La Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) anunció hoy la realización de un proyecto para cultivar algodón en Asia respetando el ambiente.
La Unión Europea (UE) financiará esta iniciativa, que tendrá un costo de 12 millones de euros (12,7 millones de dólares) y se llevará a cabo en Bangladesh, China, Filipinas, India, Pakistán y Vietnam.
El objetivo del proyecto es reducir a la mitad el uso de plaguicidas por parte de los cultivadores de algodón, aumentando al mismo tiempo la producción.
A nivel mundial, el cultivo de algodón es aquel en el que se emplean más plaguicidas. En 1995 se vendieron en el mundo plaguicidas por valor de unos 12.000 millones de dólares, de los cuales, 1.800 millones (14 por ciento), correspondieron a los utilizados por cultivadores de algodón.
China, India y Pakistán son tres de los cuatro mayores productores de algodón, responsables de 46 por ciento de los cultivos mundiales, y son también los mercados más importantes para la industria de los plaguicidas.
En esos tres países se encuentra más de dos tercios de la superficie del planeta tratada anualmente con plaguicidas.
Proyectos piloto financiados por el Banco Asiático de Desarrollo en China, India y Pakistán permitieron que los productores de algodón redujeran el uso de plaguicidas, aumentando al mismo tiempo sus ingresos.
La iniciativa de la FAO permitirá que unos 90.000 pequeños productores de algodón reciban, en los próximos cinco años, formación sobre gestión integrada de plagas.
En 3.800 escuelas de campo se les explicará cómo funcionan los ecosistemas del algodón, incluyendo los cambios en las poblaciones de parásitos, y aprenderán como combatir con técnicas alternativas las plagas de pulgones, moscas blancas y gusanos belloteros.
Se les enseñará cómo eliminar los parásitos y cómo aumentar el numero de depredadores benéficos, y también a rotar y diversificar los cultivos.
El objetivo es conseguir el equilibrio entre los parásitos y sus enemigos naturales, y mantener a un nivel mínimo la difusión de plaguicidas caros y potencialmente peligrosos para la salud humana y el ambiente.
El envenenamiento crónico, la destrucción de los enemigos naturales de los parásitos y el aumento de la resistencia de éstos a los insecticidas son los problemas más acuciantes.
En numerosos países en desarrollo, el uso seguro de pesticidas es prácticamente imposible, ya que los precios de la vestimenta de protección son inaccesibles, y el calor tropical hace que el uso de la misma sea casi insoportable.
El proyecto promoverá también la investigación local orientada a la producción agrícola.
Las agricultoras en particular serán estimuladas a participar en actividades de formación que les permitan tener un papel más importante a la hora de tomar decisiones sobre la gestión de las plagas.
"Los agricultores se darán cuenta por fin de que un campo de algodón no fumigado no es necesariamente presa de las plagas", explicó Niek van der Graaff, Jefe del Departamento de Protección de las Plantas de la FAO.
El proyecto conjunto UE/FAO ayudará a los países a intensificar la producción de algodón de forma sustentable y a aumentar sus ingresos, agregó.
La FAO tiene una larga historia en la gestión de las plagas y en la producción algodonera, subrayó Niek van der Graaff.
La agencia de las Naciones Unidas, cuya sede central se encuentra en Roma, empezó a trabajar en 1960 con métodos de producción más respetuosos del ambiente en los países en desarrollo.
En la actualidad, la FAO se ocupa de programas comunitarios de gestión de las plagas que respetan el ambiente, especialmente para los cultivos de arroz y verduras, en 12 países asiáticos, con la participación de más de un millón de agricultores. (FIN/IPS/jp/mp/dv/99)