El presidente estadounidense Bill Clinton repite en Yugoslavia los errores cometidos en Vietnam por su antecesor Lyndon Johnson, según analistas estadounidenses y rusos.
Las constantes solicitudes de mayor potencia de fuego del comandante supremo de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), el general estadounidense Wesley Clark, recuerdan las solicitudes similares realizadas por el general William Westmoreland, a cargo de la guerra de Vietnam.
Westmoreland pensaba entonces que la determinación vietnamita podía romperse con bombardeos aéreos masivos. Lo mismo piensa ahora Clark sobre los serbios.
"Los militares estadounidenses siempre entrenaron a sus pilotos para dar en blancos vivos, y ese es el caso ahora en Yugoslavia", dijo Yuri Rodin-Sova, jefe del grupo de Sistemas de Defensa de Rusia, que produce los célebres sistemas aéreos de misiles S-300.
"Creo que los llamados de la OTAN pidiendo refuerzos y más aviones podrían explicarse por la anticipación de bajas inminentes", agregó.
Igual que Westmoreland, el general Clark utilizó la frase "umbral del dolor", que significa, en el pensamiento estratégico del Pentágono, el límite psicológico más allá del cual el adversario no está dispuesto a pelear.
Se trata del mismo concepto que "cayó en desgracia" con la derrota de Estados Unidos en Vietnam, según el analista político residente en Londres Gwyne Dyer.
Los ataques de la OTAN contra Yugoslavia son "un horrible recordatorio de la intensificación de la acción militar en Vietnam a mediados de los años 60", dijo a IPS Oksana Novakova, experta en Historia Vietnamita de la Universidad de Moscú.
"Los datos históricos sugieren que cualquier intensificación del conflicto militar podría tener repercusiones políticas imprevistas", comentó.
El presidente Johnson envió a Vietnam del Sur a partir de 1965 un ejército de campo formado por dos divisiones de infantes de Marina y siete de infantes del Ejército, con la logística y el apoyo aéreo y naval adecuados, totalizando más de 500.000 soldados.
Westmoreland, comandante estadounidense en Vietnam y Tailandia entre 1964 y 1968, desarrolló su una estrategia en tres fases, igual que sus homólogos modernos de la OTAN.
A mediados de 1965, el militar confiaba en que la fase III, la victoria total, se completara a fines de 1967. Pero Westmoreland fue retirado de Vietnam en 1968 y las tropas estadounidenses se retiraron derrotadas cinco años más tarde.
Johnson dijo que no sería el primer presidente estadounidense que perdiera una guerra, pero en 1967 se negó a la solicitud de Westmoreland de aumentar aun más las fuerzas de combate, a medida que se evidenciaba que la intensificación del conflicto causaría su derrota política, tanto en Vietnam como en casa.
"Hay un interesante eco de Vietnam en lo que ocurre hoy en Yugoslavia. Los estadounidenses querían obligar a Hanoi a rendirse mediante la ofensiva militar y el bombardeo masivo, y fallaron", dijo a IPS el general retirado Anatoly Khyupenen, ex consejero militar soviético en Vietnam durante la guerra.
El ex secretario (ministro) de defensa de Estados Unidos, Robert McNamara (1961-1968), se disculpó por haber contribuido a la prolongación de la guerra de Vietnam en su libro "In Retrospect: The Tragedy and Lessons of Vietnam" (En retrospectiva: la tragedia y las lecciones de Vietnam).
No recordar las lecciones de Vietnam podría resultar en un calamitoso enredo en Kosovo, advirtió McNamara en una columna que publicó el diario estadounidense The New York Times. "Estudiar las lecciones de Vietnam podría ayudarnos a terminar antes esta guerra. Ignorarlas podría resultar en una catástrofe", dijo.
Estados Unidos subestimó la disposición de los comunistas vietnamitas a absorber pérdidas,, y los vietnamitas malinterpretaron la disposición de Estados Unidos a continuar con la guerra, sostuvo McNamara.
"Los grandes ataques aéreos estratégicos" contra la Alemania nazi "no redujeron de forma significativa la producción bélica alemana y tampoco acortaron la guerra", estimó John Kenneth Galbraith, profesor de Economía en la Universidad de Harvard.
"De acuerdo con la historia (Alemania, Japón, Corea, Vietnam y Kuwait), es posible que este ataque aéreo haya fortalecido al presidente yugoslavo Slobodan Milosevic. Para el ciudadano serbio común hay menos que temer de él que de los bombardeos de la OTAN", agregó Galbraith.
"Los logros técnicos, el gasto público y la influencia industrial urgen el uso de poder aéreo. Lo que falta es la eficacia militar y la tolerancia de los civiles enemigos que están siendo bombardeados", concluyó el economista.
El bombardeo masivo con misiles y bombas no ha logrado hasta ahora la rendición de Belgrado. La operación, que al principio se estimaba que duraría sólo unos días, no ha tenido ningún resultado claro en más de un mes.
"Esa es la historia. No funcionó", sostuvo el periodista estadounidense Homer Bigart, que cubrió la primera etapa de la participación de Estados Unidos en Vietnam.
El ataque de la OTAN a la sede de la televisión serbia, que mató al menos a 10 personas, parece un horrible recordatorio del "bombardeo de Navidad" de Estados Unidos sobre Hanoi, en diciembre de 1972, cuando la estación de radio La Voz de Vietnam fue destruida.
La OTAN, al tratar de explicar los ahora casi diarios ataques a civiles, también reproduce la política de información de la época de Vietnam, que comenzó con los portavoces lanzando verdades a medias o mentiras a la prensa, pero terminó con el gobierno estadounidense mintiéndose a sí mismo.
A comienzos de los años 70, el público estadounidense manifestara un gran malestar cuando se reveló que el Departamento (ministerio) de Defensa (Pentágono) sabía hacía mucho tiempo que era imposible ganar la guerra de Vietnam, y que, a pesar de eso, continuaba combatiendo.
Los historiadores afirman que Estados Unidos y la OTAN deberían preguntarse si es sensato aumentar sus ataques aéreos, cuando la posibilidad de resolver la crisis por la fuerza es cada vez menor, sin un objetivo político claro y un plan de retirada sólido, igual que en Vietnam.
Los analistas rusos coinciden en que, incluso si aumenta la ofensiva de la OTAN con el uso de fuerzas terrestres para conquistar el país y derrocar a Milosevic, otra figura serbia de línea aún más dura aparecería para pelear una guerra contra la invasión extranjera. (FIN/IPS/tra-en/sb/ak/at/mj/ip/99