Primero, los residentes de la aldea de Yongwol, en Corea del Sur, perdieron todos sus subsidios agrícolas y créditos preferenciales. Luego, desapareció el presupuesto del gobierno para pavimentar caminos en el área.
Endeudados y empobrecidos, los habitantes de la localidad, ubicada unos 150 kilómetros al sudeste de Seúl, se transformaron en los más ardientes partidarios de la construcción de una represa en sus tierras, aun si ello implica la pérdida permanente de su propiedad.
Después de todo, razonan, recibirán una compensación del gobierno y la represa ayudará a resolver los problemas de escasez de agua de Seúl y las inundaciones.
Pero las 256 familias, junto al Ministerio de Construcción y Transporte y la estatal Administradora de Recursos Hídricos (ARH), que impulsan el proyecto, se enfrentan a grupos de ambientalistas y al resto de los habitantes de la región de Yongwol.
El debate por la represa lleva ya 10 años, pero se intensificó hace poco gracias a la presión de los partidarios del proyecto.
Choi Jong-Geun, presidente de ARH, advirtió que en 10 años Corea del Sur padecerá una escasez anual de 2.000 millones de toneladas de agua.
Otros funcionarios señalaron que se necesitan más represas para prevenir las inundaciones anuales que causan cientos de muertos y heridos, además de cuantiosas pérdidas materiales.
"Estos dos hechos vuelven esencial la construcción de la represa, que resolvería la escasez de agua y minimizaría el riesgo de inundaciones", destacó Kang Jong-Soo, director del Departamento de Represas de ARH.
Los oponentes del proyecto solían ignorar estos argumentos, pero ahora se les hace difícil resistir la campaña del gobierno de Kim Dae-Jung para iniciar la construcción.
La represa de Yongwol es una de varias que, según el gobierno, Corea del Sur necesita construir antes del año 2011, a un costo total de 14.000 millones de dólares.
Pero Yongwol es de particular interés para el gobierno, porque se prevé que será capaz de almacenar hasta 700 millones de toneladas de agua en su embalse, de 330 metros de largo y 100 de profundidad.
Se trataría de un importante suministro de agua para los 15 millones de residentes de Seúl, y también podría bajar el nivel del río Han Sur hasta en 21 centímetros, reduciendo así las probabilidades de inundaciones.
La represa de Yongwol, que sería completada para el año 2004, se construiría sobre el río Tong, un tributario del Han Sur que fluye hacia la capital y la cruza.
El río Tong tiene 60 kilómetros de longitud y atraviesa terrenos arcillosos en los condados montañosos de la provincia oriental de Kangwon.
Los opositores del proyecto sostienen que la represa le quitará la vida al Tong, donde los jóvenes suelen pasear en balsa.
Además, provocaría la desaparición de la nutria, que en Corea del Sur sólo se encuentra en Yongwol, así como de cientos de antiguas cuevas en el área, advirtió Kang Tae-Sok, profesor de la Universidad de Kangwon.
"Estamos obligados a legar nuestro tesoro ecológico virgen a las próximas generaciones", subrayó.
La belleza del lugar atrae a muchos turistas que realizan exploraciones. "Si nuestra localidad desaparece, ¿de qué viviremos?", se preguntó So Yong-Jae, de 50 años.
En realidad ya hay siete represas dentro de Kangwon, que causaron el desplazamiento de 29.000 personas en las últimas cinco décadas y gran destrucción ambiental, según los activistas.
Pero el actual gobernador provincial de Kangwon, Kim Jin-Sun, agregó un nuevo argumento contra el proyecto al considerarlo "inseguro".
Grupos ambientalistas sostienen que el terreno donde se construiría la represa es demasiado débil para soportar la gigantesca estructura, pero el Ministerio de Construcción y Transporte afirma que su estudio de dos años indica lo contrario.
Ante la duda, Kim ordenó en abril un nuevo estudio, pero esta vez por un equipo internacional. "Debemos garantizar un resultado imparcial en el que basar nuestra decisión", dijo.
Sin embargo, muchos creen que sería mejor descartar del todo la idea, entre ellos el legislador Song Hyon-Sup, perteneciente al partido de gobierno.
"En lugar de construir la represa, podemos resolver la escasez hídrica mediante una campaña de ahorro de agua o el reemplazo de las viejas cañerías, que pierden 15 por ciento del suministro total", sugirió Song.
A fines de marzo, la Federación Coreana para el Movimiento Ambiental terminó una sentada de 33 días en protesta contra la represa.
"Las autoridades de Seúl tienen la obligación de tomar en cuenta la opinión de 75 por ciento de los habitantes de la ciudad, que se oponen al proyecto", destacó la Red Internacional de los Ríos, con sede en California, que respaldó la manifestación de la Federación Coreana.
"Me sorprende que el gobierno surcoreano todavía quiera construir la represa. Esto va contra la tendencia internacional a evitar obstruir el flujo natural de los ríos", agregó Lester Brown, presidente del Instituto Worldwatch.
Sin embargo, los que más tienen que perder -las 256 familias que serán desplazadas- apoyan enérgicamente el proyecto, porque no tienen otra opción.
"Nuestros descendientes podrán condenarnos por vender nuestra aldea a cambio de un poco de dinero, pero estamos tan endeudados que el dinero de la compensación es nuestra única forma de sobrevivir", dijo Lee Yong-Sok, líder del movimiento a favor de la represa de Yongwol. (FIN/IPS/tra-en/amy/cb/js/mlm/en/99