Al menos 200 marroquíes cruzan cada mes el estrecho de Gibraltar con la ilusión de llegar a España y mejorar su nivel de vida, estiman observadores de Marruecos. Lo que nadie sabe es cuántos son los que llegan a destino.
Cientos de viajeros ilusionados, procedentes de otras costas de Asia y Africa, se unen a los barcos que salen por la noche desde Tánger, Safi y otros puertos del país norafricano hacia España. El peligro no cuenta porque no tienen nada que perder.
Marruecos se convirtió así en la Mecca de los futuros inmigrantes indocumentados en Europa.
Othmane Berrahou va todos los días a la playa de Safi, el tranquilo pueblo donde vive, 350 kilómetros al sur de Rabat, para contemplar el océano durante horas mientras se pregunta cuándo podrá realizar su sueño de escapar a Europa.
Los relatos de sus compatriotas que se animaron a desafiar las aguas agitadas del estrecho de Gibraltar y lograron cambiar su vida por completo del otro lado del estrecho, a sólo 14 kilómetros de su tierra natal, suenan como cuentos de hadas para Othmane, de 25 años.
Pero a veces los viajeros no logran llegar a destino porque la "patera", el pequeño barco de pesca en el cual viajan, se hunde en el mar, y otras veces el "capitán" del barco aprovecha la oscuridad para dejar su carga humana en otra parte de la costa de Marruecos y les dice que llegaron a España.
Las autoridades de Tánger arrestaron en marzo a 81 africanos y asiáticos que llegaron a Marruecos con el fin de unirse a los grupos que emigran ilegalmente a España, según admitieron ante un tribunal.
El tráfico humano hacia España se convirtió en un negocio floreciente en Marruecos, controlado por bandas que cobran entre 1.000 y 3.000 dólares por el viaje sin prometer siquiera una llegada segura.
"La gente recurre a cualquier medio, ya sea legal o ilegal, para escapar. Y no dudan en pagar grandes sumas de dinero para hacerlo", comentó el sociólogo y profesor Hamed Moumen Touil.
"Trato de imaginarme el modo de colarme en uno de los barcos europeos o estadounidenses que llegan al puerto de la ciudad", dijo Othomane a IPS.
Mil personas se ahogaron el año pasado en el estrecho de Gibraltar, según fuentes no oficiales, y se sospecha que este número es sólo la punta del iceberg.
Cerca de 90 por ciento de los jóvenes marroquíes desean emigrar y vivir en otro lado, reveló una encuesta realizada por el diario independiente Le Journal (El Diario) hace pocos meses.
Según la encuesta, 89 por ciento de los jóvenes de entre 20 y 29 años quieren emigrar. Pero dicho porcentaje disminuye a 71 por ciento entre los que tienen de 30 a 39 años.
Las mujeres no son la excepción, según la encuesta. La creencia generalizada es que las mujeres están más atadas que los hombres al lugar donde viven, pero 68 por ciento de las encuestadas aseguró que no dudaría en irse del país si tuviera la oportunidad de hacerlo.
Othmane, que terminó una carrera universitaria hace dos años, no consiguió trabajo todavía. Según el gobierno, hay 18 por ciento de desempleo en una población total de 30 millones de personas.
"Siento que me convertí en una pesada carga para mi familia", comentó Othmane.
El joven se pregunta amargamente si debe seguir dependiendo de su padre, que solventa a la familia de siete integrantes con una modesta pensión.
Por otro lado, Othmane sabe que hay pocas posibilidades de que logre llegar a Europa, ya que corre el riesgo de ser atrapado y repatriado por la Guardia Civil Española.
La mayoría de los inmigrantes ilegales atrapados en España y repatriados a Marruecos, según un acuerdo bilateral entre ambos países, son juzgados y condenados a un mes de cárcel en suspenso. Si reinciden, la condena es de dos meses de prisión que se pueden cambiar por el pago de una multa.
El acuerdo también estipula la intensificación de la cooperación económica y financiera de España para promover la creación de nuevos empleos en el norte de Marruecos, el lugar del que proceden la mayoría de los inmigrantes indocumentados y los traficantes de drogas. Pero el esfuerzo aún no dio resultados.
Othmane piensa con envidia en varios amigos de la infancia que se establecieron en Europa y cada vez que llegan a Marruecos a pasar sus vacaciones de verano ostentan automóviles, tarjetas de crédito y ropa de lujo.
El sociólogo Touil ruega que se elabore "una política eficaz de generación de empleos para detener la hemorragia y revertir la crisis social desencadenada por el desempleo". El gobierno socialista del primer ministro Abderrahmane Youssoufi no logró solucionar el problema en el año que lleva en el poder.
Para terminar con el desempleo, al igual que con otros problemas que sufre el país, se necesita tiempo, destacó Khalid Aliwa, ministro de Trabajo y portavoz del gobierno.
"El gobierno intenta disminuir la deuda externa y el déficit presupuestal para que sea posible aumentar el ahorro y alentar las inversiones, y así transitar hacia la creación de nuevos empleos para los graduados universitarios", explicó.
El gobierno también apuesta a la participación del emergente sector privado en la generación de puestos de trabajo.
Representantes del sector privado, que se enfrenta a varios obstáculos, sobre todo la burocracia administrativa y la legislación atrasada sobre inversiones y trabajo, sostienen que aún no pueden absorber a los miles de jóvenes graduados en los centros de formación terciaria y universidades del país.
"El gobierno debería eliminar los obstáculos y empezar por reformar la legislación existente y brindar facilidades al sector privado, si es que espera que dicho sector resuelva los problemas sociales", declaró Saeed Zerwali, propietario de una fábrica de ropa.
Más de 2.000 graduados universitarios desempleados de todo el país organizaron el mes pasado una sentada frente al parlamento, en el centro de Rabat, para protestar porque el gobierno no cumplió su promesa de solucionar el desempleo.
La Unión Europea triplicó la ayuda financiera a Marruecos para el período 1996-99, así que el país recibirá 150 millones de euros (157 millones de dólares) en lugar de los 44 millones de euros de antes.
La ayuda de la Unión Europea, que forma parte de la iniciativa del programa de cooperación mediterránea, está destinada a asistir a las pequeñas y medianas empresas y crear más oportunidades laborales. (FIN/IPS/tra-en/na/ak/ceb-mlm/pr/99