El caso de una mujer negra acusada de negligencia criminal que provocó la muerte de su bebé despertó indignación entre organizaciones de mujeres de Estados Unidos, que acusaron en cambio al sistema de salud nacional.
Tabitha Walrond, de 21 años, fue declarada culpable de la muerte de su hijo Tyler en 1997, cuando tenía siete semanas de vida, por falta de leche materna. La sentencia despertó la ira de muchos.
La semana pasada, un jurado de Nueva York absolvió a Walrond de homicidio involuntario, pero la declaró culpable de homicidio por negligencia. La mujer podría pasar hasta cuatro años en la cárcel.
El caso fue criticado por feministas y activistas por los derechos de las mujeres, que calificaron al fallo de "racista, sexista y clasista".
"Cuando algo no funciona, culpan a la madre. Y tendemos a culpar a las mujeres pobres, sobre todo a las negras. Todo el mundo dice 'ella tendría que haber sabido que hacer"', sostuvo Marcia Gillespie, la editora de la revista feminista Ms.
"Pero a veces la gente no sabe qué hacer", protestó Gillespie, que es afroestadounidense.
El veredicto es una "farsa", sostuvo Gillespie, y subrayó que sólo sirve para perpetuar el estereotipo de que las mujeres pobres no son "buenas madres". La pobreza, la juventud, la etnia y el género tuvieron mucho peso en la condena de Walrond, afirmó.
Los abogados de Walrond explicaron que la madre no consiguió atención médica para su bebé después del parto porque el niño no tenía seguro médico.
Walrond inscribió a su hijo en el sistema de cobertura médica cuatro meses antes de su nacimiento, pero por una confusión burocrática los documentos de Tyler llegaran por correo meses después de su muerte.
Además, Walrond no estaba informada de que la cirugía reductora de busto que le habían practicado hacía un tiempo podía afectar su capacidad para amamantar.
La joven madre alegó en su defensa que simplemente no se dio cuenta de que Tyler estaba mal alimentado hasta que fue demasiado tarde. El bebé murió en sus brazos en el neoyorquino Lebanon Hospital, a dónde lo había llevado para que lo atendieran de urgencia en agosto de 1997.
Los fiscales declararon que el bebé pesaba sólo 2,25 kilogramos cuando murió, 1,35 kilogramos menos que al nacer.
"Está claro que el bebé no quedó en ese estado en un minuto. Ella no supo cuidar a su hijo", acusó el fiscal. Los abogados de Walrond admitieron que la mujer cometió errores, pero sostuvieron que enviarla a la cárcel sólo agravaría la tragedia.
Hubo otros casos de lactantes que murieron desnutridos o que tuvieron graves complicaciones de salud en Estados Unidos, pero ninguna de las madres fue acusada de criminal.
"Le podía haber sucedido a cualquiera. Suponer que la madre puede darse cuenta de esas cosas es absolutamente irreal e injusto", dijo la doctora Marianne Neifert, que dirige un centro de lactancia y fue citada como experta a declarar en el juicio.
Los abogados de Walrond señalaron que la acusada asistió a clases de parto, que jamás faltó a una cita con su obstetra y que empapeló las paredes de su dormitorio con tablas de embarazo y desarrollo infantil.
"Si alguien es culpable de la muerte de Tyler Isaac Walrond, es el sistema de salud, que se negó a prestar cuidado médico a un recién nacido con derecho legal y moral a recibir atención", protestó Bernice Powell Jackson, directora de la Comisión para la Justicia Racial.
Los médicos deberían haber previsto que algo no andaría bien, no sólo debido a la cirugía reductora de busto que se había hecho Walrond previamente, sino también a causa de las complicaciones que tuvo su parto.
Tyler nació por cesárea el 27 de junio de 1997, pero Walrond tuvo fiebre y coágulos en la sangre, así que el niño y la madre permanecieron internados en el hospital durante 12 días.
"La historia médica de la señora Walrond debería haber puesto en guardia desde el principio a quienes la atendieron, que debían saber que ella necesitaba información y seguimiento", sostuvo Galen Sherwin, de la organización activista NOW.
"En cambio, nadie le dio información sobre los posibles riesgos y dos veces le negaron asistencia médica a su hijo enfermo, lo cual es ilegal", agregó.
"Las tarjetas del seguro médico suelen no llegar a tiempo. Siempre hay una excusa o una razón, pero muchos niños que podrían tener esa cobertura no la tienen", protestó Judy Wessler, de la Comisión de Cuidado de la Salud Pública de Nueva York.
"(El fracaso del sistema) afecta en forma desproporcionada a las mujeres negras. El racismo institucional es increíble", agregó.
Los adultos negros tienen una probabilidad dos veces mayor de carecer de seguro de salud que los adultos blancos y también tienen menos acceso a la medicina preventiva, reveló un estudio nacional realizado en 1995 por el Fondo de Bienestar de Nueva York.
Además, la tasa de mortalidad infantil es 2,5 veces mayor en la comunidad negra que en la blanca.
"Este juicio sirve para acusar tanto al sistema de salud como a la justicia penal. Las mujeres no tienen la culpa y no deberían ser juzgadas por las ineficacias del sistema en cuanto al cuidado de los niños antes y después del parto", declaró la Organización Nacional de Mujeres a la prensa.
Hace poco hubo un caso similar, en el cual otra madre joven beneficiaria del sistema de seguro médico, Tatiana Cheeks, fue acusada de homicidio porque su hija pequeña murió por falta de leche materna.
Pero los cargos contra Cheeks fueron levantados cuando el fiscal consultó a expertos en lactancia y se supo que Cheeks también había sido rechazada en el hospital por no tener la constancia de cobertura médica.
Un portavoz de Virginia Fields, la presidenta del distrito de Manhattan, dijo que la condena de Walrond es un "caso a examinar" y que "todos los neoyorquinos tienen derecho al cuidado de su salud y a recibir tratamiento médico".
"(Pero) está claro que el sistema (público de salud) brinda la menor cobertura (posible), sobre todo a las mujeres pobres", observó. (FIN/IPS/tra-en/ks/mk/ceb/aq/hd/99
