TIMOR ORIENTAL: Activistas exigen que Japón presione a Indonesia

Japón debe presionar a Indonesia para que ponga fin a la violencia en Timor Oriental y permita un referéndum sobre el futuro del territorio ocupado por fuerzas indonesias, exhortaron activistas de derechos humanos de este país.

Japón mantiene fuertes lazos económicos con Indonesia y le brinda una importante ayuda económica. La violencia en Timor Oriental enfrenta a grupos independentistas con otros a favor de la integración con Indonesia.

"No hay duda de que Japón, como principal donante de Indonesia, puede imponer condiciones como un plazo final para el retiro de los militares indonesios", sugirió Akihita Matsuo, profesor de la Universidad de Osaka que dirige la no gubernamental Coalición de Timor Oriental en Japón.

"Si no se toman medidas, tendremos en la región una situación parecida a Kosovo", indicó.

Pero Tokio se resiste a asumir un rol activo y prefiere mantener su acostumbrada diplomacia de bajo perfil, a pesar de su inquietud por la situación de Timor Oriental, que empeora día a día y amenaza la paz y la seguridad de Asia.

"Japón no tiene intencion de iniciar una acción que podría interpretarse como una intervención en las negociaciones que conduce la Organización de las Naciones Unidas (ONU) entre Portugal e Indonesia para encontrar una solución" a la crisis, declaró Jun Tamazaki, funcionario de la cancillería.

Este miércoles comenzaron en la sede de la ONU en Nueva York tres días de negociaciones entre Portugal, la ex potencia colonial de Timor Oriental, e Indonesia sobre un referéndum que se decidiría en julio el futuro del territorio.

Sin embargo, Tamazaki afirmó que Tokio considera en este momento una propuesta de Australia para crear un "grupo de contacto" integrado por varias naciones entre las que estarían Japón y Estados Unidos, y que actuarían como árbitros en Timor Oriental.

Timor Oriental ocupa la mitad de la isla de Timor, y fue invadida en 1975 por las fuerzas militares de Indonesia y anexada en 1976 como provincia. La ONU no reconoce la soberanía indonesia sobre el territorio.

Desde entonces, Timor Oriental está en permanente conflicto y se calcula que unos 200.000 timorenses murieron en los últimos 24 años como consecuencia de los combates, la falta de comida y las enfermedades.

Pero si bien los enfrentamientos solían ocurrir entre los militares asignados a la isla por Yakarta y las fuerzas independentistas, la violencia actual se debe a los grupos de milicianos que defienden la integración.

Los activistas por los derechos humanos sostienen que no es una coincidencia que esas milicias hayan aparecido inmediatamente después de que Indonesia anunció, en enero, que ofrecería la independencia a Timor Oriental si la población rechaza la propuesta de autonomía.

En los meses siguientes, las milicias favorables a la integración protagonizaron varios actos de intimidación y violencia contra los grupos que apoyan la independencia.

Al menos 20 personas murieron el fin de semana pasado en un ataque ocurrido en Dili. Muchos activistas acusaron a Indonesia de apoyar en secreto a las milicias para intentar sabotear el referéndum, pero Yakarta negó las acusaciones.

La neutralidad de Japón respecto de lo que sucede en Timor Oriental prueba que Tokio le da más importancia a sus intereses económicos en Indonesia que a los derechos humanos, alegaron los críticos.

"Es imperativo que Japón manifieste su desaprobación al gobierno de Indonesia", afirmó Hideaki Morihara, de la rama japonesa de Amnistía Internacional.

Sin embargo, funcionarios japoneses aseguraron que Tokio no se mantuvo en silencio al respecto.

"Hemos hablado con el gobierno de Indonesia en varias ocasiones sobre el tema de la paz para Timor Oriental, incluso antes de los últimos enfrentamientos. Hay que hacer todo lo necesario para restaurar la paz antes que continúe la escalada de violencia", insistió Yamazaki.

Pero incluso los políticos japoneses parecen opinar que Tokio debería tomar más cartas en el asunto. Un grupo de parlamentarios dedicó buena parte de la última sesión del parlamento a convencer al gobierno de aceptar la propuesta australiana de crear un grupo de contacto.

Algunos miembros del partido Demócrata Liberal de gobierno se encontraron repentinamente del mismo lado que el partido Socialdemócrata y otros grupos de oposición, al instar a Tokio a luchar por la democracia no sólo en Timor Oriental sino en toda Asia.

Finalmente, los políticos se dieron cuenta de que, si bien Japón había aconsejado muchas veces a otros países asiáticos que protegieran los derechos humanos, apenas había presionado a los gobiernos represivos como la junta militar de Birmania.

"Japón se definió como intermediario entre Asia y Occidente. Ello no significa que pueda ignorar los pedidos de justicia y respeto de los derechos humanos en Asia sudoriental", apuntó Matzuo. (FIN/IPS/tra-en/sk/cb/ceb/aq/ip/99

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