El gobierno de Argentina y los economistas de la oposición, así como técnicos y ejecutivos de la banca de inversión internacional, coincidieron hoy en descartar una devaluación monetaria inminente.
Las desmentidas de las diversas fuentes sobre una devaluación, la calma en los mercados y la discreción con que se manejó el asunto en medios periodísticos argentinos contrastó así con los rumores que circularon esta semana, fundamentalmente afuera de este país.
Con elecciones presidenciales dentro de apenas cinco meses, y la economía brasileña en recuperación tras haber devaluado con cierto éxito su moneda en enero, la versión encontró terreno fértil para expandirse, sobre todo en Brasil y Estados Unidos.
Pero no sólo el gobierno descartó la versión sino también los aspirantes a encabezar el Ministerio de Economía en caso de que la oposición gane las elecciones de octubre, además del Fondo Monetario Internacional y la banca extranjera.
Economistas del banco JP Morgan consideraron "totalmente exagerada" la versión del fin de la convertibilidad argentina, que desde 1991 implica la paridad del peso nacional con el dólar, y el diario especializado Buenos Aires Económico dio al rumor escasa importancia, en la página 17.
"La convertibilidad es sólida. La duda está en cómo saldrá Argentina de la recesión", comentó con calma otro especialista, de la banca de inversión Bearn Stearns.
Desde Washington, el ministro de Economía de Argentina, Roque Fernández, rechazó los rumores y dijo no conocer su origen. "No vamos a modificar nuestra política cambiaria y permanecerá la convertibilidad", afirmó.
Por su parte, el jefe de asesores de este Ministerio, Miguel Kiguel, subrayó que el compromiso con la convertibilidad "es total" y puso como ejemplo de la confianza general la colocación el jueves de un bono sin sobreprecios en el mercado de deuda.
El jefe de economistas del Fondo Monetario Internacional (FMI), Michael Mussa, respaldó el régimen de convertibilidad que ideó el entonces ministro de Economía Domingo Cavallo en 1991, y que permitió frenar la depreciación monetaria y la hiperinflación.
Mussa dijo que, "para bien o para mal, Argentina está casada con la convertibilidad, y va a ser muy difícil salir de ella", y coincidió con el economista Alberto Rodriguez Giavarini, de la oposición, que descartó de plano el fin de la convertibilidad.
Las primeras versiones sobre el fin del régimen monetario, sustentado en una ley que impide la emisión y que obliga a que cada peso en circulación esté respaldado por reservas internacionales, surgieron el lunes, cuando Cavallo declaró al diario británico Financial Times que había que dejar "flotar el peso".
Pero Cavallo, que también cree que es posible que el peso se aprecie en el tiempo y se establezca una moneda única del Mercosur, descartó un abandono de la convertibilidad.
El ex ministro ya había sostenido en abril que Argentina podía modificar la paridad sin abandonar las restricciones de la convertibilidad, y su propuesta de flotación fue interpretada como la "antesala" de un cambio más profundo.
Cavallo, candidato a la presidencia por un partido que él mismo fundó, es uno de los analistas económicos más influyentes hoy en el mundo y sus comentarios causaron cierto impacto en la Bolsa de Buenos Aires el miércoles.
Las acciones declinaron 4,2 por ciento ese día pese a las aclaraciones del ex ministro. Pero ya el jueves se recuperaron en promedio 1,2 por ciento y ningún matutino destacó el asunto este viernes, como ocurrió en algunos medios de Brasil.
El presidente Carlos Menem descartó también cambios en la convertibilidad y atribuyó los rumores a "una mala interpretación de los dichos de un ex funcionario", sin mencinar a Cavallo. "Quiero creer que no actuó de mala fe", agregó.
Cavallo aclaró que dejar flotar el peso sería, en el corto plazo, un error, y que sólo en una segunda etapa se podría preservar el techo de la convertibilidad permitiendo una flotación si las condiciones económicas están dadas. (FIN/IPS/mv/mj/if/99
