URUGUAY: Arzobispo dio golpe de timón en la Iglesia Católica

El sacerdote salesiano Nicolás Cotugno, nuevo arzobispo de Montevideo, imprimió un giro de 180 grados a la imagen de la Iglesia Católica de Uruguay, al asumir un mayor vínculo con las comunidades eclesiásticas, barriales y dirigentes políticos.

De origen italiano y de 60 años de edad, conservador y experto en teología, Cotugno fue elegido para el cargo a fines del año pasado para subrogar a José Gottardi, tambien salesiano e italiano, que cesó al llegar a los 75 años de edad.

Bajo la conducción de Gottardi, que permaneció en el cargo durante 13 años, la Iglesia Católica de Montevideo no tuvo una imagen pública visible y permanente, más allá de algunas declaraciones por temas coyunturales.

Mientras tanto, se registró un fuerte crecimiento de iglesias evangélicas de diverso origen y de cultos afrobrasileños.

En Montevideo vive más de 45 por ciento de los 3,2 millones de habitantes del país y el arzobispado de la capital tiene una gran influencia en la Conferencia Episcopal del Uruguay.

Cotugno, un fiel seguidor de la doctrina y acciones personales del Papa Juan Pablo II, parece seguir una estrategia similar a la que ha desarrollado el máximo pontífice.

"A diferencia de lo que sucedía hasta ahora, en poco tiempo la mayoría de los uruguayos sabe quién es Cotugno, a qué religión pertenece y cuál es su objetivo", dijo a IPS un sacerdote cercano al arzobispado.

Gottardi se caracterizó por la timidez y lentitud de sus decisiones y por un gesto hosco casi permanente en su rostro.

Cotugno, en cambio, sorprende con decisiones inesperadas, un ejercicio enérgico de su autoridad y muestra una gran exposición en los medios de comunicación.

Retomó con fuerza posturas contra el aborto, la unión de parejas del mismo sexo, calificó de "hereje" al movimiento europeo de sacerdotes homosexuales, y descalificó el uso de preservativos en las personas contagiadas con el virus del sida aun cuando lo recomiende el Ministerio de Salud.

El vocero religioso no descartó que el "golpe de timón" operado en la iglesia responda a directivas concretas de El Vaticano.

El nombre de Cotugno comenzó a ser conocido en octubre del año pasado luego del suicidio del intendente (alcalde) del departamento (provincia) de Cerro Largo, donde el religioso cumplía funciones.

Poco después de asumir, Cotugno se reunió con el presidente de Uruguay, Julio María Sanguinetti, en una acción que tuvo un gran destaque en los medios de comunicación.

Con el mandatario habló de la situación de los desaparecidos duante la dictadura (1973-1985), cuyo destino no fue indagado pese a que así lo estipulaba un artículo de una ley que puso punto final a las investigaciones y que fue ratificada mediante un plebiscito.

Cotugno se ubicó en el medio de los reclamos de los familiares de los desaparecidos y la posición del gobierno.

Consideró necesario preservar "los derechos de las personas a dar sepultura a sus familiares" pero también destacó "los derechos que generó un plebiscito aprobado por la sociedad".

Al mismo tiempo expresó a Sanguinetti su preocupación por la situación de marginalidad de un gran sector de la población.

A la reunión con el mandatario le siguieron visitas a centros hospitalarios, a un leprosario y a barrios perisféricos de la capital uruguaya, donde, con una sonrisa en los labios, acarició a los niños, saludó con un apretón de manos a los mayores y se fotografió dominando una pelota de fútbol.

En un asentamiento de emergencia, poblado por familias provenientes del interior del país en busca de trabajo, Cotugno dijo que llegan a Montevideo "para ser un número más" y que en esos lugares, sin agua potable ni luz eléctrica, no pueden llevar "una vida digna".

Pero también les advirtió que "no esperen que les llueva todo del cielo" y los exhortó a que no esperen hasta tener vivienda para ocuparse de la vida espiritual.

Cotugno fue uno de los impulsores dentro de la iglesia del cuestionamiento a la postura del Estado uruguayo de impartir una enseñanza laica porque, sostiene, cada persona tiene el derecho a elegir.

La iglesia y el Estado están separados en Uruguay desde principios de este siglo.

Uno de los objetivos de Cotugno es lograr la unidad de los distintas vertientes católicas existentes, que en los útimos años han mantenido fuertes discrepancias.

Uno de los hechos más notorios fue el de la Comunidad Jerusalén (Misioneras de Cristo Crucificado), cuyo líder, el sacerdote salesiano Adolfo Antelo, fue procesado por la justicia por castigos físicos y sicológicos contra varios de sus integrantes.

Gottardi prohibió el funcionamiento de ese grupo religioso y sus principales conductores se trasladaron a Argentina, Brasil y El Vaticano.

Cotugno dijo estar dispuesto a "reconsiderar" la situación de la Comunidad, aunque no en forma inmediata sino en el momento en que "el Espíritu Santo nos diga qué hacer". (FIN/IPS/rr/dg/cr/99)

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