Los esfuerzos por abatir el rezago histórico en la investigación en México, que destina solo 0,38 por ciento de su producto interno bruto (PIB) a la ciencia y la tecnología, se renuevan a partir de una nueva norma que estimula la inversión.
La Ley para el Fomento de la Investigación Científica y Tecnológica aprobada a fines de abril contempla entre sus principales objetivos estimular la canalización de recursos oficiales y privados hacia el área.
México invierte el equivalente a 110 dólares por habitante en el campo de la educación, es decir 92,7 por ciento menos que Estados Unidos y Canadá, con los que suscribió desde hace cinco años el Tratado de Libre Comercio de América del Norte.
La inversión en investigación y desarrollo ha caído desde 1994, cuando registró 0,44 por ciento del PIB, según datos del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt).
"El enorme capital humano que posee México, donde hay investigadores altamente calificados, podrá finalmente ser utilizado para enriquecer el plantel académico" del país, dijo a IPS Ricardo Gómez Romero, Premio Nacional de Química 1994.
La nueva legislación aprobada el 30 de abril otorga a los 40 centros estatales de investigación, creados en México hace 30 años, mayor autonomía de gestión y exige que los mismos participen en actividades docentes, explicó Gómez Romero.
Los recursos de esos centros deberán ser volcados en la formación de profesionales, en colaboración con las universidades o institutos de educación superior, señaló Gómez Romero, Maestro Distinguido de la Universidad Autónoma de México.
Destacó que la ley resuelve así una "parte importante" de las necesidades del país en la formación de las generaciones futuras de profesionales, pero ahora la comunidad científica espera "un compromiso definitivo en cuanto a las inversiones" en la materia.
En México, con más de 94 millones de habitantes, se reciben 300 médicos al año, mientras en Estados Unidos lo hacen 20.000, en una población de casi 270 millones, según datos oficiales.
Además, por cada 10.000 habitantes hay 9 investigadores, contra 125 en Alemania, 135 en Japón, 120 en Estados Unidos, 80 en Francia y 30 en La India.
Para el presidente de la Academia Mexicana de Ciencias, Bolívar Zapata, la nueva ley abrirá una "poderosa ventana" al desarrollo nacional de la ciencia.
Asimismo, hace crecer las expectativas de acelerar el apoyo de las instituciones públicas en la toma de conciencia sobre la importancia del conocimiento y la investigación en el crecimiento del país, añadió.
La nueva ley otorga voz a la comunidad académica y científica mexicana, estimó el director general de Conacyt, Carlos Bazdrech.
Además permitirá coordinar esfuerzos entre los sectores público y privado, así como entre la comunidad científica y los empresarios.
El 64 por ciento de los industriales de México importan el equipo técnico que utilizan y sólo cinco por ciento de las compañías cuentan con tecnología de punta.
La inversión de las empresas privadas del país en investigación y desarrollo se ha mantenido en niveles mínimos, debido a que los empresarios eluden arriesgar en un campo que requiere largos períodos de maduración, señalan diversos estudios.
Las leyes fiscales del país consideran estímulos a la inversión en proyectos de investigación, al deducir 1,5 por ciento del gasto de las empresas en dichas actividades.
"El punto más importante es convencer no sólo al gobierno sino a la sociedad" de promover el apoyo a la ciencia y de otorgar mayores estímulos fiscales a quienes compartan el interés por el conocimiento, destacó por su parte el investigador René Drucker.
Varios diputados habían advertido desde antes de que se aprobara le ley que ésta no solucionaría el fondo del problema, pues sólo norma el apoyo a los científicos y se olvida de la coordinación y promoción directa en actividades de investigación.
Paralelamente, el Poder Ejecutivo reformó el Sistema Nacional de Investigadores (SNI), ampliando de 4 a 7 las áreas de conocimiento del organismo creado en 1984 y el cual agrupa a 6.800 científicos.
De acuerdo con la reforma, el trabajo que realicen los científicos en materia tecnológica será considerado para su permanencia o promoción dentro del SIN.
El investigador Alejandro Canales lamentó la ausencia en el país de un "sistema masivo" de científicos, pues fuera del SIN "existen pocas oportunidades para fomentar un robusto plantel" de investigadores. (FIN/IPS/pf/dm/ed ip/99