INDIA: Mujeres explotadas y exportaciones florecientes

Las mujeres la llaman "la frontera".

La alambrada de púas que las encierra 12 horas diarias se esconde detrás de prados bien cuidados y edificios atractivos pertenecientes a la Zona Franca de Noida, un área de libre comercio a 24 kilómetros de la capital de India.

Sin embargo, su interior es caliente, sucio y peligroso. La seguridad es severa. Las humillantes revisiones corporales son rutinarias. La actividad sindical está prohibida.

Pero para las casi 4.000 mujeres que trabajan en esta zona franca, muchas procedentes de otros países, analfabetas y sin capacitación, hay solo dos opciones: someterse a esas condiciones o morir de hambre.

"Ella estaba embarazada de seis meses y su hijo se le murió en el vientre. Estaba azul, supimos después. Ella era como cualquier otra obrera que trabajaba ocho o más horas", contó una empleada que pidió no ser identificada.

"Mentí sobre mi estado civil cuando me contrataron", agregó otra. "Tuvimos que mandar a nuestro bebé de tres meses a la casa de mis padres porque no podemos pagar una guardería privada", añadió otra.

Establecida en 1985, la de Noida es una de las cinco zonas francas que existen en este país en el que las mujeres constituyen 40 por ciento de la fuerza de trabajo.

Como en otras zonas francas en el resto de Asia, las empresas industriales prefieren emplear mujeres, si son solteras mejor, porque creen que son más dóciles y productivas que los hombres.

Entre 1994 y 1996, el número de obreras se triplicó, mientras los trabajadores varones se duplicaron.

Las zonas francas proliferan en el mundo en desarrollo compitiendo unas con otras en la oferta de incentivos a empresarios para que establezcan fábricas orientadas a la exportación. La presunción es que el aumento de las exportaciones beneficiará las economías de los países pobres.

En Noida, los incentivos incluyen exenciones fiscales, de aranceles a la importación de bienes de capital, materias primas y componentes y de otros gravamenes.

Otro beneficio concedido por el gobierno indio a las empresas instaladas en zonas francas es el carácter de utilidad pública, según el cual se prohíbe a los trabajadores realizar huelgas o protestas para reclamar mejores salarios sin un largo período previo de "conciliación".

Las zonas francas arrojaran, por lo tanto, ganancias notables. Sus exportaciones aumentaron de 16,8 millones de dolares en 1990 y 1991 a 140 millones en 1997 y 1998.

No obstante, ese aumento no produjo ninguna mejora en los salarios ni en las condiciones de trabajo, en especial para las mujeres.

Los salarios y las condiciones de trabajo en la zona franca peores que en otras partes. Además, los obreros soportan una deplorable calidad de vida en barrios superpoblados que carecen de cloacas, agua potable, escuelas públicas y servicios de salud.

Los beneficios a embarazadas y madres son desconocidos y los salarios mínimos se mantienen sin cambios, en particular en el caso de las mujeres trabajadoras. Los empleadores no pagan fondos de previsión social ni tampoco bonificaciones.

Dhiraj Singh, gerente de la empresa Garmex India cuyas telas para exportación son hiladas por 600 mujeres y 100 hombres, es franco a la hora de explicar su política de reclutamiento. "Hay muchos beneficios cuando se emplea a mujeres", admitió.

"Administrativamente, es fácil controlar mujeres. No necesitamos demasiada seguridad. Preferimos el grupo con edades entre 18 y 30 años, y mejor si son solteras", añadió. Singh explicó que solo las mujeres casadas piden licencia por maternidad.

Garmex se jacta de tener una guardería infantil para los hijos de las obreras. En realidad, es un cuarto de depósito atestado de cajas de carton.

Una supervisora en Garmex confirmó las prácticas discriminatorias. Las obreras que se casan son despedidas. Antes de ser contratadas, las mujeres deben someterse a un compulsivo análisis de embarazo. Aquellas que están embarazadas no son aceptadas.

Las obreras, además, no tienen más remedio que hacer horas extra porque el salario que reciben es menor al de los hombres.

Las condiciones de salud para las mujeres embarazadas que trabajan dentro de la frontera son consternantes. Abortos, nacimientos prematuros y alto índice de mortalidad entre los bebés son cosa común, debido, sobre todo, a la anemia y desnutrición de las madres, según operadores sanitarios.

Pratibha Sharma, una médica que hace 10 años dirige una clínica en el paupérrimo barrio adyacente a la Zona Franca de Noida, dijo que el nivel de explotación es "inimaginable".

Sharma señaló que las obreras se someten con frecuencia a abortos peligrosos por temor a perder el empleo. Problemas respiratorios, enfermedades por inflamación de la pelvis y deshidratación son comunes, mientras la anemia es crónica y severa.

Sharma dijo que las interrupciones de la gestación son frecuentes, pues las mujeres trabajan jornadas extenuantes y luego deben ocuparse de las tareas de la casa.

Personas sin preparación realizan abortos por precios módicos en las barrio de las zonas francas. Son buscados por mujeres desesperadas que prefieren atenderse con ellos a someterse al maltrato de los funcionarios de hospitales del gobierno.

"Todos los días veo casos horrorosos… Hubo una mujer embarazada de cinco meses cuya vagina y recto fueron perforados por un aborto mal hecho", señalo Sharma.

Pero los horrores también se encuentran fuera de la clínica, en la vida cotidiana.

Uno de esos casos es el de Sita, una inmigrante de Nepal que trabaja como obrera en una fábrica de guantes quirúrgicos y tiene dos hijas, una de ellas casada y con un hijo.

"Pensamos que la vida aquí sería más facil para nosotras pero es una lucha. Mis hijas deben trabajar porque mi sueldo no alcanza para mantener a la familia", dijo.

Para Sita y sus hijas, la jornada comienza antes del amanecer y finaliza a medianoche. "Todas las tareas que fueron dejadas a la mañana deben hacerse por la tarde", señaló. Su yerno se limita a permanecer sentado y dar órdenes.

Incluso bajo esas condiciones, muchas mujeres trabajadoras se ven exigidas de tener hijos por sus maridos y parientes politicos. "Quiero que mis hijas sean independientes", dijo Sita. (FIN/PANOS/tra-en/tkr/dds/ego/mj/lb dv/99)

—————————-

(*) IPS pone a disposición de sus suscriptores este material por un acuerdo de distribución con la institución internacional de comunicación Panos Features, de Londres

Archivado en:

Compartir

Facebook
Twitter
LinkedIn

Este informe incluye imágenes de calidad que pueden ser bajadas e impresas. Copyright IPS, estas imágenes sólo pueden ser impresas junto con este informe