ISRAEL: EEUU no oculta su satisfacción ante victoria de Barak

El presidente de Estados Unidos, Bill Clinton, coincidió hoy con otros líderes en señalar que la victoria del laborista Ehud Barak en las elecciones de Israel renueva las esperanzas de paz en Medio Oriente.

Clinton declaró que el futuro gobierno de Barak, el militar israelí más condecorado, podría mejorar las posibilidades de un acuerdo de paz no sólo con los palestinos, sino también entre Israel y Líbano y Siria.

"Creo que el camino (hacia la paz) esta fuera de aquí, pero nosotros haremos lo que siempre hemos hecho. Hemos trabajado por la paz (en Medio Oriente) durante seis años y seguiremos haciéndolo", dijo el presidente, al aparecer en la Casa Blanca junto al rey Abdullah, de Jordania, que visita Washington.

El optimismo de Clinton ante la victoria de este lunes de Barak fue compartido por aliados europeos y árabes de Estados Unidos y por varios analistas.

El presidente de Francia, Jacques Chirac, declaró que el triunfo laborista en Israel determinará "en los próximos meses" un "decisivo progreso en dirección de la paz".

Por su parte, el primer ministro de Gran Bretaña, Tony Blair, destacó que la gran ventaja obtenida por Barak sobre el primer ministro derechista Binyamin Netanyahu, de 13 por ciento de los votantes, otorga al vencedor "el mandato de reactivar el proceso de paz".

El presidente de la Autoridad Nacional Palestina, Yasser Arafat, que no ocultaba su malestar con Netanyahu, insinuó su alivio ante la derrota del primer ministro israelí. "Respeto el resultado de esta elección democrática y expreso mis buenos deseos a Barak", expresó Arafat.

Mientras, el presidente de Egipto, Hosni Mubarak, que también manifestó rechazo en varias ocasiones de la actitud de Netanyahu respecto de sus vecinos árabes, telefoneó a Barak para saludarlo.

La victoria de Barak fue interpretada en Estados Unidos como la antesala de la reactivación del proceso de paz, aunque algunos analistas advirtieron que el acuerdo final no se alcanzará sin dificultades, y que incluso habrá frustraciones.

"La formación de nuevo gobierno (en Israel) será una tarea penosa", observó el palestino-estadounidense Rashid Jalidi, profesor de historia de Medio Oriente en la Universidad de Chicago.

Jalidi cree que Barak se verá obligado a hacer iportantes concesiones para conformar un gabinete de coalición y obtener apoyo parlamentario.

"La votación fue una clara anifestación de repudio de las políticas de Netanyahu, pero no es un claro mandato por la paz. Puede haber sorpresas no gratas, especialente para los palestinos", advirtió.

Clinton destacó este martes que Washington mantiene su compromiso con el acuerdo de Wye Plantation, firmado en octubre último por Netanyahu y Arafat con la mediación del presidente estadounidense y del ya fallecido rey jordano Hussein, padre de Abdullah.

Netanyahu arguyó que Arafat no cumplía los compromisos de seguridad incluidos en el acuerdo y suspendió la iplementación de las cláusulas de Wye Plantation, que contemplaban el aumento del control de los palestinos sobre Cisjordania de de 28 a 41 por ciento.

Las relaciones entre Clinton y Netanyahu fueron tensas desde antes de que éste derrotara al líder laborista Shimon Peres en las elecciones de 1996. Peres fue el arquitecto de los llamados acuerdos de Oslo, punto de partida del proceso de paz entre israelíes y palestinos.

Washington era partidario de Peres, que se convirtió en jefe de gobierno en noviembre de 1995, cuando un extremista de derecha asesinó al primer ministro laborista Yitzhak Rabin.

El gobierno de Clinton consideró a Netanyahu un protagonista renuente en extremo del proceso de paz, que utilizaba toda oportunidad para insultar y humillar a Arafat.

Netanyahu fue una carga para la política de Estados Unidos en Medio Oriente, incluso para el esfuerzo de la Casa Blanca por aislar a Iraq.

Aliados de Washington en el mundo árabe, como Egipto, Jordania, Marruecos, Arabia Saudita y Qatar, congelaron sus relaciones con Israel y criticaron al apoyo incondicional de Estados Unidos a ese país.

Jalidi señaló que Netanyahu se ganó también el malestar de un amplio sector de la comunidad judía de Estados Unidos, de alta influencia sobre el Congreso, y que el gobierno, en respuesta a la actitud inflexible del primer ministro israelí, tomó decisiones inesperadas.

"Apoyamos la aspiración del pueblo palestino de determinar su futuro en su propia tierra", escribió Clinton a Arafat en abril, como parte de un esfuerzo por disuadir al líder palestino de su intención de declarar unilateralmente la independencia de Palestina.

Clinton formuló con esas palabras casi una declaración de apoyo a la autodeterminación de Palestina, algo que jamás hizo ningún presidente de Estados Unidos.

Washington confía en que Arafat y Barak logren en los próximos seis meses convenir negociaciones para determinar "el estatuto definitivo" de Palestina, y algunos funcionarios creen que el proceso podría comenzar aún antes de ese plazo.

Las negociaciones deben abordar los asuntos más difíciles, como el estatuto de Jerusalén, los límites de Palestina, el futuro de los asentamientos judíos en Cisjordania y los derechos sobre el agua. (FIN/IPS/jl/mk/ff/ip/99

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