Las metas del plan de acción mundial establecido hace cuatro años por las Naciones Unidas para aliviar la pobreza y reducir el desempleo antes del 2000 están lejos de cumplirse.
Los logros y las fallas del plan, adoptado por 117 líderes políticos del mundo en la Cumbre Social celebrada en 1995 en Copenhague, serán evaluados en una reunión de dos semanas, que comenzó el lunes en la sede de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en Nueva York.
En su declaración final, la Cumbre concluyó que 1.000 millones de personas vivían en la pobreza extrema en el mundo. "Desde entonces, 300 millones de personas engrosaron las filas de indigentes", dijo Louise Frechette, subsecretaria general de la ONU, de nacionalidad canadiense.
En la sesión de apertura de la conferencia de evaluación, Frechette señaló que la velocidad de crecimiento del producto interno bruto (PIB) real por persona en los países en desarrollo se redujo a la mitad de la registrada en 1995.
"La población crece más rápido que el ingreso disponible, y la pobreza está ganando terreno constantemente", dijo. En algunos países en desarrollo, especialmente en Africa, más de 90 por ciento de la población vive en condiciones de extrema pobreza.
Los tres objetivos centrales del plan de acción de la Cumbre eran la erradicación de la pobreza, el pleno empleo y la integración social, pero en los últimos cuatro años "el número total de personas que viven en la pobreza" aumentó, según un informe de la ONU.
"El número de personas registradas oficialmente como desempleadas continúa siendo alto, el número de personas subempleadas es enorme y continúa creciendo, y la desintegración se está intensificando en algunos países", de acuerdo con el informe de 19 páginas.
"En consecuencia, la necesidad de prestar atención a estos temas continúa siendo tan fuerte como en el momento de la Cumbre, o inclusive mayor", agrega.
La ONU hizo un llamado para la renovación del compromiso, no sólo con el plan de acción de la Cumbre, sino también para buscar maneras adicionales y más eficaces de implementarlo.
La Asamblea General de la ONU celebrará una sesión especial denominada "Copenhague más cinco" en Ginebra en junio del año próximo, con el único fin de evaluar la situación cinco años después de la Cumbre.
La reunión en curso preparará el camino para la sesión especial, que deberá reafirmar la validez del plan de acción, no renegociarlo.
"Cuando fijamos metas, es bueno detenernos a evaluar los avances en ciertas etapas y preguntarnos: ¿Son las medidas que tomamos todavía válidas? ¿Vamos en la dirección adecuada? ¿Avanzamos lo suficiente?", manifestó Frechette.
La funcionaria señaló que la Cumbre de Copenhague hizo que los países fueran colectivamente conscientes de que, para alcanzar el desarrollo social, los planes nacionales e internacionales deben basarse en políticas bien pensadas y bien definidas.
Desde 1995, dijo, unos 110 países tomaron medidas para cumplir con los compromisos asumidos en Copenhague y redefinieron las políticas y estrategias nacionales para incorporar los principios adoptados en la Cumbre.
Sin embargo, alcanzar metas sociales no dependía solamente de políticas nacionales. También requería un "ambiente económico externo que apoye", dijo Frechette.
Las naciones en desarrollo no pueden alcanzar sus metas debido a factores como la marcada disminución de la asistencia oficial al desarrollo y la creciente carga de deuda, agregó.
"Algunos de los países más endeudados dedican 60 por ciento de sus presupuestos anuales al servicio de la deuda. ¿Qué queda para invertir en educación, salud y programas contra la pobreza?", se preguntó.
Frechette dijo que la revisión del sistema financiero internacional también es parte del ambiente de apoyo del que carecen las naciones en desarrollo.
"El sistema financiero internacional debe beneficiar no sólo a la economía mundial sino también, y sobre todo, a la humanidad, por lo que debe basarse en principios sólidos y justos. La formulación de tales principios debería destacarse entre las iniciativas propuestas en la sesión especial", dijo.
Las últimas crisis financieras demostraron la relación estrecha entre pobreza y tasa de crecimiento económico, según el estudio de la ONU. La crisis comenzó en Tailandia a mediados de 1997 y se extendió a Indonesia, Corea del Sur, Malasia, Filipinas y posteriormente a Rusia y Brasil.
En Indonesia, donde el PIB cayó 15 por ciento en 1998, se estima que el número de personas empujadas a la pobreza, calculado sobre una línea de pobreza de 1,25 dólares por día, se duplicará a unos 56 millones.
Utilizando líneas de pobreza de dos dólares por día para Tailandia y Malasia, y de un dólar por día para Filipinas, el Banco Mundial estimó que el aumento del número de personas que viven en esa condición es de 2,3 millones en Tailandia, 500.000 en Malasia y 665.000 en Filipinas.
Según el informe, es "instructivo" comparar la crisis actual con los impresionantes avances realizados por algunos países asiáticos en el alivio de la pobreza durante la última década.
Entre 1975 y 1995, en dos décadas de crecimiento económico sostenido, el número de personas que vivían en la pobreza pasó de 569 millones a 269 millones en China, de 87 millones a 22 millones en Indonesia, de 2,1 millones a menos de 200.000 en Malasia, y de 3,4 millones a menos de 500.000 en Tailandia.
"De hecho, el impacto de la crisis económica puede tener consecuencias sociales irreversibles. Aunque el crecimiento económico fuera restaurado, las sociedades podrían quedar permanentemente dañadas debido a la malnutrición y a la falta de educación", según el informe. (FIN/IPS/tra-en/td/mk/at/mj/dv if/99