VENEZUELA: El referendo llega como la más extraña elección

Venezuela puede dar este domingo un histórico paso para "refundar la república", con un referendo sobre una Asamblea Constituyente, pero un visitante puede atravesar hoy cualquiera de sus ciudades sin hallar un solo cartel que invite a votar Sí o No en la consulta.

Pese a la trascendencia del referendo, el electorado está desmovilizado, sin mítines, marchas o propaganda masiva. La "campaña" se restringe a declaraciones de líderes de opinión en los medios de comunicación, y los partidarios del Sí apenas publican pequeños avisos de prensa.

Los partidarios del No tampoco hacen campaña, apostando más bien a que la fuerte abstención que presagian las encuestadoras deslegitime el proceso, pero muchos de sus portavoces aún así velan armas para ser candidatos a la Asamblea.

El Consejo Nacional Electoral ha presentado algunas "cuñas" de publicidad en estaciones de radio y televisoras, para invitar a la gente a que decida, en tanto el presidente Hugo Chávez, en ruedas de prensa que gozan de gran audiencia, es quien ha hecho con su estilo polémico más campaña por el Sí.

Algunas encuestas, que hace tres semanas daban a Chávez 80 por ciento, y aún más, de aprobación popular, registraron un interés de acudir al referendo apenas cercano a 30 por ciento. Andrés Caleca, presidente del Consejo Electoral, dijo a IPS que nuevos sondeos elevaron ese interés hasta 54 por ciento.

Caleca denunció "el fariseísmo" de quienes se oponen al proceso constituyente pero en vez de buscar el triunfo del No apelaron "a la vía jurisdiccional para ponerle trabas".

Portavoces del oficialismo han acusado a los partidos opositores de incluso hacer campaña con sordina para que los ciudadanos que son autoridades en las mesas electorales se abstengan de acudir el domingo al centro respectivo.

En paralelo, se debate en el parlamento acerca de dar al presidente facultades para legislar por decreto sobre materias financieras urgentes, y persiste el choque entre Chávez y los opositores que le acusan de querer implantar una dictadura.

Se oponen a Chávez principalmente Acción Democrática (socialdemócrata), Copei (socialcristiano) y Proyecto Venezuela (nueva formación de centroderecha), en tanto le apoya casi toda la izquierda y su Movimiento Quinta República (MVR), en el que descuellan ex militares golpistas.

Para el "chavismo", la Constituyente recogerá la voluntad de cambio expresada por más de 90 por ciento de electorado que en diciembre votó por el actual presidente o por el empresario independiente Henrique Salas, quien también ofreció reformas sustanciales en el Estado y su relación con los ciudadanos.

Para sus detractores, como el historiador Manuel Caballero, el referendo recoge el propósito de Chávez de hacerse con una Asamblea Constituyente "tumultuaria", que provea un barniz de legalidad a su copamiento de todos los poderes.

El referendo hará dos preguntas a 11 millones de electores: si convoca a la Constituyente, y si aprueba las bases para su conformación preparadas por el gobierno. Preguntas y bases fueron lanzadas por Chávez mediante un decreto corregido por decisiones de la Corte Suprema de Justicia.

Es el primer referendo democrático en casi 190 años de historia republicana en Venezuela, cuya legislación recogió esa figura hace apenas dos años. Sin embargo, partidos políticos históricos se marginaron del proceso.

La tesis de una constituyente para reorganizar el Estado y reemplazar la Constitución de 1961 fue tomada por Chávez cuando estuvo dos años preso tras liderar una cruenta asonada en 1992, como teniente coronel de paracaidistas del ejército.

En 1998, como candidato presidencial del Polo Patriótico, alianza del MVR y formaciones izquierdistas, Chávez hizo de la Constituyente el eje de su oferta. El 6 de diciembre fue elegido con 56 por ciento de los votos válidos.

Como la Constitución de 1961 no contemplaba la Constituyente, Chávez planteó el referendo para que la voluntad popular decida, y la Corte Suprema le acompañó con un dictámen favorable, pero se discute si esa asamblea podrá disolver poderes constituidos, como el actual parlamento y la propia Corte.

La primera pregunta del referendo pide al elector decir si convoca la Constituyente "con el propósito de transformar el Estado y crear un Nuevo Ordenamiento Jurídico que permita el funcionamiento de una Democracia Social y Participativa".

La segunda es si aprueba las bases, nueve en total, que combinan viejas y nuevas normas de práctica política. La primera es que el quórum carecerá de piso numérico y para convocar la asamblea bastará con que se expresen más Sí que No.

En Venezuela las elecciones se ganan con mayorías simples, no absolutas. Además de esa tradición "con un padrón electoral no depurado y por ello de insuficiente confianza, no podía elevarse un quórum a la calidad de norma", observó Caleca.

Integrarán la Asamblea 131 miembros, de los cuales 24 elegidos por una circunscripción nacional, 104 por circunscripciones regionales, y tres indígenas, escogidos por sus comunidades conforme a un reglamento preparado por el Consejo Electoral.

De los 23 millones de habitantes de Venezuela, unos 350.000 son indígenas repartidos en 28 etnias y ubicados principalmente en las fronteras. Sus organizaciones acogieron con entusiasmo la propuesta de Chávez.

La elección de los asambleístas será por nombre y apellido, y podrán postularse a título individual, por partidos o por otras organizaciones. Los requisitos para ser candidato son similares a los de quienes se postulan para el parlamento.

La Asamblea funcionará durante seis meses y la Constitución que redacte deberá someterse a un nuevo referendo. La única "base" sobre la que prosperaron impugnaciones fue la que marcó la asamblea como "poder constituyente originario".

Decía esa base que una vez instalada la Asamblea, "como poder constituyente originario que recoge la soberanía popular", deberá dictar sus propios estatutos de funcionamiento, con una serie de limitaciones.

Estas son "los valores y principios" republicanos, los tratados y acuerdos internacionales, y el "carácter progresivo de los derechos fundamentales del hombre", en una redacción que contradice precisamente el progreso de género que denominan a esos derechos como "humanos" y no "del hombre".

Detractores del referendo litigaron hasta que la Corte ordenó borrar la mención "como poder originario", pero la confrontación está muy lejos de terminarse y proseguirá al menos a lo largo de 1999.

Chávez continúa defendiendo el carácter originario para la Asamblea, y argumentó ante corresponsales extranjeros que, de no tenerlo, la Corte o el actual Congreso mediatizarán su trabajo.

El presidente anunció que apenas instalada la Asamblea, en julio, pondrá su cargo a la orden de la misma y pedirá que la Constituyente disuelva del inmediato los actuales Corte y Congreso, reemplazándoles transitoriamente con comisiones de su seno. (FIN/IPS/jz-eg/ip la 99

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