YUGOSLAVIA: Espectro de guerra terrestre acecha cumbre de OTAN

El espectro de una guerra terrestre en Yugoslavia, en que soldados de la OTAN pelearían y morirían para expulsar a las fuerzas serbias de la provincia de Kosovo y permitir el retorno de los albaneses desplazados, se cierne sobre la cumbre de la alianza militar en esta capital.

La posibilidad de una guerra por tierra no figura en la agenda oficial de la cumbre, originalmente convocada para celebrar el 50 aniversario de la OTAN (Organización del Tratado del Atlántico Norte) y definir su futuro mandato, pero dominará los procedimientos en los próximos tres días.

"No tiene sentido discutir el futuro de la OTAN si no puede ganar esta guerra", y "es difícil que la gane sin fuerzas de tierra", declaró un funcionario del Departamento de Estado que solicitó reserva.

El funcionario no expresó la posición de la alianza atlántica ni del gobierno de Estados Unidos. Ambos insisten en que un mes de bombardeos aéreos será suficiente para que el presidente yugoslavo Slobodan Milosevic se rinda y permita el retorno a sus hogares de más de un millón de kosovares de origen albanés.

Pero la decisión del secretario general de la OTAN, Javier Solana, de revisar y actualizar los planes de contingencia para una posible invasión por tierra y la posterior aprobación por parte del presidente estadounidense Bill Clinton sugieren lo contrario.

"Apoyo la decisión del secretario general de actualizar los planes. Creo que se trata de una medida prudente y sensata", declaró Clinton el jueves en una aparición conjunta con Solana en la Casa Blanca.

Mientras, la secretaria de Estado Madeleine Albright dijo por primera vez a la prensa que Washington no debería descartar ninguna opción para alcanzar los objetivos bélicos de la OTAN.

Las declaraciones coincidieron con informes de prensa sobre intenciones del primer ministro británico Tony Blair y el presidente francés Jacques Chirac de presionar a Clinton para enviar fuerzas de tierra a Yugoslavia, aunque Chirac pretendería que el Consejo de Seguridad de la ONU lo autorice previamente.

Clinton descartó explícitamente la opción terrestre cuando la OTAN comenzó sus bombardeos, el 24 de marzo, pero hasta la fecha no hay señal alguna de que Milosevic acepte las condiciones de la alianza atlántica.

Informes de Belgrado sostienen que la oposición pública a Milosevic casi desapareció, y pese a las afirmaciones de la OTAN de que "destruyó y degradó" la capacidad militar de Yugoslavia para realizar sus operaciones en Kosovo, 7.000 soldados se agregaron a las fuerzas serbias en la provincia en las últimas semanas.

Mientras, la campaña de limpieza étnica de Milosevic está casi completa. De los 1,8 millones de albaneses que vivían en Kosovo antes del comienzo de las hostilidades, 1,4 millones fueron expulsados de sus hogares, admitió Clinton el jueves.

"Si el objetivo político es el retorno de esa gente, no se puede lograr bombardeando desde 15.000 pies de altura", opinó Kori Schake, de la Universidad Nacional de Defensa.

"Es necesario enviar fuerzas de tierra, y eso sería complicado y desagradable", agregó.

Washington todavía no renunció a la guerra por aire, y algunos funcionarios creen que las medidas a adoptarse en los próximos días, principalmente la introducción de helicópteros Apache y la imposición de un embargo petrolero que podría incluir un bloqueo naval, forzarán a Milosevic a rendirse.

Pero los mismos funcionarios admiten que subestimaron la determinación de Milosevic, y a menos que los Apaches logren hacer mella en las fuerzas yugoslavas en Kosovo, creen que ninguna otra medida salvo una invasión por tierra logrará los objetivos bélicos.

La OTAN estimó que precisaría 75.000 hombres para tomar Kosovo y 200.000 para derrotar al ejército yugoslavo y tomar el control de Serbia.

Sin embargo, si las fuerzas serbias que ya están en Kosovo lograran atrincherarse, se precisarían al menos 120.000 soldados para vencer la resistencia en la provincia, calcularon expertos militares.

Además, el despliegue de fuerzas e infraestructura logística para una gran campaña terrestre llevaría al menos tres meses, advirtió John Hillen, experto militar del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales.

Tal demora no sólo permitiría a los yugoslavos preparar su defensa y finalizar la limpieza étnica, sino que también dejaría muy escaso margen para realizar una ofensiva antes de que el tiempo se ponga malo, en el próximo otoño boreal, agregó Hillen.

Una campaña por tierra también plantearía numerosas preguntas sobre política nacional y exterior a las que Clinton preferiría no tener que responder.

La opción terrestre obligaría a aquellos miembros de la OTAN que mostraron escaso entusiasmo aun por la campaña aérea, en especial Grecia e Italia, a negar su apoyo.

También afectaría gravemente las relaciones entre Estados Unidos y Rusia, que realizó duras advertencias contra una invasión por tierra. Los vínculos bilaterales ya se encuentran en su punto más bajo desde el fin de la guerra fría.

Otro problema es el lugar de despliegue de las fuerzas invasoras. Si fuera en Macedonia, fuerzas proserbias podrían lanzar una guerra de guerrillas y extender el conflicto hacia el sur, advirtió Karel Koster, asociado holandés del Consejo Británico-Estadounidense de Información sobre Seguridad.

De manera similar, un despliegue en Hungría -que constituye la ruta de invasión más lógica hacia Yugoslavia- podría ser contrarrestado por una limpieza étnica de los 250.000 húngaros que viven en Vojvodina, señaló.

Además, los gobiernos de los países miembros de la OTAN enfrentarían un duro disentimiento a nivel nacional si se produce un gran número de víctimas, pese al alto nivel de apoyo a la guerra registrado en encuestas de opinión pública en Estados Unidos, Gran Bretaña, Francia y Alemania.

En Estados Unidos, legisladores republicanos ya observaron que el país está cargando con demasiado peso en esta campaña, y que si fuera necesaria una guerra terrestre, los europeos deberían llevar la mayor parte de la carga, o toda.

"Pero el aspecto político más importante para la OTAN es que no puede perder esta guerra", subrayó Koster. (FIN/IPS/tra-en/jl/mk/mlm/ip/99

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