Los asesinatos de un cardenal, un candidato presidencial, un alto dirigente político y un juez cometidos entre 1993 y 1995 en México continúan desprestigiando al gobierno y al sistema judicial, hasta hoy incapaces de resolverlos.
Este lunes se cumplieron seis años del asesinato del cardenal Jesús Posadas, que sigue impune porque las autoridades quieren encubrir a los "peces gordos", según el cardenal Juan Sandoval.
La Procuraduría General, dirigida por cuatro diferentes personas desde 1993, concluyó que el prelado fue asesinado en el aeropuerto de la ciudad de Guadalajara al quedar en medio de una balacera entre mafias enemigas. Sin embargo, admitió que aún están abiertas otras hipótesis.
Posadas fue víctima de un complot, afirmó la Iglesia Católica, que demandó que la Procuraduría General interrogue a nuevos testigos.
Como en los otros asesinatos, el gobierno de Ernesto Zedillo, en funciones desde diciembre de 1994, prometió que resolvería el del religioso antes de terminar su gestión. Faltan 17 meses para que Zedillo deje el cargo y ninguno de los crímenes ha sido resuelto.
Tras la muerte del cardenal Posadas, a quien algunas investigaciones atribuyen vínculos con el narcotráfico, en marzo de 1994 el sistema político mexicano se vio otra vez alterado con el asesinato de Luis Colosio, entonces candidato presidencial del gobernante Partido Revolucionario Institucional (PRI).
En septiembre de 1994, cuando el escándalo por la muerte de Colosio aún se mantenía en alto, el secretario general del PRI, Francisco Ruiz Massieu, cayó abatido a tiros en las afueras de un hotel de la capital.
En junio de 1995, el juez Abraham Polo Uscanga, quien denunció presiones oficiales contra los tribunales, fue encontrado muerto con un disparo en la cabeza.
Hasta hora ninguno de los cuatro casos ha sido resuelto y las versiones sobre los móviles se multiplican con el paso del tiempo.
Diversas encuestas realizadas por diarios mexicanos indican que más de 60 por ciento de la población opina que nunca se resolverán los asesinatos que en su momento cimbraron el sistema político.
En las investigaciones, salpicadas por escándalos de corrupción y revelaciones que indican que algunas pesquisas se realizaron con ayuda de hechiceros y videntes, han sido involucrados sin pruebas concluyentes personas relacionadas con altas esferas del poder político.
Por el caso de Ruiz Massieu fue condenado en la primera de tres instancias a 50 años de prisión Raúl Salinas, hermano del ex presidente Carlos Salinas (1988-1994).
Las personas que al parecer asesinaron a Colosio y Ruiz Massieu están detenidas, pero los móviles y los autores intelectuales aún son un misterio.
En las investigaciones, de las que se han ya escrito varios libros, se menciona con insistencia el narcotráfico.
En México operan unas cinco bandas importantes de traficantes de drogas, que mueven miles de millones de dólares al año, utilizan el sistema financiero para blanquear dinero y corrompen a políticos, empresarios y personajes públicos de distintos niveles, así como a las fuerzas de seguridad del Estado.
En diversos momentos, la prensa ha publicado nombres de funcionarios públicos y políticos involucrados, al parecer, con los carteles de la droga. Sin embargo, los casos comprobados son pocos.
Los homicidios de altos dirigentes políticos y religiosos "son crímenes dentro del sistema, porque el narcotráfico es ya un elemento fundamental en la estructura del poder en México", opinó el analista y académico Luis Javier Garrido. (FIN/IPS/dc/mj/ip/99