Las víctimas de violaciones de derechos humanos de Indonesia aún temen por sus vidas, un año después de que la caída de la dictadura de Alí Suharto.
En el Instituto de Asistencia Legal, el día 18, tres residentes de la provincia de Aceh que visitaron la capital para prestar testimonio sobre una agresión militar a comienzos de mes debieron hacerlo detrás de pantallas oscuras para ocultar su identidad.
Los testigos, Hasbi, Ibrahim y Yacob, describieron la brutalidad de las tropas que el día 5 dispararon contra civiles indefensos y mataron a 28 personas.
Los soldados, que buscaban información sobre un militar que había sido secuestrado, trataron de arrancar declaraciones por la fuerza y dispararon a personas que yacían de cara contra el suelo, aseguraron los testigos.
Cuando los aldeanos buscaron protección en el puesto de comando de las tropas, se produjo otra balacera, añadieron.
Hasbi dijo que fue secuestrado y torturado. Ibrahim recibió un balazo en una pierna. Yacob apuntó que las tropas examinaron si los caídos estaban muertos. En caso negativo, remataron a las víctimas con un balazo en la nuca.
Este incidente en Aceh, la provincia más occidental de Indonesia con 3,5 millones de habitantes, es la única violación de derechos humanos ocurrida desde mayo de 1998 en Indonesia, donde el separatismo recrudece en lugares como Timor Oriental e Irian Jaya.
Sin embargo, el episodio deja en evidencia el hecho que la atmósfera más democrática en el año transcurrido desde la caída de la dictadura de Alí Suharto no modificó costumbres acendradas entre los militares.
"No hemos visto una mejor situación en el país", declaró Budiono, coordinador de la organización Apoyo de Derechos Humanos para Indonesia.
"No hay cambio de actitud en el aparato estatal desde que asumió el presidente Bacharuddin Jusuf Habibie", señaló Munir, de la Fundación del Instituto de Asistencia Legal y coordinador de la Comisión para Personas Desaparecidas y Víctimas de Violencia (Kontras).
En provincias como Aceh, la gente está resentida por las violaciones de derechos humanos. El gobierno pidió disculpas por los abusos militares perpetrados en Aceh durante la campaña contra la rebelión separatista en los años 80.
"Formulo una disculpa por lo que hicieron las fuerzas de seguridad, accidental o deliberadamente, a toda la población de Aceh, en especial por los excesos ocurridos", dijo Habibie en marzo.
No obstante, los choques entre fuerzas de seguridad y comunidades siguen ocurriendo y, mientras en las décadas pasadas se ocultaron, ahora hay escasas iniciativas para un recuento total.
Algunas organizaciones tratan de llamar la atención sobre problemas sin respuesta, en especial los que tienen que ver con la conducta militar.
Por ejemplo, el grupo de Apoyo para los Derechos Humanos en Indonesia forma piquetes en distintas partes de Yakarta todos los días desde el 10 de mayo. Sus pancartas dicen "Lleven a juicio a los violadores de derechos humanos", "paren la violencia", y "defiendan los derechos humanos".
En muchos aspectos, la atmósfera más abierta ha dado lugar a una mayor inestabilidad y también a abusos potenciales en el año transcurrido desde la caída de Suharto, sobre todo por la hostilidad latente entre distintos grupos étnicos y religiosos.
En los últimos meses estallaron conflictos comunales entre cristianos y musulmanes en Ambon, y entre la población de las etnias madurese y dayak en Sambas, en Kalimbantán occidental. En muchos casos, el estado resultó incapaz de brindar protección a la gente.
El año de espacio democrático tampoco permitió establecer plenamente la cantidad de abusos humanitarios que se produjeron.
Los disparos contra los estudiantes de la Universidad Trisakti, el 12 de mayo de 1998, siguen sin resolverse. Las únicas sanciones disciplinarias recayeron sobre militares de baja graduación.
A pesar de una investigación y la documentación recogida por organizaciones de derechos humanos, el saqueo de tiendas, comercios y viviendas de integrantes de la comunidad china de Yakarta, así como las violaciones de numerosas mujeres chino- indonesias hace un año, siguen también sin resolverse.
Munir dijo que las libertades en la era posterior a Suharto fueron gozadas por ciudadanos de las clases media y alta, que gozan de libertad de palabra y expresión.
Sin embargo, "a nivel de base, no hay cambios en la situación de derechos humanos", afirmó. Campesinos y obreros continúan siendo vulnerables a la violencia estatal.
Por esa razón, muchos civiles se ven afectados a menudo por la violencia política en áreas turbulentas del archipiélago.
Muchos han puesto sus esperanzas en la Comisión Indonesia de Derechos Humanos en la era posterior a Suharto.
La comisión, creada durante la dictadura de Suharto para desviar las críticas sobre abusos humanitarios, ha examinado muchas denuncias y permitido a los ciudadanos que ventilen sus quejas. Ahora, muchos piensan que debe ser consolidada para hacer más en una sociedad democrática.
Segun Munir, "el organismo ha perdido su papel fundamental", porque la comisión descubre a menudo que se ha colocado en una posición dificil pues hizo recomendaciones que el gobierno simplemente ignoró.
No obstante, Clementino dos Reis Amaral, secretario general del organismo, dijo a IPS que la comisión contará pronto con mayor poder. "El gobierno o cualquiera que no siga las recomendaciones de la comisión será sancionado. Y esto es muy positivo", dijo.
Amaral agregó que el parlamento discute proyectos de ley que darán más poder a la comisión, incluso la autoridad de hacer comparecer a funcionarios o individuos. Actualmente, está limitada a comprobar los hechos y formular recomendaciones.
Amaral apuntó que hay otras limitaciones para el organismo, como el tamaño de Indonesia. "Nuestros recursos no son suficientes para visitar todos los lugares donde ocurren violaciones de derechos humanos", lamento.
"En muchos sentidos, los enfrentamientos políticos y comunales observados en estos días son el resultado de los 32 años de gobierno de Suharto", observó.
Por esa razon es necesario un recuento de los abusos ocurridos durante la dictadura de Suharto, según los activistas. "Algun día debera ser procesado", dijo Amaral.
Munir indicó que los indonesios saben que eso es improbable bajo el gobierno de Habibie, que fue el delfín de Suharto. "Habibie no se atreverá a procesar a Suharto en el caso de corrupción, y mucho menos por violaciones de derechos humanos", sostuvo. (FIN/IPS/tra-en/pdp/js/ego/mj/hd ip/99