OTTAWA – La ley que prohíbe en Canadá la producción, venta y posesión de pornografía infantil es objeto de serias críticas en los tribunales por abogados que alegan por el derecho a la privacidad de sus defendidos.
Esta tendencia tomó impulso cuando un tribunal de la provincia de Columbia Británica, sobre la costa del Pacífico, dictaminó que John Robert Sharpe, acusado de posesión de material pornográfico infantil, tenía derecho a su privacidad.
Sharpe fue condenado sólo por tráfico y producción de pornografía infantil. Un día después del dictamen, el juez a cargo del caso, Duncan Shaw, fue amenazado de muerte.
Shaw sostuvo que la acusación pretendió restringir derechos constitucionales de Sharpe, cuyo abogado, Richard Peck, dijo que la pornografía infantil no es lesiva para la sociedad cuando se la mantiene en la privacidad del hogar de sus poseedores.
El abogado esgrimió como parte de sus argumentos un libro de poemas del escritor romano Cátulo, del año 60 antes de Cristo, y obras del pintor flamenco Rubens, que desarrolló sus trabajos en el siglo XVII. —-