El derrumbe de puentes causado por las torrenciales lluvias registradas esta semana en Nicaragua dejó aisladas a unas 200.000 personas en el norte y occidente de este país, una de las zonas más afectadas por el huracán Mitch que se abatió sobre América Central el año pasado.
El caso más grave es el de la ciudad de Ocotal, cabecera del departamento de Nueva Segovia 223 kilómetros al norte de Managua, una de las más golpeadas por Mitch en octubre y noviembre.
Esta ciudad de 34.000 habitantes quedó aislada del resto de este país, después que la crecida del Río Coco, ocasionada por las fuertes lluvias caídas en Honduras, junto con otros diez municipios del norte que también están incomunicados entre sí.
Las fuertes corrientes arrasaron con la rampa provisional y las alcantarillas instaladas en enero por los infantes de la Marina de Estados Unidos que participaron en la misión Sembrando la Esperanza, tras la caída del puente al paso del huracán Mitch.
Con la destrucción de la rampa, también quedó paralizado parcialmente el tráfico de carga y pasajeros entre Nicaragua y Honduras, y decenas de vehículos están estacionados desde la tarde del miércoles a ambos lados de la frontera.
El ejército nicaragüense anunció que instalará dos puentes portátiles como solución de emergencia.
Mientras, en el occidente de Nicaragua, al menos tres municipios y 16 comunidades del departamento de Chinandega, también fronterizo con Honduras, quedaron aisladas debido al derrumbe de puentes provisionales o a los cortes de caminos causados por las correntadas de lluvia.
La alcaldía de Somotillo, 202 kilómetros al occidente de Managua, informó que unas 117 familias de la comunidad San Enrique, fronteriza con Honduras, se encuentran incomunicadas debido al desborde de unos cinco ríos que convergen en el río Guasaule.
Otras siete comunidades de ese municipio están aisladas "y no sabemos la situación de unas 6.000 personas que viven ahí", informó Nilda Acuña, concejal de Somotillo.
El Instituto Nicaragüense de Meteorología anunció que en las próximas horas continuarán las lluvias.
Otras ciudades importantes del norte del país, como Somoto, Jinotega, Matagalpa y Estelí, podrían quedar aisladas en las próximas horas si continúan las lluvias.
Mientras, el gobierno de este país de 4,2 millones de habitantes suspendió los trabajos de reconstrucción de las carreteras destrozadas por el huracán Mitch en octubre, debido a que se agotó el presupuesto para pagar a las compañías contratadas para ello.
El huracán causó la destrucción total de 29 puentes y parcial de 54, y de unos 1.300 kilómetros de carreteras pavimentadas, además de 11.918 kilómetros de caminos no pavimentados, informó el Comité Nacional de Emergencia en noviembre.
El gobierno calculó que la reparación total de la infraestructura dañada costará más de 800 millones de dólares.
La suspensión de los trabajos significó la paralización de unos 40 proyectos de reconstrucción de carreteras, puentes y caminos rurales y el despido de unos 3.000 obreros.
El presidente de la Cámara Nicaragüense de la Construcción, Francisco Reyes, calificó de "errada" la decisión del Ministerio de Transporte e Infraestructura.
"La situación es grave y aun más en aquellos lugares donde no se pudo hacer reparaciones. El país podría volver a quedar incomunicado, sin necesidad que llueva tanto a como sucedió durante el huracán", expresó Reyes.
El empresario dijo que, si se comparan los daños causados por el huracán a la red vial, es muy poco el dinero que invertido en la reconstrucción, así como los trabajos realizados durante los siete meses transcurridos desde el Mitch.
El ministro de Transporte e Infraestructura, Jaime Bonilla, partió el jueves a Estocolmo, donde participará entre los días 25 y 28 en la reunión entre representantes de los países afectados por Mitch y de la comunidad donante.
Nicaragua espera obtener unos 300 millones de dólares para financiar siete proyectos de reconstrucción de los principales puentes y carreteras.
Los alcaldes de los municipios afectados se quejan de la actitud "poco preocupada" del gobierno, al que acusan de no hacer lo necesario para reparar los daños a la infraestructura.
Cruz Zepeda, alcalde de San Pedro, fronterizo con Honduras 237 kilómetros al occidente de Managua, dijo necesitar 86.000 dólares para reparar tres alcantarillas pero el gobierno "no aprobó ningún proyecto".
Por otra parte, el jueves fueron colocadas en una fosa común más de 35 bolsas con osamentas de las víctimas del deslave del volcán Casita, en el municipio de Posoltega, 118 kilómetros al occidente de Managua.
En cada bolsa podían encontrarse entre dos y cuatro cadáveres, y fueron lanzadas a la fosa común a mano limpia por cuatro sobrevivientes del alud, que mató a 2.567 personas cuando las lluvias causadas por el Mitch provocaron el derrumbe de una de las paredes del volcán el 30 de octubre.
Tomás Mayorga, campesino y dirigente de los damnificados dijo que "es muy difícil saber cuántas personas hay en cada bolsa, porque en lugares donde se quemaron hasta cinco cuerpos sólo encontramos algunos huesos".
Los huesos depositados fueron recolectados por una brigada de 20 sobrevivientes de la tragedia, que de forma voluntaria se integraron a la labor de buscar, recoger y sepultar los cadáveres que se encuentran al aire libre en la zona, después de las primeras lluvias.
La brigada de voluntarios recibió apoyo de la esposa del embajador de Estados Unidos en Nicaragua, Miriam Gutiérrez, y de organizaciones no gubernamentales extranjeros y nacionales.
Juana Rodríguez, una de las pocas sobrevivientes, dijo entre sollozos que "uno no está seguro de que sean ellos" sus familiares, "pero al menos nos queda algo de tranquilidad". Rodríguez perdió a 45 familiares en la tragedia, entre ellos a cuatro de sus hijos y a su madre.
"A muchos nos da tranquilidad saber dónde van a quedar los cuerpos para poder ir a visitarlos o dejar alguna flor", dijo la alcaldesa de Posoltega, Felícitas Zeledón.
"En nuestra cultura, enterrar a nuestro muertos es un símbolo de que, en alguna medida, estás aceptando la muerte y eso es importante porque a los familiares les da cierta tranquilidad", sostuvo Marta Cabrera, del Centro Antonio Valdivieso, que brinda atención sicosocial a más de 2.000 afectados de Posoltega.
"No sólo la pérdida de seres queridos es lo que afecta a los damnificados. También están los seis meses que llevan viviendo en los refugios en condiciones infrahumanas", agregó Cabrera.
Los damnificados no tienen comida desde el martes, situación que tiene alarmada a la Alcaldesa de Posoltega. "Tenemos más de un mes de no recibir ayuda y no sabemos cómo resolverlo", agregó. (FIN/IPS/wg/mj/en dv/99