Italia debe enfrentar un fenómeno que creía desaparecido: el terrorismo, con un atentado mortal perpetrado por las Brigadas Rojas (BR) después de 11 años de inactividad.
La prensa italiana de este viernes refleja el impacto que provocó en el país el asesinato de Massimo D'Antona, dirigente del Partido Democrático de Izquierda (PDS), la principal fuerza del gobierno, y protagonista del pacto social, el acuerdo entre empresarios y sindicatos.
"Vuelven los asesinos BR", tituló a lo ancho de su primera página el diario La Repubblica. "Vuelve la pesadilla BR", advirtió Il Messaggero, mientras el Corriere della Sera destacó "la pesadilla del terrorismo".
"Los peores años de nuestra vida vuelven como una pesadilla que creíamos superada y disuelta", alertó el director de La Repubblica, Ezio Mauro, en un editorial de primera página.
La opinión pública italiana consideraba diezmadas y desaparecidas a las Brigadas Rojas, un movimiento armado activo en los años 70 y hasta fines de los 80.
Las Brigadas Rojas difundieron un documento de 28 páginas encabezado por su emblemática estrella de cinco puntas para atribuirse el asesinato de D'Antona, un profesor universitario de 51 años al que acribillaron en Roma.
El comunicado se refiere a la guerra de los Balcanes y destaca la responsabilidad del PSD en los bombardeos de la Organización del Tratado del Atlántico Norte a Yugoslavia.
Con el mismo lenguaje que la organización utilizaba en los llamados "años de plomo", el comunicado identifica como principales enemigos de las Brigadas Rojas a "la izquierda y los sindicatos", junto a "la burguesía imperialista".
También acusa al PDS de haber "sostenido orgánicamente políticas de reforma y de reestructuración economica y social".
D'Antona, asesor del ministro del Trabajo, Antonio Bassolino, del PDS, es señalado en el documento como uno de los protagonistas de la política económica y social del gobierno.
Las Brigadas Rojas tomaron la decisión de lanzar la lucha armada en noviembre de 1969 y cometieron su primer homicidio el 8 de junio de 1976. La víctima fue un juez, Francesco Coco.
Renato Curcio, jefe de las Brigadas Rojas, se pronunció el 26 de enero de 1998 desde la cárcel, donde ha pasado casi la mitad de sus 57 años de vida, por foralizar el fin a la época del llamado "terrorismo rojo".
Las organizaciones italianas de lucha armada dieron muerte a 128 personas en los "años de plomo". Las Brigadas Rojas cometieron 72 homicidios, 20 el grupo Primera Línea y el resto fueron víctimas de 20 facciones menores.
La etapa más cruenta se vivió de 1976 a 1982, cuando se realizaron 112 atentados mortales.
La principal operación de las Brigadas Rojas fue el secuestro y asesinato en 1978 del ex primer ministro Aldo Moro, prominente figura de la Democracia Cristiana, el mayor partido italiano desde el fin de la segunda guerra mundial hasta su disolución en la primera mitad de esta década.
Pero el asesinato de Moro marcó el comienzo de la declinación del grupo. Curcio sostuvo el año pasado que la lucha armada estaba superada por los cambios registrados en el escenario mundial a raíz de la caída del bloque socialista de Europa oriental.
La última víctima de las Brigadas Rojas había sido el senador Roberto Ruffilli, consejero de la Democracia Cristiana para la reforma constitucional, que fue muerto el 16 de abril de 1988.
Toda la vieja guardia de las Brigadas Rojas fue detenida, producto en gran parte de los llamados "arrepentidos", prisioneros premiados con la reducción de su condena a cambio de su colaboración.
Adriana Faranda, que intervino en el secuestro de Moro, criticó el asesinato de D'Antona. "Todo el país había ya rechazado la violencia" y "quien ha participado en esta tragedia sabe solo que es negativa", comentó.
Las fuerzas de gobierno y de oposición se unieron en la condena del nuevo crimen de las Brigadas Rojas.
El secretario de la opositora Refundación Comunista, Fausto Bertinotti, repudió el atentado del jueves. "Soy contrario a cualquier tipo de violencia", declaró el líder izquierdista.
El primer ministro Massimo D'Alema, del PDS, advirtió que "el gobierno no tiene miedo a este horror del fanatismo homicida, esta locura de quien pretende apropiarse de las banderas de la izquierda y del comunismo".
Los responsables del asesinato de D'Antona se presentan en su comunicado como "Brigadas Rojas para la Reconstrucción del Partido Comunista Combatiente". (FIN/IPS/jp/ff/ip/99