La pérdida diaria de 40 por ciento del agua destinada al uso agrícola y urbano en México se suma al desastre ocasionado por una sequía que arruina cultivos, obliga a sacrificar animales y propaga el desempleo en el campo.
Las represas instaladas en el noroeste mexicano para abastecer las zonas agrícolas y ganaderas de los estados de Sinaloa y Sonora contienen apenas 11 por ciento de su capacidad, informó la Comisión Nacional de Agua (CNA).
Las represas de los estados de Chihuahua y Coahuila, en el norte del país, y de Tamaulipas, en el noreste, contienen apenas 22 por ciento de su capacidad, de acuerdo con la misma fuente.
Ante la situación, la Secretaría (ministerio) de Gobernación declaró la semana pasada zona de desastre natural a los estados norteños de Sinaloa, Sonora, Coahuila, Durango y Chihuahua, que padecen los efectos de una sequía "atípica prolongada".
Mientras, las autoridades consideran aplicar la misma medida en Zacatecas, San Luis Potosí, Tamaulipas y Baja California Sur, donde la ausencia de lluvias también ha dañado la actividad agropecuaria y ganadera.
En los cinco estados, el promedio de lluvias del primer cuatrimestre representa siete por ciento del nivel histórico registrado entre 1941 y 1998.
La captación de agua en las represas de este país alcanza un promedio anual de 410.000 millones de metros cúbicos, 85 por ciento de los cuales se utilizan para la agricultura, cinco por ciento a la industria y el resto a otros usos, incluido el consumo urbano.
Al problema de la sequía más grave de las últimas décadas que asola al país, debe agregarse el mal manejo del agua, por el que a diario se pierde 40 por ciento del líquido, advirtió Francisco Ramírez, investigador de la Universidad Autónoma de Chapingo.
La falta de mantenimiento en las zonas de riego y en las represas y la ausencia de control sobre su contenido, así como el vuelco hacia cultivos como el algodón, que requieren más agua, se combinan para profundizar el problema, señaló Ramírez.
El sector algodonero del país está entre los más damnificados por la sequía. La Unión Nacional de Productores de Algodón informó que las 220.000 hectáreas que sus socios sembraban en México cayeron a 100.000 hectáreas.
En 1982, México producía 2,8 millones de pacas de algodón de unos 215 kilogramos, de las cuales 800.000 adquiría la industria nacional y el resto se exportaba.
La crítica situación actual en ese sector, a causa, entre otros factores, de la sequía, ocasionará una reducción en la producción hasta en 625.000 pacas para este año.
Ante la falta de lluvias, la escasez de agua en las represas y el abatimiento de los mantos acuíferos, la superficie cultivable del país se reducirá este año entre 15 y 20 por ciento, según la Secretaría de Agricultura y Ganadería.
Sólo en los valles del Mayo y del Yaqui, en el sur de Sonora, se dejarán de sembrar unas 75.000 hectáreas esta temporada, y en Sinaloa otras 2.600 hectáreas cultivadas de maíz y sorgo se encuentran bajo la amenaza de perderse.
El agua contenida en las represas de esa región permitirá irrigar apenas entre 25 y 30 por ciento de los cultivos ya sembrados.
En cuatro grandes municipios del norte del central estado de Zacatecas, la erosión provoca cada año la pérdida de medio centímetro de suelo por hectárea y de entre 50 y 200 toneladas de frijol también por hectárea.
Esa región genera 40 por ciento de la producción nacional de frijol, actividad que da trabajo a 35.000 labriegos.
Mientras el ganado bovino nacional podría haber disminuido de 22 millones de reses a 16 millones, señaló el presidente de la Comisión de Ganadería de la Cámara de Diputados, Joaquín Montaño.
Durante la temporada seca, entre mayo y agosto, podría disminuir hasta 50 por ciento el ganado del estado de Sinaloa, donde hay registrado un millón 500.000 reses, según la Unión Ganadera Regional.
Sin embargo, al parecer lo peor aún está por verse. La Secretaría de Agricultura y Ganadería advirtió que los próximos 40 días serán los más difíciles, si se considera que es el período que registra mayores temperaturas y no se pronostican lluvias.
El estado de emergencia declarado al menos en cinco estados les permitirá disponer de recursos económicos para salir al paso al desastre, mientras comenzaron a registrarse enfrentamientos entre comunidades que pelean por al agua. (FIN/IPS/pf/mj/dv en/99