ASIA: Banco de Desarrollo busca fondos para combatir pobreza

El Banco Asiático de Desarrollo procura retomar como objetivo principal la reducción de la pobreza en este continente, pero la recesión menguó los fondos que necesita para ese fin.

Aunque el Banco nunca olvidó su función de combate a la pobreza, la asamblea anual de este año tiene lugar entre exhortaciones a una revisión de sus estrategias, en vista de la reversión de muchos de los logros económicos y sociales de la región en las últimas décadas.

La institución prepara «una nueva estrategia para reducir la pobreza» este año, conjuntamente con países en desarrollo de Asia, anunció el viernes el presidente del Banco, Tadao Chino, en la sesión inaugural de la asamblea.

«La nueva estrategia reflejará, entre otras cosas, la importancia de la sustentabilidad de los logros en materia de reducción de la pobreza», agregó Chino, que asumió la presidencia del Banco este año.

Así mismo, destacó que «el crecimiento económico con equidad es indispensable para una reducción sustentable de la pobreza».

Muchos analistas se preguntan cuál fue el error en el tipo de desarrollo elegido por algunas de las economías de más rápido crecimiento de Asia, como Indonesia y Tailandia, donde estalló la crisis financiera en julio de 1997.

«Más de 40 millones de asiáticos volvieron a la pobreza absoluta, revirtiéndose así gran parte de los progresos logrados», señaló el viernes el presidente de Filipinas, Joseph Estrada.

«Además, la caída de los ingresos de los gobiernos limitó severamente el gasto público, en particular en el área de los servicios sociales», añadió.

A medida que aumenta la necesidad de ayuda económica, el Banco enfrenta más y más dificultades para obtener fondos de sus estados miembros con que ayudar a la estabilidad y recuperación de la región.

Los propios recursos del Banco fueron afectados por el enlentecimiento económico de Asia y la recesión que afecta a 40 por ciento de la economía mundial, pero más y más países golpean a sus puertas pidiendo ayuda.

Los créditos otorgados por el Banco cayeron de 9.400 millones de dólares a 6.000 millones entre 1997 y 1998, según su informe anual.

La reducción del Fondo Asiático de Desarrollo, la filial de préstamos preferenciales del Banco, se debió en gran parte a la depreciación del yen frente al dólar. Así, el valor de los 6.300 millones de dólares prometidos para el período 1998-2001 cayó a menos de 5.000 millones de dólares.

Japón, que al igual que Washington tiene 16 por ciento del capital suscripto del Banco, realiza sus contribuciones en yenes, y su economía también está en recesión.

Fuera de Asia, la situación tampoco es propicia para la recaudación de fondos, ya que donantes como Estados Unidos otorgan prioridad a su propia región y reducen sus aportes a agencias multilaterales.

Chino advirtió que este hecho podría dañar la capacidad del Fondo para ayudar a países como Bhután, Bangladesh y Papúa-Nueva Guinea. «La demanda de recursos del Banco continúa creciendo», destacó.

Aun aquellos prestatarios que no están directamente afectados por la recesión sienten «sus fuertes efectos secundarios, y en consecuencia, demandan más recursos preferenciales para hacer frente al impacto social de la crisis a mediano plazo», agregó.

Los fondos privados no son adecuados para este propósito, ya que muchos prestatarios del Banco no reciben demasiadas inversiones extranjeras. Los préstamos también son nnecesarios para ayudar a nuevos miembros como las repúblicas centroasiáticas.

Por esta razón, Chino busca apoyo entre los miembros del Banco para comenzar a negociar este año la próxima reposición del Fondo, que tendría unos 2.000 millones de dólares hasta el año 2000.

Funcionarios de países miembros del Banco señalan que no será fácil lograr un acuerdo. Los miembros europeos, por ejemplo, pretenden un vínculo más claro entre la recepción de recursos del Fondo y logros sustentables en la reducción de la pobreza.

Los préstamos del Fondo en 1998 representaron sólo 987 millones de dólares de los créditos totales otorgados por el Banco. Los restantes 5.000 millones de dólares se prestaron en condiciones comerciales.

Chino sostuvo que el Banco respondió rápidamente a la crisis asiática, pero grupos de activistas señalan que no se ocupó de las necesidades reales de las economías.

La crisis enseñó a la región que «no se puede confiar al mercado, especialmente en aquellos países que padecen corrupción, la administración de justicia social y la conservación del ambiente», señalaron organizaciones no gubernamentales asiáticas.

«La respuesta del Banco a la crisis, mediantes sus programas y políticas, cometió exactamente ese error: ignorar las preocupaciones sociales y ambientales», agregaron.

Sin embargo, Chino destacó las contribuciones del Banco para proyectos sociales y laborales en Tailandia, Corea del Sur e Indonesia.

«Escuchamos antes de hablar. Diagnosticamos antes de recetar. Y realizamos seguimientos», aseguró.

No obstante, la crisis hizo a gobiernos, analistas y al propio Banco preguntarse qué podría hacerse mejor para reducir la pobreza.

Mubyarto, profesor de economía de la Universidad Gadjah Mada y asesor del gobierno de Indonesia, destacó que los esfuerzos contra la pobreza deben apuntar al crecimiento y a la equidad a la vez, y no a una meta después de la otra.

«Lo que debemos preguntarnos es si la crisis afectó o cambió la anterior dinámica de la pobreza y si eso requiere un nuevo tipo de estrategia», señaló Anita Kelles-Viitanan, de la división de Desarrollo Social del Banco.

«Un desafío claro tras la crisis es la necesidad de contar con una estrategia de reducción de pobreza para poder manejar futuros riesgos sociales», concluyó. (FIN/IPS/tra-en/js/mlm/dv/99

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