Ecuador y Perú comenzaron esta semana a sentar las bases del parque ecológico que se instalará en la zona de la frontera que fue escenario de guerras entre los dos países en 1941, 1981 y 1995, poblada por 80.000 indígenas shuar.
Los nativos del área esperan que sus opiniones sean tenidas en cuenta a la hora de crear el Parque Binacional, pues para los nativos de la Amazonia la naturaleza es parte de la vida colectiva.
Ríos, cascadas y selva están poblados de espíritus, objetos de culto y de riqueza ceremoniales con los cuales se relacionan en la vida diaria, afirman.
Los presidentes Jamil Mahuad, de Ecuador, y Alberto Fujimori, de Perú, declararon el día 13 formalmente establecida la nueva frontera entre los dos países en una zona que estuvo en disputa durante más de 50 años.
Al delimitar la frontera, entraron en vigor todos los convenios del acuerdo de paz, entre ellos los que contemplan la ejecución de proyectos con financiamiento internacional, como la instalación del parque ecológico.
La ministra de Medio Ambiente de Ecuador, Yolanda Kakabatse, se reunió esta semana en Lima con el presidente del Consejo Nacional del Ambiente, Gonzalo Galdos, y con la directora de Areas Protegidas de Perú, Josefina Tacajashi, para concretar la creación del parque binacional en la cordillera del Cóndor.
En las reuniones se analizaron mecanismos para establecer un plan de manejo del parque fronterizo que unirá a las dos naciones.
Kakabatse dijo a IPS que el primer paso en el tratamiento del denominado Parque de la Paz será el reconocimiento de las características del área y de su población, que permita diseñar un plan de manejo de mediano plazo.
"Estamos analizando las condiciones de la zona para luego decidir cómo se llevan a cabo los proyectos", señaló Kakabatse.
Este plan debe estar definido en octubre, "luego de lo cual podrán empezar a concretarse las inversiones en turismo, conservación, investigación y desarrollo", dijo.
"Delegados del Ministerio y de algunas organizaciones conservacionistas se encuentran coordinando acciones con los actores locales, indígenas shuar, colonos y autoridades", expresó la ministra.
El Parque de la Paz estará ubicado en una región habitada por indígenas shuar, grupo etnolinguístico integrado por cuatro comunidades: los shuar (unas 40.000 personas en el Ecuador), los achuar, los hambisas y los aguarunas. En total, son 80.000 integrantes en la frontera ecuatoriano-peruana.
Para los shuar, el sector del Alto Cenepa jamás fue ecuatoriano o peruano, porque los límites impuestos por los gobiernos y los conflictos bélicos no pudieron separarlos definitivamente.
Desde el inicio de la última guerra entre Ecuador y Perú, a comienzos de 1995, las organizaciones indígenas amazónicas de ambos países suscribieron una declaración conjunta para mantener la paz.
Eso no impidió que algunos indígenas integren los ejércitos de sus países. En Ecuador, los arutam e iwias, dos grupos shuar, participaron en la guerra de 1995. En Perú, el ejército reclutó a indígenas orejones, guambizas y aguarunas.
Los shuar creen en diversos tipos de espíritus. Uno de ellos es Arutam, un espíritu que posee a determinados varones, que no temen a nada y tienen la fuerza necesaria para sobrevivir solos en la selva.
Los Arutam conocen la zona de la Cordillera del Cóndor como la palma de su mano y tienen una gran capacidad de resistencia física. Por eso conformaron durante la guerra un cuerpo de elite del ejército ecuatoriano.
Los Iwias tienen condiciones físicas y sicológicas excepcionales. Son capaces de caminar en la selva hasta 60 horas sin descanso, alimentándose sólo de hojas y frutos. En 1995 estuvieron en los primeros puestos de batalla.
Una vez terminada la guerra, los indígenas shuar ecuatorianos y peruanos siguieron siendo dueños de su selva. Sin embargo, las guerras dejaron sus huellas, pues cerca de 20.000 indígenas amazónicos del lado ecuatoriano sufrieron los efectos directos de los combates.
Para el dirigente indígena Carlos Viteri, la creación del parque ecológico puede ser una victoria para los pueblos de la Amazonia.
"Lo que moviliza a los hermanos shuar es el derecho de decidir su destino como pueblos, más allá de la perversidad de cualquier frontera superpuesta. Es el derecho de pensar colectivamente en un desarrollo común y en un territorio común heredado de los ancestros", dijo Viteri.
Para las etnias amazónicas la creación del parque binacional con el cual se sella la paz definitiva entre Ecuador y Perú abre el camino a nuevos desafíos que ambos países deberán sobrellevar de manera conjunta.
"Cuando van de cacería, mis hermanos caminan siguiendo las huellas del saíno o de la danta (dos mamíferos amazónicos) para eludir las minas. En esta zona, los shuar todavía poseen hermosos parajes donde abunda la fauna y ríos limpios llenos de peces", dice Viteri.
Según Viteri, la guerra es lo único que preocupaba a los shuar porque no podían vivir libres. "Hasta los niños estaban pendientes cuando aumentaban los vuelos de helicópteros y aviones. Ellos ya sabían entonces que había problemas y que tendrían que buscar refugio", explicó.
"¿Quiénes más que los shuar, que habitan en la cordillera del Cóndor, pueden explicarnos lo que es vivir sitiado por décadas en la propia casa e impedidos de visitarse entre familias por una razón ajena?", se preguntó Viteri
Después de 56 años de separación, en diciembre del año pasado, los indígenas que habitan la frontera de Ecuador y Perú comenzaron nuevamente a reunirse como pueblos hermanos, lo que se concretará definitivamente con el Parque de la Paz.
"Es la unificación y el reencuentro de los hermanos shuar lo que nos lleva a participar en la construcción de este parque ecológico por la paz.", manifestó José Luis Kimbikiki, dirigente shuar de la zona. (FIN/IPS/kl/mj/pr/99