Un grupo de 700 albaneses de Kosovo, agotados y aferrados a sus pocas pertenencias, se están instalando en sus viviendas temporarias en Noruega después de huir de Yugoslavia.
Los exiliados llegan casi a diario por vía aérea desde que Noruega decidió el día 6 compartir la presión de los refugiados con Albania, Macedonia y Montenegro.
Las autoridades noruegas envían provisiones de emergencia a los Balcanes y el mismo avión vuelve con refugiados al aeropuerto de Gardermoen, en las afueras de Oslo.
Los primeros 700 kosovares hallaron refugio en distintos centros de recepción en la parte austral de este país, y el plan es hallar espacio para 5.000 más, según cuál sea la situación en Macedonia y si el sistema de salud noruego puede absorber los casos adicionales.
La mayoría de los refugiados llegan con problemas de salud.
"Es difícil hallar las palabras para expresar nuestra gratitud al gobierno noruego. Es un momento difícil para el pueblo de Kosovo, y en momentos como este lo importante es estar a salvo", dijo Fatmir Gashi, quien el 31 de marzo fue obligado a huir de Pristina, la capital kosovar, junto con su familia.
Gashi llegó a Noruega con su esposa Emine el jueves 8 y la pareja busca desesperadamente entrar en contacto con el resto de su familia que se cree se encuentra dispersa en los campamentos de Macedonia.
La policía serbia despojó a muchos albaneses kosovares de sus posesiones y de sus documentos de identidad antes de permitir que abandonaran la provincia separatista, aseguró Gashi.
Aunque "lo más probable es que nuestra casa esté en ruinas", Gashi señaló que está decidido a volver a Kosovo cuando la paz reine nuevamente en la provincia devastada por la guerra.
"Noruega sólo es un hogar temporario para mí y mi esposa. Mi patria siempre estará en Kosovo. Los bombardeos y la quema de las casas no cambiarán eso. Sólo tendremos que empezar todo de nuevo", agregó.
El ingreso de refugiados a Noruega, y a otros países de Europa y América del Norte, representa un dilema político para los países receptores.
El traslado de los refugiados disminuye la presión de los campamentos superpoblados en los países vecinos de Kosovo, pero al llevarlos lejos de la zona de guerra parecería que se ayuda al presidente yugoslavo Slobodan Milosevic en su campaña de limpieza étnica, sostienen algunos políticos.
El líder del Partido Progresista, Carl Hagen, declaró que el dinero que se gasta para albergar a los kosovares en Noruega sería más útil si se lo empleara para ayudar a los campamentos de refugiados en Albania, Macedonia y Montenegro.
Entonces la ayuda alcanzaría a muchas más personas y facilitaría el retorno de los kosovares a su patria, aseguró. Hagen también se cuestionó si los refugiados habrán de abandonar Noruega algún día.
Pero esa no es la opinión de otros partidos en el parlamento, que sostienen que Noruega tiene una tradición de ofrecer refugio a quienes solicitan asilo político que data de más de 20 años.
De un promedio de 500 personas que solicitaron asilo entre 1980 y 1985, el número de refugiados políticos aumentó rápidamente entre 1986 y 1987 a 8.600. La mayoría de ellos procedían de Irán y Sri Lanka.
"El incremento también se compara con tendencias similares entonces en el resto de Europa", declaró Espen Torud, secretario del Departamento de Asuntos Indígenas, de Minorías e Inmigrantes, del Ministerio de Gobierno Local y Desarrollo Regional.
Noruega también recibió asilados de Chile en los años 80, refugiados de la dictadura de Augusto Pinochet.
Cuando Yugoslavia se dividió en 1991, otra gran ola de refugiados llegó a este país procedente de Bosnia-Herzegovina. Sólo en 1993 llegaron casi 13.000.
Oeystein Gussgard, del centro de ayuda de emergencia de Baerum, tuvo 12 años de experiencia con miles de refugiados que pasaron por el lugar. Gussgard narra la historia de tragedias humanas, de personas obligadas a comenzar una nueva vida en un país que apenas conocían poco antes de llegar a Oslo.
"Era difícil llevar una vida normal cuando recién empecé a trabajar aquí. Cuando llegaba del trabajo, el triste destino de estos hombres, mujeres y niños me seguía rondando la mente", dijo Gussgard a IPS.
"Después de un tiempo me di cuenta que tenía que concentrarme en ser una inspiración para esta gente. Sólo así podría aliviar el dolor y el sufrimiento de los refugiados", explicó.
Noruega puede albergar a unas 2.000 personas en sus centros de refugiados.
Aunque este no es espacio suficiente para todos los albaneses de Kosovo que huyen a Noruega, el primer ministro Kjell Magne Bondevik anunció que este país de 4,4 millones de habitantes encontrará lugar, incluso si significa pedirle a los noruegos que abran sus casas a los refugiados. (FIN/IPS/tra-en/js/mk/aq/pr/99