Koichiro Imamura, de 66 años, se presenta a sí mismo como "amo de casa de tiempo completo" e insiste en que no tiene remordimiento por haber renunciado a sus 30 años de trabajo fuera del hogar como gerente de una compañía mediana en Japón.
"Decidí ser directamente abierto sobre mi nueva función. En realidad no me preocupa hacer todas las cosas que antes se consideraba correspondían a mi esposa", dijo con una sonrisa.
La situación de Imamura revela un cambio sorprendente con respecto de los roles de género en esta sociedad conservadora y dominada por los hombres. Una investigación del Ministerio de Trabajo sobre ocupaciones confirma lo que los analistas consideran una gran transformación en curso en Japón.
Encuestas realizadas entre 1985 y 1995 revelan que la cantidad de hombres que se declaran amos de casa de tiempo completo en documentos oficiales ascendía a 506.000, y que los amos de casa de tiempo parcial eran 340.000, en la población de 125 millones de habitantes.
"Las estadísticas de los amos de casa seguirán aumentando mientras las mujeres obliguen a sus esposos a cambiar", dijo el comentarista Haruki Murasi.
"Cada vez más hombres comienzan a darse cuenta de que, a menos que aprendan a manejar la aspiradora, podrían pasar la vejez sin la compañía de sus esposas", afirmó.
Murase, de 55 años, logró la fama instantánea a principios de los años 80 al declararse el "primer amo de casa" de Japón, cuando decidió renunciar a su empleo y cuidar de sus hijos.
Existe un cambio sutil en las normas culturales fuertemente arraigadas que otrora regían al país, aseguró. "Aunque es verdad que los hombres jóvenes no hacen mucho en la casa, ahora hay muchos más hombres mayores dispuestos a cocinar y limpiar que hace 50 años", agregó.
"Así mismo, las encuestas indican que la relación de la pareja mejora como consecuencia", sostuvo Murase.
Las estadísticas oficiales muestran que el mayor número de amos de casa ocurre entre los 65 y 69 años, con 127.380, seguido por 95.000 mayores de 70 años.
Las razones se deben a la muerte de las esposas o por el trabajo de la cónyuge. En muchos casos, los hombres declararon su conformidad estando a cargo de la cocina y la limpieza.
Mitsuko Yamaguchi, al frente del grupo de mujeres Asociación Memorial Ichikawa Fusae, atribuye el cambio de los roles de género al hecho de que más mujeres ejercen su derecho al desarrollo individual.
"La sociedad japonesa sigue basándose en conceptos tradicionales. Pero cuando los hijos abandonan la casa, hay más mujeres que participan en actividades fuera del hogar, como trabajos de tiempo parcial o comunitario, lo que significa que no están ahí sólo para cuidar a sus esposos, como antes", explicó.
El mes pasado, la oficina del primer ministro, citando al índice de género del Programa de Desarrollo de las Naciones Unidas, señaló que Japón se encuentra en el lugar 38 en el mundo en relación a la participación femenina en los procesos de decisión.
El informe precisa que sólo 24 mujeres ocupan lugares en las 500 bancas de la cámara de representantes del parlamento, y aunque comprenden poco más de la mitad de la fuerza laboral, aún están lejos de recibir un tratamiento equitativo en el trabajo.
No obstante, como lo indica la situación de Imamura, están ocurriendo importantes novedades en Japón.
Muchos de los cambios no se pueden medir solamente según los términos occidentales, como en el lugar de trabajo, dada la poca relevancia que tienen las mujeres históricamente en la sociedad japonesa. Pero desde un punto de vista japonés, esos cambios son notables.
Los analistas sostienen que las mujeres, excluidas del nivel ejecutivo en las grandes compañías, no obstante adquirieron una posición envidiable en la sociedad actual.
En contraste con sus esposos, atados a sus empleos, las amas de casa, que ahora tienen menos hijos y están a cargo del presupuesto hogareño, cuentan con el tiempo libre y la independencia económica que sólo eran un sueño para las generaciones anteriores.
Una encuesta realizada en abril por la empresa de comunicaciones Asahi reveló que casi 70 por ciento de las mujeres encuestadas revelaron que, si pudieran nacer nuevamente, les gustaría ser mujeres otra vez.
"No es ninguna sorpresa. La mayoría de las japonesas la pasan bien comparado con los hombres en lo que respecta al tiempo libre que tienen", dijo Yamaguchi.
Murase agrega que la ruptura de la burbuja económica japonesa ayudó a modificar los roles de género porque más mujeres tendrán que trabajar para mantener el hogar y, en consecuencia, buscarán empleos de tiempo completo y no parciales. (FIN/IPS/tra-en/sk/js/aq/pr/99