Ministros de relaciones exteriores de la Comunidad del Caribe (Caricom) se reunirán este jueves y viernes en San Cristóbal y Nevis para revisar un acuerdo de cooperación contraído con Estados Unidos.
Los cancilleres revisarán las promesas asumidas por la región y Washington en una cumbre celebrada en Barbados en 1997 que produjo el Acuerdo de Bridgetown. El pacto llamaba a la cooperación entre las dos partes en los ámbitos del desarrollo económico, la justicia y la seguridad.
Las conclusiones de la reunión de esta semana serán enviadas al Consejo de la Comunidad del Caribe y a los jefes de gobierno cuando se reúnan en Trinidad y Tobago en su cumbre anual a fines de junio y principios de julio.
Cuando Bill Clinton ganó las elecciones presidenciales de Estados Unidos en 1992, los líderes de Caricom le dieron la bienvenida porque pensaban que los favorecería en materia de comercio y ayuda exterior.
Esa percepción se reforzó cuando Clinton invitó a cinco de los líderes de la región a Washington en agosto de 1993.
Pero las cosas empezaron a cambiar cuando en 1994, el entonces Representante de Comercio Exterior estadounidense Mickey Kantor dejó en claro que Washington atacaría el régimen preferencial que la Unión Europea (UE) le otorgaba a las exportaciones de banano de Africa, el Caribe y el Pacífico.
Washington actuaba así en favor de compañías estadounidenses en América Latina que protestaban por la presunta discriminación del régimen.
La situación terminó en la mala noticia que los exportadores de banano caribeño recibieron en abril cuando la Organización Mundial del Comercio (OMC) confirmó que el régimen de la UE era discriminatorio.
La OMC también multó a la UE 191 millones de dólares para compensar las pérdidas de los productores estadounidenses.
De esta manera, la desconfianza sustituyó las esperanzas que tenían los líderes caribeños en una nueva relación con Estados Unidos basada en el respeto mutuo.
Antes del fallo de la OMC, los gobernantes caribeños, reunidos en la cumbre celebrada en Suriname en marzo, decidieron que la única forma de responderle a Washington era revisando el acuerdo que firmaron con Clinton en Bridgetown en 1997. Y eso es lo que harán esta semana en San Cristóbal y Nevis.
La región tampoco está a gusto con lo que muchos consideran la falta de interés de Clinton en que el Congreso apruebe el proyecto de ley conocido como Iniciativa de la Cuenca del Caribe para cumplir con lo acordado en Bridgetown.
De aprobarse el proyecto, algunas exportaciones de la región, entre ellas las prendas de vestir y el petróleo, podrían ingresar al mercado estadounidense sin aranceles o con grandes rebajas impositivas.
Gobiernos y exportadores del Caribe consideran que el proyecto de ley sería lo mejor que le pudiera pasar a la región después del ingreso al Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLC), integrado por Canadá, Estados Unidos y México.
Una cláusula del Acuerdo de Bridgetown señala que Estados Unidos no haría nada para perjudicar las economías de los países caribeños. Pero el portavoz de Caricom, Leonard Robertson, dijo que la promesa no se mantuvo.
"La opinión general es que el acuerdo no se concentró lo suficiente en lo económico", dijo Robertson.
Además de revisar el Acuerdo de Bridgetown, los ministros también analizarán la posibilidad de que se declare al mar del Caribe zona especial para el desarrollo sustentable reconocida a nivel internacional.
Esa intención es producto de la preocupación por el pasaje de residuos nucleares peligrosos por las aguas regionales.
Otro de los temas que tratarán los ministros será la creación del Area de Libre Comercio de las Américas, prevista para el 2005. (FIN/IPS/tra-en/bw/cb/aq/if/99