída de la demanda, los recursos que los fumadores destinaban a los cigarrillos se gastarán en otros bienes y servicios que a su vez generarán ocupación, vislumbró el banco.
Sin embargo, reconoció, las economías de un número reducido de países, la mayoría de Africa subsahariana, dependen en gran medida del cultivo del tabaco.
En esos casos, mientras la reducción de la demanda interna tendrá escasas consecuencias, una contracción de la demanda mundial podría ocasionar pérdidas de empleos.
El estudio admitió que en el campo de la oferta existe una medida determinante para una estrategia de control del tabaco: la eliminación del contrabando.
El control del contrabando, que aumentará la recaudación procedente de los impuestos a los cigarrillos, puede ejercerse mediante la represión, la colocación de una estampilla fiscal prominente en los paquetes y la redacción en el idioma local de las leyendas de advertencia contra el tabaco.
Entre las recomendaciones del Banco Mundial figura el aumento de los gravámenes de acuerdo con los criterios de imposición vigentes en los países que aplican políticas de control del tabaco.
En esos países, los impuestos oscilan entre 66 y 80 por ciento del precio al consumidor de los cigarrillos.
El Banco Mundial recomienda también la publicación y la difusión de los resultados de las investigaciones sobre las consecuencias del tabaco en la salud.
El documento propone que los paquetes de cigarrillos lleven impresas leyendas de advertencia de dimensiones sobresalientes, que se apliquen prohibiciones generales a la publicidad y a la promoción y que se restrinja el uso del tabaco en lugares públicos y de trabajo.
Otra recomendación auspicia el amplio acceso a los sustitutos de la nicotina y a otras terapias para interrumpir el hábito de fumar.
El Banco Mundial estimó que las agencias de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) deben revisar sus programas y sus políticas para asegurar que se reconozca la importancia del control del tabaco.
Las instituciones de la ONU deberán auspiciar investigaciones sobre las causas, las consecuencias y los costos del tabaquismo, así como de la eficacia de las medidas aplicadas en las esferas locales.
La amenaza planteada por el tabaco a la salud pública es inaudita, pero la misma dimensión presenta el potencial de reducir la mortalidad causada por el hábito de fumar mediante políticas eficaces, dijo el Banco Mundial. (FIN/IPS/pc/mj/he if/99