YUGOSLAVIA: Conflicto cambia agenda de OTAN en su 50 aniversario

La celebración esta semana de los 50 años de la OTAN pasará por alto los desacuerdos entre los países miembros sobre la futura misión de la alianza para proyectar una imagen pública de determinación y unidad contra Yugoslavia.

Los 42 líderes europeos y centroasiáticos que asistirán a la celebración en Washington de este viernes al domingo no verán tampoco sobrevolar a los aviones más avanzados de la alianza atlántica, porque el acto fue discretamente cancelado.

"Será una reunión de trabajo de una alianza militar en medio de un conflicto", dijo Sandy Berger, asesor de seguridad nacional del presidente estadounidense Bill Clinton, durante una conferencia realizada el martes en la Casa Blanca.

Además de los líderes de los 19 países miembros, la cumbre, considerada la mayor jamás realizada en Washington, reunirá a presidentes y primeros ministros de las 24 naciones que participan del programa Alianza para la Paz de la OTAN (Organización del Tratado del Atlántico Norte).

El programa incluye países de los Balcanes y la antigua Unión Soviética cuyos gobiernos aspiran a incorporarse a la OTAN.

Rusia, que no está incluida en la Alianza para la Paz, fue invitada a la cumbre, pero el gobierno de Boris Yeltsin aún no dio una respuesta oficial, según funcionarios estadounidenses.

La casi segura ausencia de Yeltsin es consecuencia directa del conflicto de Kosovo. Moscú congeló sus lazos formales con la OTAN luego de que ésta inició su campaña aérea contra Yugoslavia, el 24 de marzo pasado.

El parlamentario ruso Alexei Arbatov declaró el martes a una audiencia en Washington que el actual conflicto es "la peor, más aguda y peligrosa crisis desde los años 60", cuando Estados Unidos y la Unión Soviética se enfrentaron por Cuba.

En muchos sentidos, Kosovo parece haber afectado no sólo la asistencia a la cumbre, sino también los puntos más importantes de la agenda.

La campaña de la OTAN contra un estado soberano externo a la alianza sin la autorización explícita del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas significó un acuerdo sobre asuntos que iban a discutirse en la próxima reunión.

En la sesión de apertura, el viernes, los líderes reiterarán su exigencia de que Yugoslavia retire sus fuerzas de la provincia separatista de Kosovo, permita el retorno a sus hogares de más de un millón de kosovares de origen albanés y el despliegue de una fuerza de seguridad internacional liderada por la OTAN.

Así mismo, se prevé que los mandatarios exhorten a Rusia a participar en esa fuerza.

Los líderes también adoptarán varias iniciativas, entre ellas un embargo petrolero contra Yugoslavia, planes para una reconstrucción a largo plazo de los Balcanes y la compensación de aquellos países que cooperen con la alianza en el actual conflicto con ayuda económica y garantías de seguridad.

La última medida, propuesta por la Unión Europea en el marco de un Pacto para la Estabilidad del Sudeste de Europa, cuenta con pleno respaldo de Washington, siempre que el bloque europeo ofrezca la mayor parte de los fondos necesarios para lo que se ha dado en llamar un "Plan Marshall" regional.

Los beneficiarios del plan serían no sólo Albania y Macedonia, que llevan el mayor peso del éxodo de albaneses desplazados de Kosovo, sino también Bulgaria y Rumania, integrantes de la Alianza para la Paz y aspirantes a miembros de la OTAN, que esta semana pidieron permiso a la alianza para volar en su espacio aéreo.

Los mandatarios de la OTAN discutirán también la conveniencia de preparar una guerra terrestre contra Yugoslavia, aunque no se prevé que la cumbre adopte una decisión al respecto.

Diplomáticos estadounidenses impulsan una declaración que podría ser interpretada como un principio de acuerdo para enviar fuerzas de tierra, según fuentes cercanas a las negociaciones.

La cuestión de Kosovo parece haber contribuido a solucionar disputas que dividían a Estados Unidos y algunos de sus aliados europeos.

Por ejemplo, la carta constitutiva de la OTAN establecía que la alianza puede adoptar acciones militares en caso de un ataque armado contra uno o más miembros, pero Washington impulsó la ampliación de ese mandato para incluir manejo de crisis e intervención para garantizar la seguridad y estabilidad en Europa.

Así, en Bosnia, Estados Unidos respaldó la intervención de la OTAN contra las fuerzas serbias en 1995 y el despliegue de una fuerza de paz según este mandato ampliado, aunque ambas acciones fueron explícitamente aprobadas por el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas.

La acción en Kosovo estableció un nuevo precedente por tratarse de un ataque contra un estado no miembro y sin aprobación del Consejo de Seguridad.

En discusiones previas, Alemania, Italia y Francia, entre otros, habían advertido que la OTAN sólo puede actuar fuera de su territorio por decisión del Consejo.

"Kosovo ayudó a los aliados a decidirse a actuar en caso de una real crisis de seguridad en Europa que podría afectarlos de diversas formas", señaló Thomas Pickering, subsecretario de Estado para Asuntos Políticos de Estados Unidos.

Washington promueve un mandato aún más ambicioso que extendería la autoridad de la OTAN para garantizar la seguridad y la estabilidad más allá de Europa, lo cual requeriría el aumento de la capacidad militar de los países miembros.

Los miembros europeos en general se oponen a esa propuesta, por temor a la creación de una "OTAN mundial" y a la presión que les implicaría el aumento de sus presupuestos de defensa.

La mayoría de los analistas creen que los líderes sólo se pondrán de acuerdo sobre un texto de redacción vaga que disimule las diferencias.

La cumbre también tratará la admisión de nuevos miembros, tras el ingreso el mes pasado de Polonia, República Checa y Hungría.

En lugar de elegir nuevos miembros, se prevé que los líderes ofrecerán nuevos programas para ayudar a que los miembros de la Alianza para la Paz cumplan con las condiciones que la OTAN exige para su integración.

"Dado el actual estado de las relaciones entre la OTAN y Rusia, otra medida más específica sería considerada por Moscú como una nueva provocación, y no necesitamos eso", señaló un funcionario del Congreso. (FIN/IPS/tra-en/jl/mk/mlm/ip/99

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