Los políticos están enfrascados en Bolivia en una larga guerra de acusaciones de corrupción en la que casi todos cuentan con mucha munición por disparar, pero también con demasiados blancos vulnerables.
La batalla más dura la libran la derechista Acción Democrática Nacionalista (ADN), del presidente Hugo Banzer, y el también derechista Movimiento Nacionalista Revolucionario (MNR), del ex mandatario Gonzalo Sánchez de Lozada (1993-97).
Bastó una declaración irónica de Sánchez de Lozada en abril, quien reconoció que en su gobierno hubo corrupción pero que ésta al menos no había llegado a su gabinete de ministros, para desatar una reacción en cadena.
El ex presidente aludió a las acusaciones de corrupción contra los ministros Leopoldo López, de Trabajo, y Tonchy Marinkovic, de Salud, que les costaron sus cargos.
De inmediato, Banzer sacó una carta de la manga y reveló que Sánchez de Lozada alquiló su avión privado al Estado durante su gobierno, a precios mayores que los del mercado y anunció un juicio de responsabilidades al ex mandatario, con lo que impediría su anunciada postulación en las elecciones del 2002.
En respuesta, el MNR anunció a la prensa que contrataría un bufete de abogados en Madrid para colaborar con el juez español Baltasar Garzón en la investigación de los delitos cometidos en Bolivia durante la dictadura de Banzer (1971-78).
El parlamentario Manuel Suárez, del MNR, resumió en una frase el estilo de hacer política en Bolivia y los métodos de los dos partidos mayoritarios: "Si tocan a Goni (Sánchez de Lozada), tocamos a Banzer".
Sugestivamente, el gobierno ha desistido por ahora de iniciar un juicio de responsabilidades contra Sánchez de Lozada, aunque encargó a la Contraloría General de la República la investigación del caso del alquiler del avión.
En tanto, el ex presidente reconoció que fue un error su broma sobre la corrupción y aseguró que el gobierno quiere "liquidarlo" con un juicio de responsabilidades.
Desde el retorno de la democracia en Bolivia en 1982, este período es en el que las denuncias de corrupción han ocupado mayor espacio en la prensa. Banzer dijo que se sentía presionado por los periódicos para destituir a colaboradores por el simple hecho de estar acusados de actos de corrupción.
Aunque la polémica más dura tiene lugar entre los partidos de Banzer y de Sánchez de Lozada, la mayoría de las denuncias de corrupción apuntan en realidad al socialdemócrata Movimiento de Izquierda Revolucionario (MIR), del ex presidente Jaime Paz Zamora (1989-93).
De hecho, los dos ministros que abandonaron el gabinete de Banzer son altos dirigentes del MIR. López está acusado de hacer contrabando con un camión de su propiedad y Marinkovic de la compra de vacunas con sobreprecio que provocaron al país una pérdida de 350.000 dólares.
Otros dos altos dirigentes del MIR y ex presidentes de corporaciones regionales de desarrollo durante el gobierno de Paz Zamora fueron sentenciados a siete y cuatro años de prisión por causarle daños económicos al Estado.
Uno de ellos, Santiago Arana, es el candidato del MIR a alcalde de Sucre, la capital constitucional de Bolivia. (FIN/IPS/ac/ag/ip/99