La falta de oportunidades, la alta deserción y la inequidad hacen insuficiente la calidad de la educación en Costa Rica, según el último informe del Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (Unicef).
En el documento "El derecho a la educación, Costa Rica, 1999", presentado en la Universidad de Costa Rica, Unicef solicita un cambio de rumbo a las autoridades locales.
El informe alerta sobre el descuido en los programas de estimulación temprana, las escasas oportunidades reales para los discapacitados, la falta de calidad en la educación rural y la deserción de casi la mitad de los estudiantes de enseñanza secundaria.
"Para trascender las discusiones y fórmulas comunes, la educación necesita una revolución", señaló Heimo Laakonen, representante de Unicef en Costa Rica.
El documento indica que en 1994, el 58,9 por ciento de los estudiantes desertó de la enseñanza secundaria y precisa que sólo el 20,9 por ciento concluyó la secundaria sin perder un curso.
"La deserción afecta más a los estudiantes de sectores en mayor desventaja social y económica", afirmó Lidia Torrico, quien participó en la elaboración del informe.
Las autoridades de la Asociación Nacional de Educadores (ANDE), de la Universidad de Costa Rica y del Ministerio de Educación ya han expresado la intención de convocar debates nacionales para discutir la problemática del sistema actual.
"La culpa no la tiene exclusivamente el sistema educativo", dijo a IPS la ex ministra de Educación María Eugenia Dengo, quien subrayó que también influyen los hogares inestables y los problemas económicos del país, que empujan a muchos jóvenes al mercado laboral antes de concluir sus estudios.
Uno de los puntos fuertes de la educación costarricense es el alto ingreso de estudiantes a la enseñanza primaria, uno de los mayores de América Latina, subrayó Dengo, quien reconoció sin embargo que es visible el deterioro en algunos aspectos.
Uno de ellos es el relativo a infraestructura. El estudio de Unicef señala que el universo educativo costarricense -de 872.167 estudiantes- ha tenido que enfrentar este año un déficit de 4.623 aulas y de 20.000 pupitres.
"La solución adecuada y sostenible para estos desafíos tiene relación con la definición clara del norte que debe perseguir la educación y el logro de consenso nacional sobre ese rumbo", indicó Laakonen.
En tanto, muchos estudiantes se sienten agobiados, como revelaron frases de un mural de grafitis organizado por un liceo de San José: "Maldito régimen educativo que me deprime y reprime dejando en un segundo plano mis deseos más profundos" o "El colegio es una cárcel disfrazada de educación".
El informe de Unicef también señala que en Costa Rica el 40 por ciento de las casi 3.500 escuelas primarias tienen un solo maestro y albergan a más 32.000 alumnos de zonas rurales aisladas.
"Estos niños y niñas reciben la mitad de horas de clase que el resto de los estudiantes de primaria del país", dijo el consultor en educación Rodolfo Osorio, quien no obstante destacó que este sistema bien manejado y enfocado con un programa especial que se está poniendo en práctica también tiene ventajas.
En las escuelas unidocentes, el nuevo plan consiste en propiciar la armonización del trabajo individual y colectivo, en el que los mayores ayuden a los menores, los que saben más apoyen a los que saben menos y se libere al maestro de su papel de transmisor memorístico de conocimientos, afirmó.
"Lo más impresionante, es que los niños y niñas que han experimentado esta innovación pedagógica están felices de permanecer en la escuela y de haber superado las relaciones de dominación y competencia entre los estudiantes", añadió.
En América Latina y el Caribe se necesita para la próxima década 1.100 millones de dólares adicionales para alcanzar la matrícula universal en enseñanza primaria. (FIN/IPS/nms/ag/ed/99