La industria camaronera de Panamá se encuentra en la cuerda floja por un virus que afecta a la cría en estanques y amenazas de sanciones de Estados Unidos para la pesca de arrastre, responsable de la mortandad de tortugas marinas.
Además de los 70 millones de dólares anuales que aporta al país, la actividad ofrece empleo a más de 15.000 personas, en la flota pesquera, las compañías dedicadas a la cría de camarones en estanques, las empacadoras y el sector artesanal, este última dedicado al mercado local.
La exportación de camarones representa alrededor de 10 por ciento del total de las ventas externas anuales de Panamá.
Hasta principios de este año, el sector mostraba un pujante crecimiento, pero la aparición del virus conocido como "mancha blanca" y la amenaza de Estados Unidos de cerrar su mercado debido al aumento de la mortandad de tortugas marinas, echó sombras sobre la industria camaronera.
El Servicio Nacional de Pesca Marina de Estados Unidos, encargado de inspeccionar las flotas pesqueras de los países que exportan a su mercado, adujo recientemente que en Panamá no se están usando los dispositivos exclusores de tortugas marinas convenido entre ambos países en 1996.
Luego de intensas negociaciones, la institución estadounidense aceptó realizar una segunda inspección a mediados de mayo, tras lo cual adoptará una decisión definitiva.
El dispositivo que deberían utilizar los 256 barcos panameños que se dedican a la captura del camarón consiste en una parrilla rígida de metal con abertura a ambos lados colocadas en la redes de arrastre para que las tortugas marinas puedan liberarse.
Gustavo Justines, secretario ejecutivo de la Asociación Nacional de la Industria Pesquera Panameña, dijo que en 1996 se establació que todas las embarcaciones dedicadas a la pesca de arrastre debían contan con ese dispositivo para preservar especies en vías de extinción, como tortugas y delfines.
Pero algunos capitanes de barcos estarían eludiendo la instalación de ese dispositivo cuando se dedican a la captura de camarones, o están utilizando inadecuadamente el sistema exclusor, que si "está bien instalado debe dejar salir a un 98 por ciento de las tortugas que entran en él", subrayó Justines.
Estados Unidos cerró su mercado al atún procedente de Panamá a principios de esta década, debido a que los barcos que se dedicaban a esta actividad se negaban a usar un dispositivo exclusor para los delfines capturados accidentalmente.
Dicho embargo, levantado a fines del año pasado, le costó a Panamá la pérdida de unos 100 millones de dólares anuales.
Sin embargo, en esta ocasión Justines considera que "el problema será superado porque se está trabajando arduamente para que los barcos camaroneros pasen la inspección" del Servicio Nacional de Pesca Marina de Estados Unidos.
El problema parece más complejo en el caso del virus de la mancha blanca, que afecta a unas 64 compañías camaroneras dedicadas al cultivo en estanques en la zona central y occidental de Panamá, que exportan alrededor de 25 millones dólares anuales, fundamentalmente a Estados Unidos.
Fernando Jimenez, director de Control y Sanidad Acuícola de la Sección de Recursos Naturales de México, quien asesoró a los productores afectados por el virus en Panamá, afirmó que la enfermedad es grave pero manejable.
El virus de la mancha blanca podría haberse originado en algún país asiático e introducido en América a través de larvas importadas desde aquella región, explicó Jimenez.
Otra teoría es que el virus pudo haber sido trasladado a América por las corrientes marinas que acompañaron al huracán Mitch, que el año pasado afecto a países de la región.
Sin embargo, el virus que afecta el crecimiento y posteriormente mata a los camarones no es peligroso para la salud humana "y no va a ser devastador" para el sector camaronero local, subrayó Jimenez.
El ministro de Desarrollo Agropecuario de Panamá. Manuel Miranda, señaló que la enfermedad "puede ser controlada mediante acciones técnicas que lleven a convivir al productor con la enfermedad".
El ministro indicó que se ha elaborado un plan de manejo para la cría de camarones en estanque, que abarcan desde la producción de las larvas en laboratorio hasta la captura para su exportación.
Enoch Sánchez, dirigente del Sindicato Nacional de Trabajadores de Industrias Aropecuarias, denunció que los propietarios de las compañías afectadas por el virus "han despedido decenas de trabajadores" debido a la merma de producción.
"Se dice que este virus es manejable, pero sin embargo la realidad es otra, ya que el camarón se está muriendo (en los estanques) por lo que considero que es un problema delicado", concluyó Sánchez. (FIN/IPS/sh/ag/if/99