AMERICA LATINA: Desempleo, eje de las reivindicaciones laborales

El aumento del desempleo como fruto de las políticas económicas de los gobiernos de la región fue el centro de las reivindicaciones que los sindicatos de América Latina formularon hoy, Día Internacional de los Trabajadores.

Ese punto estuvo presente, por ejemplo, en el encuentro que este sábado 1 de mayo celebraron en la frontera entre Uruguay y Brasil las centrales sindiciales de las cuatro naciones del Mercado Común del Sur (Mercosur) y de Bolivia y Chile.

En la mayor parte de los países de la región la conmemoración del 113 aniversario de las primeras luchas obreras en Estados Unidos por la jornada laboral de ocho horas coincidió con un momento de particular debilidad de las centrales sindicales, que ven caer su número de afiliados y su poder de convocatoria.

Esos fenómenos se deben en parte, según admiten documentos de las organizaciones laborales, al aumento de la desocupación, al crecimiento de la actividad informal y a la caída general de la militancia, que afecta tanto a los grupos sociales como a los partidos políticos, en particular a los de izquierda.

Sindicalistas e intelectuales de América Latina y Europa reunidos en febrero en un coloquio celebrado en Ixtapa, México, constataron que el crecimiento del desempleo es un fenómeno universal que se manifiesta de distintas maneras, según las regiones del planeta.

En Europa, el Estado benefactor preserva aún fuertes espacios que permiten atenuar los efectos de la caída del empleo y asegurar cierta protección a los trabajadores, pero el Estado en América Latina prácticamente se retiró de la escena social y los mecanismos de protección se han ido desmantelando, observaron.

La drástica reducción del empleo industrial, el crecimiento del sector de servicios, donde el nivel de sindicalización es muy bajo, y sobre todo la expansión de la informalidad, caracterizan la situación del mercado de trabajo en América Latina, señalaron dirigentes de la central de trabajadores uruguaya PIT-CNT.

"Para enfrentar el problema del empleo desde una perspectiva alternativa es necesario acceder a ciertos niveles de control del aparato estatal, para impulsar desde esas instancias institucionales formas creativas de combate a la desocupación", dijo en la reunión de México el diputado argentino Daniel Cieza.

Pero esas condiciones se dan en muy pocos lugares en América Latina, señaló Cieza, integrante de la Comisión de Empleo de la Cámara de Diputados de su país.

"Lo que prima en esta región es un desentendimiento total del Estado de la escena social, que deja hacer a los empresarios en el entendido de que es el mercado el que debe tener la primera y la última palabra", indicó un responsable de la Central de Trabajadores de Argentina.

En Perú, la principal central laboral convocó el miércoles, con relativo éxito, a un paro general en contra del aumento del desempleo y la política económica del presidente Alberto Fujimori.

El llamado de la Confederación General de Trabajadores del Perú, el primero de su tipo que se realiza en 16 años, fue declarado ilegal por el gobierno por entender que tenía carácter político.

La Central Obrera Boliviana (COB), por su parte, tiene entre sus prioridades la lucha contra una reforma laboral implementada por el gobierno con el fin de flexibilizar las condiciones de contratación de los trabajadores y eliminar varios beneficios sociales.

Sin embargo, las condiciones en que la organización laboral conducirá esa lucha no parecen ser las mejores, ya que nunca la COB ha estado tan débil como ahora.

Este 1 de Mayo, los trabajadores bolivianos no salieron a las calles, a diferencia de lo sucedido año tras año en las últimas cuatro décadas.

En Colombia, la celebración del Día Internacional de los Trabajadores fue precedida de huelgas y jornadas de protestas del sector estatal, en particular en la educación y en las clínicas y hospitales públicos.

Los empleados estatales colombianos realizaron en enero un paro general para protestar por el plan de ajuste del gobierno, que propone aumentos salariales de 13 por ciento, cinco puntos por debajo del índice de inflación.

El sector estatal es precisamente el único en el que los sindicatos conservan cierta fuerza, según un estudio del Departamento Nacional de Planeación realizado en octubre pasado.

Otros informes estiman que los sindicatos en Colombia representan apenas a cuatro por ciento de los 14,6 millones de integrantes de la población económicamente activa del país.

En Chile, también se registra una pérdida de influencia de la otrora poderosa Central Unitaria de Trabajadores, que actualmente reúne a menos de 20 por ciento de la fuerza laboral.

La crisis económica y su secuela de desempleo generalizado afectan rudamente al sindicalismo chileno.

En el primer trimestre de este año, como consecuencia de la caída del producto, la desocupación llegó a 8,2 por ciento, según el último informe del Instituto Nacional de Estadísticas, que las organizaciones laborales cuestionan por estimar que atenúa la cifra real de desempleo.

Una particularidad chilena es que las reivindicaciones populares asumieron desde comienzos de este año expresión étnica, a través de conflictos de comunidades mapuches del sur del país con empresas forestales que explotan bosques en tierras ancestrales de los indígenas.

En Nicaragua, los sindicatos y pequeños empresarios del sector transportista paralizaron la economía del país esta semana, en una movilización en la que recibieron el respaldo de otras organizaciones de trabajadores.

El gobierno de Arnoldo Alemán atribuyó los disturbios al opositor Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), y lanzó al ejército y a la policía a las calles para controlar el conflicto.

En Uruguay, la lucha contra el desempleo es una de las banderas centrales que levantó la central única PIT-CNT.

En 1998 y este año cerraron parcial o totalmente algunas de las principales industrias del país.

El último ejemplo fue el de Cristalerías del Uruguay, una fábrica que producía envases de vidrio, cuyos directivos anunciaron esta semana la clausura definitiva de actividades ante la imposibilidad de competir con los productos importados.

Otro de los elementos que pautan el panorama laboral en Uruguay es la multiplicación de los acuerdos entre sindicatos y empresarios que prevén una rebaja salarial a cambio de estabilidad laboral.

Ya se ha registrado una decena de convenios de este tipo, que los sindicatos ven como un "paliativo" a la crisis del empleo más que omo una "solución" al problema.

En Brasil, el desempleo (8,15 por ciento según el gobierno, 19,9 de acuerdo a los sindicatos) y el aumento del salario mínimo fueron los temas principales de movilización de este 1 de Mayo, que las dos organizaciones obreras más representativas, la Central Unica de Trabajadores y Fuerza Sindical (FS), celebraron por separado.

Ambas centrales realizaron el viernes, por otra parte, a paralizaciones parciales de actividades sobre todo en la región metropolitana de Sao Paulo, el área económicamente más fuerte del país. El FS realizó el martes, además, una jornada de solidaridad con los desempleados.

El Movimiento de los Sin Tierra (MST) llevó a cabo este viernes una gran manifestación en Sao Paulo en pos de una reforma agraria, para posteriormente participar en las celebraciones que el sábado efectuarán las centrales sindicales brasileñas.

La nueva estrategia del MST consiste en ganar la adhesión de los desempleados y los sectores marginalizados de las ciudades, además de promover una discusión plurisectorial para la propuesta de un plan global de cambios para el país.

En México, la demanda de los sindicatos se centró este 1 de mayo en la lucha contra la privatización de las empresas eléctricas, proyecto que el gobierno promueve a través de una propuesta de ley pero que no encuentra mayor eco en el Congreso, dominado por la oposición desde 1997.

Esa reivindicación figura tanto en la plataforma de la oficialista Confederación de Trabajadores de México (CTM) como en la de la independiente Unión Nacional de Trabajadores (UNT).

La CTM, que efectuó por segundo año consecutivo una concentración en la plaza central de la capital mexicana, "agradeció" al gobierno la recuperación económica, pero también expresó su preocupación por la pobreza que persiste en el país.

La UNT, a su vez, repitió sus arengas contra la política "neoliberal" del gobierno de Ernesto Zedillo. (FIN/IPS/dg/dm- mj/lb ip/99

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