/REPETICION/ SALUD: La OMS propone un mundo más justo, con gente más sana

La convicción en que una humanidad más sana puede construir un mundo más justo impregna el informe de la directora general de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Gro Harlem Brundtland, presentado a los ministros de Salud y a otros dirigentes internacionales.

Al cabo de un decenio de aplicación, las nuevas orientaciones de la OMS para la acción sanitaria en el Siglo XXI podrían salvar millones de vidas y repercutir de manera considerable en el bienestar de la población y en la lucha contra la pobreza, especificó el documento.

El documento, denominado "Informe sobre la salud en el mundo 1999: Cambiar la situación", fue preparado por Brundtland para presentarlo ante la Asamblea Mundial de la Salud, que sesionará en Ginebra del 17 al 25 de este mes.

La estadista noruega, que asumió hace un año la dirección de la OMS, insistió en que "el mundo podría realizar, durante el primer decenio del siglo XXI, progresos notables".

Brundtland vislumbra que en ese caso, "la mayoría de los pobres ya no estarían expuestos a una muerte prematura y a las discapacidades que en número excesivo padecen en la actualidad, y la pobreza misma disminuiría de manera considerable".

Con la misma perspectiva, "la esperanza de vida con buena salud aumentaría para todos. El tabaquismo y otros riesgos para la salud perderían importancia".

Las obligaciones financieras originadas en la atención de las necesidades médicas se afrontarían de manera más equitativa. A su vez, los sistemas de salud podrían responder con mayor calidad, eficiencia y compasión a las demandas cada día más diversas que afrontan.

Pero el cambio propuesto por el Informe de la OMS demanda una visión de futuro, un compromiso y un liderazgo mundial, no sólo de los gobiernos sino también del sector privado y de la sociedad civil.

Brundtland observó que "actuando de común acuerdo podremos transformar unas vidas actualmente estropeadas por la enfermedad y por el miedo a la ruina económica, en vidas llenas de una esperanza realista".

La directora de la OMS refirmó: "me he comprometido a situar la salud en el centro del progreama mundial de desarrollo, pues ese es el lugar que le corresponde".

"La realización de inversiones juiciosas en el campo de la salud puede revelarse como la estrategia más eficaz para sacar a la gente de la miseria", vaticinó.

El Informe de la OMS describe la revolución sanitaria verificada en el siglo XX, que aportó una baja de la natalidad y aumentos espectaculares de la esperanza de vida, transformando las estructuras demográficas y contribuyendo al crecimiento económico.

Sin embargo, el documento admite que los beneficios han ignorado a amplios sectores. Más de 1.000 millones de personas entrarán en el siglo XXI sin haber participado en la revolución sanitaria.

Sobre las poblaciones más desfavorecidas sigue pesando la carga inútil de la morbilidad y de la malnutrición. La prioridad de la acción sanitaria internacional consiste en reducir esas desigualdades. "Es además una meta alcanzable porque existen los medios necesarios", aseguró la OMS.

El panorama de los primeros decenios del siglo XXI se anuncia cargado de desafíos para las autoridades porque la amenaza de la morbilidad se presenta por partida doble.

Por un lado, se anticipan las nuevas epidemias de enfermedades no transmisibles y de traumatismos, cuya prevalencia aumenta en los países industrializados y en desarrollo.

En segundo lugar, aparecerá el "programa inacabado" de lucha contra las enfermedades infecciosas, la malnutrición y las complicaciones del embarazo cuyas víctimas principales son los pobres.

El documento advierte que pueden preverse intervenciones rentables para ejecutar ese "programa inacabado", pero la prevención y el tratamiento de las enfermedades no transmisibles serán con probabilidad más difíciles y costosos.

El Informe de la OMS anuncia la realización de acciones concertadas a escala mundial para afrontar al paludismo y la prevención de la mortalidad ocasionada por el tabaquismo.

En el caso del paludismo, el total de defunciones debidas a esa enfermedad podrían reducirse a unas 500.000 al año, equivalentes a la mitad de las registradas en la actualidad.

Esa mejora se alcanzaría con la inversión de una suma suplementaria anual de unos 1.000 millones de dólares destinados al refuerzo de los sistemas de salud.

El documento puntualizó que cada año se presentan entre 300 y 500 millones de casos de paludismo, con alrededor de un millón de muertes, la mayor parte en Africa subsahariana y en particular entre la población infantil.

Brundtland dijo que "así, hacer frente al paludismo equivale a librar una gran batalla en la lucha contra la pobreza. El paludismo no sólo es un problema de salud sino también un obstáculo al desarrollo social y económico".

En cuanto al tabaco, el documento propone la prohibición mundial de toda publicidad y promoción, el aumento regular y constante de los impuestos sobre los cigarrillos, un mejor acceso a los productos de sustitución del tabaco, como los parches de nicotina, y la creación de coaliciones antitabáquicas. (FIN/IPS/pc/ag/he/99

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