MALASIA: Obreros del caucho reclaman contra la explotación

Muchos de los 300.000 trabajadores de las plantaciones de caucho de Malasia comenzaron a reclamar sus derechos, luego de décadas de trabajar en condiciones de explotación.

Shanmugavalli Rajagopal, de 43 años, fue despedida en julio y se le pidió que abandone la vivienda que le facilita la plantación. Pero ella no pretende mudarse. "Si aplaudimos con una mano, no hay sonido. Pero si todos trabajamos juntos, algo podemos hacer", señaló.

Es probable que hace poco más de un año no hubiera pronunciado esas palabras combativas.

A cambio de salarios bajos, los 300.000 obreros del sector trabajaban mucho y servían de sólida base a la economía mientras generaban espectaculares ganancias a las compañías de caucho.

Pero ahora que las firmas están convirtiendo sus negocios a otros ramos aun más lucrativos y despiden a los trabajadores, muchos de ellos finalmente hallaron sus voces y exigen en alta voz lo que se les debe.

Con su actitud, los obreros incluso se arriesgan a quedar desempleados en esta época de recesión económica provocada por la crisis financiera que comenzó en el sudeste de Asia en julio de 1997.

"El gobierno no hace lo suficiente, no nos ayuda. Debemos unirnos para provocar un cambio", exhortó Subramaniam Periasamy, secretario de una comisión de trabajadores despedidos.

Jornaleros como Shanmugavalli y Subramaniam protestan porque los sueldos que reciben se basan en la cantidad de días trabajados, el peso del látex o el aceite de palma recogido y los precios imperantes de la materia prima.

En consecuencia, el mal tiempo y la caída de los precios reduce sus salarios que apenas alcanzan a 79 dólares por mes.

El salario real de los obreros del caucho se mantiene estancado desde los años 70, y son los únicos trabajadores de este país que no gozan de un aumento anual en el convenio colectivo con sus empleadores.

Así mismo, las compañías crean un sentido de dependencia entre los trabajadores brindándoles pequeñas casas con los servicios más básicos.

Con los bajos salarios que reciben, los obreros no tienen otra opción que permanecer en las plantaciones ya que incluso una vivienda económica fuera de las mismas cuesta 9,200 dólares, muy por encima de su alcance.

Ahora la situación se agravó con la tendencia a la reducción de empleos en las plantaciones.

Las firmas exigen a cientos de trabajadores despedidos que abandonen sus casas en las plantaciones, pero la indemnización que reciben, entre 789 a 1.842 dólares, no les alcanza para adquirir viviendas fuera de las mismas, donde han vivido durante décadas.

Ahora los obreros exigen 263 dólares por cada año de trabajo realizado y acceso a viviendas económicas permanentes. También reclaman un salario mensual mínimo de 197 dólares, un aguinaldo anual y 13 dólares de aumento por año.

Los trabajadores del sector ya enviaron cuatro cartas al primer ministro Mahathir Mohamad, pero no obtuvieron respuesta.

El 19 de abril, 40 autobuses con 1.600 obreros de 200 plantaciones se trasladaron a Kuala Lumpur, donde los trabajadores se alinearon en la avenida que conduce al Parlamento con pancartas que expresaban sus reclamos.

Los manifestantes también llevaban 50.000 postales firmadas en una carretilla y en dos latas, que por lo habitual se usan para contener el látex, sostenidas por un palo.

Cada postal, dirigida a Mahathir, contenía el nombre de un trabajador, su número de documento de identidad y su firma. Las postales luego fueron arrojadas en la entrada del Parlamento, pero ningún representante del gobierno salió a recibirlas.

Esto confirma que "el gobierno es indiferente a la situación de los obreros y tiene interés en proteger las ganancias de las plantaciones", declaró el activista Ganesh Rasagam.

El ministro de recursos humanos Lim Ah Lek sostuvo que la protesta fue instigada por organizaciones no gubernamentales con propósitos ocultos, y se negó a hablar sobre los reclamos de los obreros.

Los trabajadores cuentan con el apoyo del Congreso de Sindicatos Malasios, una organización que reúne a organizaciones sindicales de varias industrias.

Pero el Sindicato Nacional de Obreros de Plantaciones tomó distancia de la protesta y expresó que continuará negociando con los empleadores.

Los observadores aseguran que el gobierno no puede ignorar a los trabajadores por mucho tiempo, ahora que se acercan las elecciones generales de abril del próximo año.

"No se puede engañar más a los obreros. Ya no quedan excusas", dijo Ganesh. (FIN/IPS/tra-en/an/cb/js/aq/lb-hd/99

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