ASIA: Nuevos desafíos para garantizar seguridad alimentaria

Los nuevos desafíos de la seguridad alimentaria y la protección del ambiente serán evaluados desde hoy, en China, por el Grupo Consultivo sobre Investigación Agrícola Internacional (CGIAR, por su sigla en inglés).

La reunión semestral del CGIAR, un consorcio de 58 países coordinado por el Banco Mundial, evaluará las generosas promesas de nuevas disciplinas como la biotecnología para reducir el hambre, aumentar la producción de alimentos y salvar la biodiversidad.

Las conclusiones del grupo determinarán, en gran medida, el futuro impacto de nuevas técnicas de producción de alimentos en todo el mundo.

A pesar de sus logros en la disminución de la escasez de alimentos durante las dos últimas décadas, los mayores desafíos para el CGIAR todavía no se presentaron.

Equilibrar sus finanzas para permitir la investigación de nuevos técnicas será una de las tareas más difíciles para el organismo en el futuro.

Esto ocurre en un momento en que los expertos en agricultura del CGIAR deben ayudar a garantizar la seguridad alimentaria para la creciente población del planeta.

En todo el mundo, alrededor de 840 millones de personas, la mayoría mujeres y niños, padecen hambre cada día.

Se estima que la población mundial llegará a 8.000 millones en el año 2025, y el ritmo de su aumento será mayor en las áreas urbanas de los países en desarrollo, cuya demanda de alimento se duplicará durante los próximos 30 a 40 años según las previsiones.

Otro problema apremiante es la reducción del impacto de la llamada "Revolución Verde", que aumentó las cosechas mediante el uso masivo de productos químicos, y ha resultado por lo tanto insustentable en el largo plazo.

El volumen de las cosechas de cereales en todo el mundo descendió 2,2 por ciento por año entre 1967 y 1982, y 1,5 por ciento por año entre 1982 y 1994.

China, donde se realizará la reunión del CGIAR, es un ejemplo de las dificultades que enfrenta la investigación de nuevas técnicas de producción de alimentos, pero también de algunos de sus logros.

"Todo lo que ocurra aquí con las cosechas de arroz o trigo afectará al resto del mundo", dijo Tiffin Harris, del Centro Internacional de Mejoramiento del Maíz y el Trigo.

"Si un gran desastre afectar a las cosechas de China, este país debería acudir a los mercados mundiales y comprar grandes cantidades de granos, como lo hicieron los soviéticos en los años 50, y esa demanda causaría un gran aumento de los precios internacionales", explicó.

China es actualmente el mayor productor de granos del mundo, con 20 por ciento del total global. Sin embargo, al ser también el país más poblado, tiene dificultades con la escasez de agua y tierras.

El área cultivada por habitante es aproximadamente 0,1 hectáreas, apenas 40 por ciento del promedio mundial.

Las futuras cosechas de granos están amenazadas por la escasez de agua, ya que el riego asegurado por la lluvia está por debajo del promedio mundial, y sólo un tercio de los recursos hídricos del país pueden ser explotados.

China utiliza los resultados de las investigaciones científicas del CGIAR para orientar la implementación de políticas agrícolas.

Sólo en el área de la producción de trigo, entre siete y diez millones de hectáreas de cultivos surgieron de la colaboración entre el CGIAR y la Academia de Ciencias Agrícolas de China.

Un experimento con nuevas técnicas de cultivo de arroz que ahorran agua, dirigido por el CGIAR en China, podría ser un ejemplo para muchos otros países del continente asiático, del cual proviene 90 por ciento de la producción mundial de arroz.

"La importancia del cultivo de arroz en Asia hace que se deba prestar especial atención al ahorro de agua en los sistemas de irrigación", dijo Ronald Cantrell, director general del Instituto Internacional de Investigación del Arroz (IRRI, por su sigla en inglés), con sede en Filipinas.

"Los científicos del CGIAR colaboran con los agricultores y científicos nacionales para encontrar maneras de producir más arroz con menos agua", agregó.

Más de la mitad de la población mundial dependerá del arroz como principal fuente de alimento dentro de 30 años. Según los especialistas, la producción de arroz deberá aumentar más de 40 por ciento para satisfacer esa demanda.

La irrigación intermitente de los cultivos es una de las nuevas técnicas para ahorrar agua desarrolladas por el IRRI y probadas en China.

Con este método, los campos de arroz no se mantienen inundados continuamente sino que se riegan periódicamente, permitiendo que lleguen casi a secarse en los intervalos, hasta el momento de la cosecha.

Para facilitar el experimento, se formaron grupos de agricultores de 30 a 70 miembros. Los campesinos tienen grandes incentivos para adoptar la técnica, porque los proveedores de agua les cobran entre cinco y diez por ciento de las ganancias provenientes de las cosechas.

La técnica de la irrigación intermitente ha tenido cierto éxito en China continental. Los científicos del IRRI trabajan para investigar si el procedimiento puede ser extendido a toda una cuencia acuifera y aplicado en otros países. (FIN/IPS/tra- en/ab/js/at/dv sc/99

Archivado en:

Compartir

Facebook
Twitter
LinkedIn

Este informe incluye imágenes de calidad que pueden ser bajadas e impresas. Copyright IPS, estas imágenes sólo pueden ser impresas junto con este informe