La Unión Europea (UE) no abandonará a Albania y Macedonia, los dos países más afectados por el masivo influjo de albaneses de Kosovo, declararon los cancilleres reunidos en la "Conferencia de los Balcanes", en las afueras de esta ciudad.
El encuentro fue convocado por el ministro alemán de Relaciones Exteriores, Joschka Fischer, y se realizó el jueves en las colinas de Petersberg, cerca de Bonn. Participaron los cancilleres de Austria y Finlandia y sus pares de Albania,Bosnia, Bulgaria, Croacia, Eslovenia, Hungría, Macedonia y Rumania.
La conferencia tuvo por finalidad coordinar la ayuda de la UE a los refugiados albaneses de la provincia separatista de Kosovo, ubicada en el sur de Serbia (Federación Yugoslava).
Se estima que 130.000 kosovares huyeron hacia países vecinos en la semana siguiente al comienzo de los ataques de la OTAN (Organización del Tratado del Atlántico Norte), el 24 de marzo.
Por esa razón, participó también la titular del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados, Sadako Ogata.
Fischer, cuyo país ocupa la presidencia rotativa de la UE, declaró a la prensa que el presidente yugoslavo Slobodan Milosevic realiza una "limpieza étnica" al expulsar de Serbia a cientos de miles de kosovares de origen albanés, y que pretende desestabilizar toda la región de los Balcanes.
A través de la historia, la península de los Balcanes se ha caracterizado por invasiones y atomizaciones. "Balcanización" es la palabra utilizada para describir este último fenómeno.
Los cancilleres declararon que la UE no abandonará a Albania y Macedonia, los dos países más afectados por el creciente influjo de refugiados de Kosovo, y que trabajará en estrecha coordinación con organizaciones humanitarias.
Fischer salpicó su informe sobre la conferencia con alusiones reiteradas a la responsabilidad de Milosevic por no dejar a la OTAN otra alternativa que "intervenir contra la guerra étnica", y lo acusó de perpetrar "crímenes de guerra".
La alianza no es una agresora, dijo, sino que realiza sus ataques aéreos para poner fin a los métodos "brutales" de Milosevic.
La necesidad de reiteradas justificaciones aumenta a medida que se dificulta la campaña de la OTAN y que se incrementan las voces de protesta contra la participación de Alemania en una acción militar contra un estado soberano por primera vez desde la segunda guerra mundial, sostienen analistas.
"Los ataques aéreos de la OTAN contra Yugoslavia no fueron autorizados por las Naciones Unidas, y ni siquiera se procuró esa autorización", señalaron Ingvar Carlsson, ex primer ministro de Suecia, y Shridath Ramphal, ex secretario general de la Comunidad Británica de Naciones (Commonwealth).
"Se trata entonces de una agresión contra una nación soberana", expresaron en una columna publicada el jueves en el periódico International Herald Tribune.
Carlsson y Ramphal advirtieron que "esta tentación de asumir poderes políticos argumentando razones de justicia y sobre la base de la fuerza militar es peligrosa para el orden y la paz mundiales, porque resulta en un mundo manejado por vigilantes".
El apartamiento de la tradicional política alemana de posguerra tuvo lugar bajo una coalición de gobierno entre el Partido Social Demócrata y el Partido Verde. Este último realizó en los años 70 y 80 fuertes protestas contra el estacionamiento de misiles crucero y Pershing II de Estados Unidos.
Fischer es un prominente líder del Partido Verde, formado políticamente entre campañas contra la participación de Estados Unidos en la guerra civil de Vietnam, y está bajo presión de sus propios correligionarios.
Algunos optaron por abandonar el partido, y otros por oponerse a la política de la coalición. El parlamentario verde Hans- Christian Stroeble anunció esta semana que juntó 500 firmas dentro de su partido solicitando el fin del bombardeo a Yugoslavia.
Así mismo, Antje Radcke, una portavoz del Partido Verde, manifestó su renuencia a apoyar "la lógica de la escalada militar".
Sin embargo, Fischer está convencido de que no hubo alternativa.
"Me he preguntado varias veces si hice todo lo posible para evitar el uso de la fuerza, y llegué a la conclusión de que sí lo hice", declaró el ministro a la prensa. (FIN/IPS/tra-en/raj/ak/mlm/ip/99