BRASIL: En Curitiba, los discapacitados son oídos y atendidos

La sureña ciudad de Curitiba se distingue de las demás ciudades de Brasil por su mayor respeto a los discapacitados, ofreciéndoles facilidades poco frecuentes en otras partes y escuchándolos en el desarrollo de equipos urbanos.

Los semáforos para peatones en los principales cruces de la ciudad, por ejemplo, emiten señales sonoras para orientar a los ciegos desde hace mucho tiempo.

En las paradas de autobuses, que circulan por vías exclusivas, hay ascensores para las sillas de ruedas y las rampas facilitan su acceso a aceras, oficinas y locales públicos, en general bloqueadas por escaleras.

Las conquistas de esa minoría, casi siempre olvidada en la construcción de la infraestructura, se deben al trabajo conjunto del poder público y la comunidad local.

Muchos de los equipos y obras públicas en la ciudad fueron diseñados y desarrollados a partir de las necesidades, experiencias y opiniones de los discapacitados, indicó Altivo Ferreira Filho, presidente de la Asociación de Deficientes Físicos del Estado de Paraná, del que Curitiba es la capital.

"Queda mucho por hacer, pero nuestro ejemplo es importante porque el hecho de escucharnos demuestra que nos reconocen como ciudadanos aptos para varias tareas y principalmente como consumidores", evaluó el ingeniero electrónico Ferreira Filho, tetrapléjico a causa de un accidente automovilístico.

Un factor decisivo para los avances fue el reconocimiento por las autoridades municipales de que las decisiones sobre obras no deberían limitarse a técnicos que no sufren en carne propia las dificultades de la vida cotidiana de las personas afectadas.

Curitiba, con 1,4 millones de habitantes, tiene 35.000 personas con alguna discapacidad física o mental. El 2,5 por ciento son discapacitados físicos, que necesitan sillas de ruedas, y los demás sufren limitaciones fsicas menos graves o sensoriales, como ciegos y sordos.

El índice es razonable, según los criterios de la Organización Mundial de la Salud. El problema es más grave en otras ciudades brasileñas, con mayor incidencia de pobreza y poca atención a esa minoría.

La capital de Paraná es reconocida internacionalmente por sus soluciones urbanas y ambientales, iniciadas en los años 70 por el arquitecto Jaime Lerner, alcalde por tres períodos y ahora gobernador del estado.

"Pero ese aspecto de la colaboración mutua con la comunidad tiene que ser mejor conocida para estimular el debate en el resto del país", destacó la concejal Jane Rodrigues, que hasta diciembre estuvo a cargo de la Asesoría Especial de Apoyo a los Discapacitados, un órgano de la alcalda.

Entre las mejoras recientes, recordó una pista especial dedicada a los ciegos en las aceras de una avenida céntrica de la ciudad.

La Asociación de Discapacitados luchó por "la adaptación de las aceras, porque es un importante pasaje para que los ciegos puedan llegar a su instituto", dijo Ferreira Filho, que impulsa ahora un debate público por aceras más seguras, con sustitución del material usado hasta ahora por otro menos resbaladizo.

También luchó por reformas en los baños públicos en el parque zoológico, orientando su construcción, trs rechazar el proyecto inicial.

Las estaciones de autobuses "Rapiditos", que ofrecen ascensores para los parapléjicos, se están extendiendo al área metropolitana. La Asociación de Discapacitados participa informando sobre la distribución de los discapacitados físicos, para mejor ubicación de tales equipos.

La atención no se limita a los equipos públicos y el sector privado se sumó al movimiento, adaptando las instalaciones de cines, teatros, restaurantes y centros comerciales. Los bancos y otras empresas ya construyen sus sedes previendo necesidades de las personas con dificultades de locomoción.

"Es más barato construir así que hacer adaptaciones posteriores", observó Ferreira Filho, basado en estudios de su Asociación, que emplea a 210 funcionarios, todos discapacitados.

Pero la oferta de empleos es aún insatisfactoria, aunque sea mejor que en el resto del país, lamentó el presidente de la Asociación, que presta asistencia profesional y psicológica a sus miembros que enfrentan problemas en las empresas que los contrataron.

La entidad también actúa tambin en las escuelas, tratando de romper barreras y prejuicios de los niños. Todos son potenciales portadores de discapacidad, ante la violencia social y los accidentes de trnsito que provocan centenares de miles de heridos cada año en Brasil, advirtió Rodrigues.

En el sur y sudeste del país, donde hay mejor asistencia sanitaria, esos hechos violentos tienden a producir más discapacitados que los fenómenos naturales. Pero en las demás regiones, más pobres, la exclusión social sigue siendo el factor principal, concluyó Ferreira Filho. (FIN/IPS/gl-mo/ag/hd/99

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