YUGOSLAVIA: El dilema de Irán e Iraq

La mayoría de los países del Golfo Pérsico (Arábigo), indignados ante la represión serbia de los musulmanes de Kosovo, dieron apoyo implícito a la campaña militar de la OTAN contra Yugoslavia, pero dos influyentes naciones, Iraq e Irán, se enfrentan a un dilema.

La opinión mayoritaria en el Golfo es que los ataques aéreos de la OTAN (Organización del Tratado del Atlántico Norte) contra Yugoslavia son una respuesta tardía a la masacre de kosovares musulmanes perpetrada por el ejército serbio.

Pero algunos gobiernos temen que las acciones de la OTAN en los Balcanes sean el preludio de otras demostraciones de fuerza de la alianza atlántica y no han tomado posición definitiva ante el conflicto.

Irán e Iraq fueron los más duros críticos de la región del bombardeo de Yugoslavia. Iraq mantiene lazos especiales con Serbia, que junto con Montenegro forma la nueva República Federal de Yugoslavia.

La antigua Yugolavia fue un importante mercado para el petróleo iraquí durante la guerra entre Iraq e Irán de 1980-1988. Bagdad y Belgrado parecen haber fortalecido sus vínculos militares en los últimos años. Técnicos serbios se ocupan del mantenimiento de radares y tanques del ejército de Iraq.

Los servicios de inteligencia de Occidente sospechan que, en los días previos a los bombardeos de la OTAN, los iraquíes dieron a los líderes serbios información sobre los aviones de guerra de Estados Unidos.

Iraq, que sufrió desde fines del año último el bombardeo anglo- estadounidense, sostiene que las acciones unilaterales en nombre de la ayuda humanitaria pueden ser muy peligrosas.

En cuanto a la respuesta de Irán a la campaña de la OTAN en Yugoslavia, ilustra el dilema del mundo islámico. Irán, presidente de turno de la Organización de la Conferencia Islámica (OCI), apoya a los musulmanes de Kosovo, que son la amplia mayoría de la población de esa provincia.

Líderes iraníes consultaron a funcionarios de la OIC, integrada por 56 miembros, y expresaron consternación ante "la catástrofe humana y la tiranía impuesta sobre los musulmanes de Kosovo".

Pero Irán, que forma parte de la lista de países 'parias' (enemigos) del Departamento de Estado de Estados Unidos, está molesto porque Washington no pidió autorización a la Organización de las Naciones Unidas para atacar a Serbia.

La crisis de Kosovo también llegó al corazón de la política interna iraní. El poderoso ayatolá Ali Jamenei, líder espiritual del país, sostuvo que el verdadero propósito de la OTAN es acabar con los musulmanes de la región de los Balcanes.

Por su parte, los parlamentarios conservadores acusaron a Estados Unidos de intentar convertir a Europa oriental en su nuevo "feudo".

En cambio, el ministro de Relaciones Exteriores Kamal Kharrazi se expresó con caitela. "Los ataques de la OTAN no pudieron evitar que la crisis se extendiera" en Kosovo, dijo Kharrazi.

Mientras, las monarquías tradicionalmente pro-occidentales del Golfo respaldaron la intervención de la OTAN, en nombre de la defensa de los kosovares islámicos.

El ministro de Defensa de Arabia Saudita, sultán Abdel Aziz, condenó las acciones serbias en Kosovo, por tratarse de "un asunto criminal ante el cual el mundo no puede permanecer callado".

Pero el gobierno saudí, consciente de su papel especial en el mundo musulmán como custodio de los dos lugares más sagrados del Islam, desarrolla su propia ofensiva diplomática.

El canciller Saud Al Faisal viajó a Moscú para reunirse con su par ruso Igor Ivanov, días después del comienzo de los ataques contra Yugoslavia.

"La delegación saudita puede haber ido a Moscú no sólo para hablar de Kosovo, pero el hecho de que mantuviera conversaciones con el principal opositor a la operación de la OTAN tuvo significado político", señaló un diplomático occidental.

La sutil actividad diplomática de Arabia Saudita también sería un intento de evitar que Irán se apropie del liderazgo del mundo musulmán.

El periódico saudí Al Jazeera fue más franco: "El apoyo a la intervención de la OTAN es poco entusiasta porque nadie sabe cuánto puede durar esta guerra ni hasta dónde puede extenderse".

Emiratos Arabes Unidos (EAU) estuvo entre los primeros de la región en reunir donaciones para los refugiados kosovares. Un avión de la Media Luna Roja de EAU llevó aproximadamente 38 toneladas de material de ayuda a la capital de Albania, Tirana.

No obstante, funcionarios de EAU también manifestaron desconcierto respecto de las verdaderas motivaciones de Occidente.

"La resistencia de la OTAN a desplegar tropas terrestres en Kosovo indica que no sacrificará una sola gota de sangre para salvar a los musulmanes", advirtió un diplomático en Dubai.

La actitud de "ver y esperar" de los primeros días de la operación de la OTAN dejó paso gradualmente a la frustración.

"El masivo arribo de refugiados kosovares a los países vecinos es la prueba de que son los únicos perdedores en la operación de la OTAN", observó el diplomático.

Otros comentaristas creen que la crisis de Kosovo es un claro síntoma de la desintegración de lo que se suponía era un nuevo orden mundial luego del fin de la guerra fría.

"Los árabes y los musulmanes siempre fueron las víctimas de los errores de la comunidad internacional", afirmó el periódico semioficial Al Bayan, de EAU.

"El factor común entre las crisis iraquí, palestina y de Kosovo es que el papel de la ONU siempre fue desempeñado por Estados Unidos", dijo Al Bayan. (FIN/IPS/tra-en/su/an/ceb-at- ff/ip/99

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