Brasil reducirá el alcance de la recesión prevista para este año y en el 2000 crecerá entre cuatro y cinco por ciento, se aseguró hoy en la Cumbre Económica del Mercosur, organizada en la capital chilena por el Foro Económico Mundial.
El optimismo fue la nota predominante en el panel sobre la situación brasileña realizado en el segundo día de esta reunión sobre las perspectivas económicas de América Latina y el Mercosur (Mercado Común del Sur), que finalizará el viernes.
El canciller Luiz Felipe Lampreia fue uno de los expositores en el foro que moderó el presidente del Banco Interamericano de Desarrollo, Enrique Iglesias, y en el cual participó así mismo el vicepresidente de Bolivia, Jorge Quiroga.
El Foro Económico Mundial, una fundación con sede en Ginebra e integrada por ejecutivos de 500 grandes empresas internacionales y políticos y académicos, considera la evolución de Brasil clave para América Latina en el inicio del nuevo milenio.
El impacto de la crisis internacional en Brasil, con la devaluación del real en enero, creó incertidumbre sobre la mayor economía de la región y el futuro del Mercosur, integrado además por Argentina, Paraguay y Uruguay y que tiene a Chile y Bolivia como miembros asociados.
Cuatro meses después de la devaluación, el gobierno de Fernando Henrique Cardoso tiene controlada la situación, según se afirmó en el debate, en el que participaron además el diputado Emerson Kapaz y el banquero Winston Fritsch, ambos brasileños.
Lampreia atribuyó el mejoramiento de la situación de su país a la respuesta dada por el gobierno, sobre todo con el ajuste fiscal aprobado por el Congreso en marzo, que puso término "al círculo vicioso de la indexación".
Fritsch sostuvo que en marzo hubo cuatro "shocks positivos" en Brasil, que tuvieron el efecto de un "milagro" para superar la alarma creada con el desborde inflacionario de febrero, cuando la tasa anualizada de los precios aumentó a 20 por ciento.
Esos cuatro hechos fueron la aprobación del ajuste fiscal, la designación de Arminio Fraga como presidente del Banco Central, el nuevo acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el retroceso de la inflación, indicó el banquero.
Fue necesario practicar una "lobotomía" para enmendar rumbos y superar los factores que hicieron al país permeable a la crisis estallada hace dos años en Asia y que en 1998 llegó a Rusia, señaló Fritsch, presidente ejecutivo del Dresdner Bank de Brasil.
El elemento determinante hoy por hoy, agregó, es la caída de las tasas de interés como consecuencia del ajuste fiscal y del mejoramiento de las expectativas económicas en general y particularmente en materia de inflación.
A comienzos de año se preveía para Brasil una caída del producto interno bruto de 4,5 por ciento, pero ahora se cree que el resultado negativo será de 2,5 por ciento y se observan perspectivas de recuperación para fines de 1999, dijeron Lampreia y Fritsch.
El canciller aseguró igualmente que Brasil podrá crecer cinco por ciento en el 2000 y desde el 2002 avanzar entre seis y siete por ciento, y que este año la inflación será de sólo un dígito.
Para el diputado Kapaz, el aspecto clave para la recuperación brasileña está en la credibilidad internacional, demostrada por la acogida de los mercados financieros a bonos estatales por 3.000 millones de dólares.
El control del déficit fiscal pasa por el manejo de la deuda a largo plazo, cuyo perfil debe ser modificado para concentrar el gasto público en inversiones de infraestructura, ciencia y tecnología y salud y educación, áreas en que los empresarios privados no invierten, dijo el diputado.
Los panelistas coincidieron en que la crisis de Brasil sometió al Mercosur a un estado de tensión "importante, pero temporal", que ahora se está disipando, aunque es necesario extraer lecciones para asegurar el futuro del bloque.
La rigidez de la política monetaria brasileña previa a la devaluación plantea una advertencia para Argentina, con respecto a la eficacia a largo plazo de su fórmula de caja de conversión o paridad fija entre el peso y el dólar, señaló Fritsch.
Lampreia acotó que la dolarización propuesta por Argentina tras la devaluación brasileña fue una medida de defensa de Buenos Aires ante una posible corrida especulativa y que hoy lo que cabe considerar es una unión monetaria del Mercosur.
El canciller descartó el distanciamiento de Brasil del bloque subregional como eventual efecto de la crisis, y todos los expositores coincidieron en que la cooperación internacional y la integración son las vías para que el país recupere su potencial exportador.
El vicepresidente boliviano Quiroga dijo que la devaluación del real fue un accidente en una carretera insegura por la intersección de las crisis de los países del sudeste asiático y Rusia.
"En estos casos hay que manejar con cautela y Brasil es el camión grande de la economía latinoamericana. Si Brasil pasa, todos los demás pasamos detrás de él", expresó.
El tipo de cambio, las tasas de interés y el ajuste fiscal son las tres válvulas del "balde" financiero en épocas de crisis, pero el tipo de cambio se convierte en intocable en épocas electorales, señaló Quiroga, al comentar el panorama previo a la devaluación brasileña.
Para el vicepresidente, América del Sur puede ser el subcontinente de mayor potencial para el siglo XXI, si fortalece sus bases democráticas y la gobernabilidad, para lo cual se requiere la integración regional e internacional.
Bolivia, situada en el corazón de América del Sur, miembro de la Comunidad Andina y asociada al Mercosur, tiene en la integración física con Brasil una de las apuestas fundamentales para su futuro, concluyó Quiroga.
Al resumir las conclusiones del panel, Iglesias subrayó que las predicciones catastrofistas formuladas a comienzos de este año para Brasil están ahora silenciadas y el país atraviesa un ajuste "con parámetros económicos perfectamente manejables". (FIN/IPS/ggr/ff/if/99