VIETNAM: Hay vida después de la guerra

La palabra Vietnam no evoca para la mayoría de los estadounidenses un país, sino una guerra, una larga sucesión de pérdidas y desgracias.

Los costos de esa guerra son el tema de libros que se escribieron y aún se escriben desde la retirada de los últimos soldados estadounidenses de Saigón, en 1975.

"Reporting Vietnam" (Informe sobre Vietnam), que acaba de ser publicado, compila en dos volúmenes trabajos escritos por periodistas estadounidenses entre 1959 y 1975.

Este volumen repasa la historia completa de la guerra de Vietnam, impresa en forma indeleble en la memoria colectiva de los estadounidenses, pero carece de la visión de la otra parte, una característica de muchos trabajos elaborados desde la perspectiva de Estados Unidos.

Falta en este volumen reflejar la devastación que causó la guerra en Vietnam, reconstruido, por ejemplo, en el cuento "Tras la niebla roja", de la escritora Ho Anh Thai.

Esta narración reproduce la mentalidad de una generación entera que debió hacer frente a las heridas psicológicas y físicas ocasionadas por el ataque estadounidense sobre Vietnam y antes por el dominio colonial francés.

"Tras la niebla roja" integra el libro "Voces de Vietnam", que, publicada por la editorial estadounidense Curbstone Press, reúne cuentos que compensan el desequilibrio de "Reporting Vietnam", pues están narrados desde la óptica vietnamita.

En la novela, el joven Tan, de 17 años, es electrocutado por un cable y queda inconsciente. En ese estado de ensoñación, se ve transportado 30 años hacia el pasado, a 1967.

Tan encuentra el apartamento donde vivía antes con la ayuda de Trinh, una jovencita que vive en un edificio contiguo. La abuela y el padre de Tan quedan atónitos cuando llega ese joven extraño y tan parecido a ellos y que sabe tanto acerca de un supuesto futuro.

Al principio, Tan queda desconcertado, y luego se emociona al ver a su madre y su padre como jamás se los había imaginado: jóvenes y enamorados, tratando de llevar adelante su noviazgo con el oscuro telón de fondo de la guerra.

Un sentimiento de pérdida inminente se había instalado en Hanoi en ese momento, pues uno podía despedirse de su familia de mañana, al partir al trabajo o al lugar de estudio, y no volver a verla nunca más.

La abuela de Tan conoció de cerca esa experiencia.

"Durante la guerra vio tormentas de bombas. Vio silbar a los jóvenes soldados en la mañana, al pasar junto a ellos, y de tarde esos soldados habían desaparecido en los cráteres dejados por bombas de 2,25 toneladas. Vio como algunos edificios altos quedaban reducidos a escombros por esas mismas bombas", relata.

Tan se vuelve entonces testigo de hechos de los que sólo había escuchado relatos, como el tímido pero decidido amor que se tenían sus padres y la devastación de Hanoi a manos de los estadounidenses.

Cuando vuelve a ver a Trinh se entera de que la joven se mudó con su madre, que se está muriendo, a un refugio seguro. Tan ve a Trinh hamacando a su madre moribunda bajo una luz tenue, mientras los aviones de Estados Unidos siguen bombardeando la ciudad.

"Afuera seguían estallando bombas, y el ruido ahogaba sus sollozos. La tierra temblaba y la entrada al bunker revelaba la presencia de una tormenta enfurecida", dice.

Trinh espera el regreso de su padre, que fue al frente de guerra durante la larga convalecencia de su madre. Cuando llega a Hanoi un pariente de Trinh a anunciarle la muerte de su padre, no se anima a decírselo, así que la joven cree que su padre vive e invita a Tan a unirse a su lucha.

Esta historia, que invierte la noción del tiempo y en la cual la memoria del lector queda "oculta detrás de una cortina de niebla roja", permite al narrador volver a un pasado del cual él mismo no tiene recuerdos.

Ese recurso le sirve para entender lo que tuvieron que soportar y superar sus padres, que fueron testigos directos del horror de la muerte y el dolor de todos los vietnamitas, que, sin excepción, esperaban a padres, maridos e hijos que nunca regresaron.

Este es el modo en que Tan consigue establecer un puente entre el pasado y el presente, para incorporar a su identidad en formación el legado de la guerra.

Otro cuento de Thai, "El fragmento de un hombre", narra el dolor de una mujer que perdió a su marido, piloto durante la guerra, y que intenta reconstruir su vida juntos a partir de los trozos de junco que recoge del jardín.

Pero no todos los relatos de esta colección hacen referencia a la guerra. Cinco están ambientados en India, y otros, como "El hombre que seguía creyendo en los cuentos de hadas", son un comentario satírico sobre los vietnamitas que idealizan las costumbres occidentales.

Otros cuentos, como "El trueque" y "El indio", se burlan de cómo los occidentales idealizan la vida espiritual de Asia.

Thai nació en 1960 en Hanoi y vivió en un refugio en el campo entre 1966 y 1973. Era demasiado joven para pelear en la guerra pero, con toda su generación, fue testigo, en su infancia, de sus devastadores efectos.

Ya sea que se refiera a ella de forma directa o no, el legado de la guerra sobrevuela todas las historias.

Vietnam, en su lucha por hacerse un lugar en el cambiante orden mundial, vive una contradicción entre el deseo de acceder a los lujos occidentales y los enraizados ideales comunistas. Este hecho y las cenizas del pasado son cuestiones que aún quedan por resolver para construir una identidad.

El relato de Ho Anh Thai muestra esta lucha. Mientras los informativos nocturnos de Estados Unidos se ocupaban de los vietnamitas del norte y de los soldados del Vietcong, la gente retratada por Thai continuaba su vida cotidiana, con el sombrío fondo de la guerra. (FIN/IPS/tra-en/pg/mk/ceb/mj/ip cr/99

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