MALASIA: Crisis política quintuplica venta de periódico opositor

El bisemanario Harakah tenía un tiraje pequeño en Malasia hasta que su cobertura de la destitución y el proceso seguido al detenido ex viceprimer ministro Anwar Ibrahim lo catapultó a los primeros lugares de ventas de la prensa de este país.

Hace apenas un año, el Harakah vendía los lunes y viernes la modesta cantidad de 60.000 copias. Entonces, en septiembre se produjo la destitución de Anwar y su posterior arresto.

Miles de malayos dejaron de lado los diarios oficialistas y buscaron en los quioscos de prensa puntos de vista alternativos y análisis en profundidad de la crisis política.

Fue así que las ventas de Harakah se dispararon en una noche a 300.000 ejemplares. Ahora, mientras Anwar, el líder de "reformasi" (reformas democráticas), está en la carcel con una pena de seis años de prisión, la circulacion del órgano de prensa oscila entre 250.000 y 260.000 copias.

Esas cifras superan las de los diarios más antiguos, muchos de los cuales venden menos de 200.000 copias diarias. Harakah también aparece en Internet, la red informática mundial, donde tiene más lectores aún.

La popularidad del bisemanario fundado hace 11 años no sólo irrita a los demás órganos de prensa, sino también al gobierno. Después de todo, Harakah es publicado por el opositor Partido Islamico Pan Malayo (PAS).

El periódico mostraba antes una imagen conservadora y hacía hincapié en su línea religiosa, pero en los últimos meses amplió notablemente la cobertura de sus noticias con un enfoque más liberal.

Es evidente, no sólo para el gobierno, que los cambios y la popularidad del periódico son el resultado directo de la crisis política y del interés del público por conocer la verdad.

"Nos vimos obligados a ser más abiertos", reconoció Abda- Rahman Koya, el editor de la sección inglesa, y agregó que en estos días Harakah publicó incluso artículos críticos sobre el PAS.

Pero con el éxito también surgieron los problemas. El 29 de abril, Ummi Hafilda, una mujer que acusó a Anwar de agresión sexual, anunció que había demandado por difamación a Harakah y pedía una indemnización de 15,8 millones de dólares.

El artículo cuestionado era un comentario satírico escrito por el notorio cronista del movimiento "reformasi", Sabri Zein. Ummi, quien afirma ser virgen, dijo que el periódico insinuaba que era una ramera. Si un tribunal falla en su favor podría enviar a Harakah a la bancarrota.

Sin embargo, el caso no convenció al plantel periodístico de Harakah de cambiar su línea informativa de los últimos meses. "Básicamente, lo consideramos una intimidación. Se trata de un intento del gobierno para silenciarnos", declaró Abdah-Rahman.

No es la primera vez que el periodico recibe una amenaza del poder. En octubre, el Ministerio del Interior, que concede los permisos de publicación, advirtió a Harakah que respetara una cláusula clave de su permiso, la de la venta exclusiva a los afiliados del PAS y no al público en general.

Cada copia de Harakah lleva escrito "sólo para afiliados" del PAS en su primera página, y los vendedores de diarios deben exhibir los ejemplares del periódico por separado.

Pero los vendedores reparten el periódico discretamente al público y muchos piensan que el gobierno puede hacer muy poco para impedirlo, a menos que prohíba su circulación. "Todos nuestros distribuidores son miembros del PAS, pero más allá de eso no tenemos ningún control", explicó Abdah-Rahman.

No es un secreto que Harakah es leído fuera de los círculos del PAS desde septiembre de 1998. Dos años antes, la publicación de 40 páginas sacó un suplemento en inglés. La iniciativa atrajo nuevos lectores, muchos de ellos extranjeros que antes no lo compraban por su fuerte imagen islámica.

La respuesta de los no musulmanes superó incluso las expectativas del plantel editorial. "Estamos siendo literalmente inundados con cartas de no musulmanes desde que comenzamos la sección en inglés", informó Abdah-Rahman.

El atractivo va más allá del idioma, por supuesto. En el pasado, siendo Harakah una publicación del PAS, no podía ganar nuevos lectores porque los no musulmanes no están de acuerdo con la línea partidaria que pretende establecer un estado islámico.

El tema también fue obstáculo para que el PAS tuviera lazos más estrechos con otras fuerzas opositoras.

En la actualidad, el contenido editorial de Harakah refleja el nuevo sentido de cooperación del partido con aliados que no comparten su ideología política.

El periódico publica ahora regularmente los comunicados del Partido Nacional de Justicia, el Partido de Acción Democrática y el Partido Popular Malayo, junto con noticias de otros grupos de presión.

"Básicamente, queremos ser un diario no sólo para el PAS sino también para otros partidos de oposición que fueron segregados de los otros medios", dijo Abdah-Rahman.

Según el analista de prensa Mustafá Anuar, la postura más abierta de Harakah ofreció "el tan necesitado espacio a los malasios disconformes que, de otra manera, no podrían manifestar sus puntos de vista, especialmente en la prensa tradicional".

"En cierta medida, el periódico da la posibilidad de debate, que es vital para la democracia", opinó.

Los medios establecidos están en crisis por la falta de credibilidad que provocó la deserción de sus lectores. Por eso, durante la Jornada Mundial de la Prensa Libre, el ministro del Interior, Abdullah Badawi, recibió un pedido, firmado por 581 periodistas de 11 diarios, de mayor libertad de expresión y la abolición de la legislación restrictiva.

La ley de Publicaciones permite al gobierno clausurar cualquier diario y obligar a sus editores a renovar su licencia cada año. La medida sirvió para cerrar tres diarios durante una acción represiva contra la oposición en 1987.

Desde entonces, la autocensura conspiró contra la libertad de prensa. (FIN/IPS/tra-en/an/cb/ego/aq/cr-ip/99)

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