La minería está cerca de tocar fondo en Bolivia. Las inversiones destinadas a esta actividad cayeron en un promedio de 19 por ciento en los últimos tres años por la baja de los precios en el mercado internacional, pero también por factores internos que desalientan a los inversionistas.
Desde 1995, las inversiones en minería bajaron de 115 millones dólares a 82 millones en 1996, a 64 millones en 1997 y a 48 millones en 1998, según el último balance de la Asociación Nacional de Mineros Medianos, divulgado esta semana.
Varias compañías extranjeras han perdido interés por invertir en Bolivia. De las alrededor de 40 empresas inversoras en la extracción de minerales que había en 1996, ahora quedan 12, de las cuales sólo ocho están en operación.
La crisis financiera internacional afectó con fuerza a la minería boliviana porque llegó precisamente en la fase inicial de un proceso de modernización y diversificación de la producción, dice la Asociación de Mineros Medianos.
A las dificultades se suman las limitaciones de financiamiento y los bajos precios de los minerales en el mercado internacional, factores comunes a otros países mineros de la región.
Pero en el caso boliviano, existen factores internos que los inversionistas califican de "malas señales" del Estado y afectan la inversión, como postergación de procesos de capitalización o licitaciones declaradas desiertas que desalientan a los empresarios, aseguran los mineros medianos.
El caso más reciente fue la decisión del gobierno este mes de declarar desierta la licitación del arrendamiento de la mina estatal de Porco, rica en plomo, plata y zinc.
El proceso quedó trunco aparentemente por presiones políticas, ya que la principal interesada en la licitación era la Compañía Comsur, del ex presidente Gonzalo Sánchez de Lozada (1993-97), principal opositor al gobierno de Hugo Banzer.
Con frecuencia, los inversionistas o la embajada de Estados Unidos alerta que los mayores problemas que Bolivia confronta en este terreno son la inseguridad jurídica, el cambio de las reglas de juego para el ingreso de capitales al país y la corrupción en el Poder Judicial.
En esas condiciones, el gobierno decidió impulsar la reactivación de la minería, concediendo algunas facilidades tributarias.
El ministro de Comercio Exterior, Jorge Crespo, anunció esta semana que los inversionistas estarán exentos del pago de impuestos para la importación de equipos y maquinarias de exploración por un periodo de cinco años.
"Esta es una forma de alivianar las fuertes inversiones de capital que deben asumir los empresarios mineros en la búsqueda de nuevos yacimientos y los riesgos que implica la actividad", expresó el ministro.
El beneficio incluye la posibilidad de reexportar los equipos con liberación de impuestos en caso que las exploraciones no tengan éxito en el descubrimiento de reservas minerales.
Pese a las condiciones adversas, la minería continúa ocupando en Bolivia el primer lugar en las exportaciones. En 1998, generó ingresos por unos 320 millones de dólares, equivalente al 35 por ciento del total de ingresos del país por concepto de ventas externas. (FIN/IPS/ac/ag/if/99