SALUD: Estudio da visto bueno a los PCB, científicos no

Científicos ambientalistas de Estados Unidos refutaron un estudio financiado por la industria que sostiene que las sustancias sintéticas conocidas como PCB no producen cáncer, y declararon que esos productos químicos son un peligro para la salud humana y la fauna.

El estudio, publicado en el Journal of Occupational and Environmental Medicine (Revista de Medicina Ocupacional y Ambiental), indicó que los trabajadores expuestos a los bifeniles policlorinados o PCB no contraen cáncer necesariamente.

La polémica investigación fue financiada por la General Electric (GE), que actualmente enfrenta demandas judiciales multimillonarias por los perjuicios a la salud causados por la firma estadounidense que arrojó grandes cantidades de PCB a los ríos del estado de Nueva York.

Científicos, incluso de la oficial Agencia de Protección Ambiental (EPA), dijeron que el estudio de la GE se concentra erróneamente en las muertes causadas por cáncer, en lugar de examinar a los hijos de los trabajadores expuestos a esas sustancias químicas.

Los investigadores de la GE debieron realizar análisis sobre esos niños para determinar posibles efectos adversos, señalaron.

El estudio tendría que haber considerado la documentación que demuestra que los niños cuyas madres estuvieron expuestas a los PCB durante el embarazo padecen problemas al sistema inmunológico, retrasos motores y neurológicos y, también, problemas de aprendizaje y reproductivos, apuntaron.

"El estudio de la GE no formuló las preguntas adecuadas", afirmó Theo Colborn, científico que trabaja con el Fondo Mundial de la Naturaleza (WWF), en Washington.

"La GE usa el cáncer como elemento de distracción para ignorar la evidencia de que los niños expuestos a los PCB en el vientre materno tienen problemas neurológicos y tambión consecuencias negativas para su conducta e inteligencia, además de problemas audiovisuales", añadió.

Los PCB, usados en todo el mundo como aislantes de transformadores de corriente y otros equipos eléctricos, y también en la producción de plásticos, figuran entre los doce Contaminantes Orgánicos Persistentes (COP) que pretende eliminar un tratado internacional.

Los PCB, y otros productos químicos como el DDT y las dioxinas, también son "bioacumulativos", o sea que cuando se consumen no se excretan ni eliminan sino que se alojan en tejidos grasosos.

Por lo tanto, muchos animales retienen altas dosis de esas sustancias.

Los contaminantes son calificados de "persistentes" por su longevidad y su capacidad de viajar largas distancias por medio del viento o el agua.

Los PCB y otros COP fueron hallados en zonas tan alejadas como la capa polar y en la grasa del cuerpo de los indígenas inuit que viven en la Isla de Baffin, en la región ártica canadiense.

En 1995, con el fin de informar sobre esas amenazas a la salud y el ambiente, unos 100 países acordaron negociar un tratado mundial para eliminar los COP completamente para el año 2000.

La producción de PCB en Estados Unidos fue prohibida en 1977. La Agencia de Protección Ambiental clasificó más tarde a las sustancias como "probablemente carcinógenas para el ser humano", y todavía las tiene catalogadas "por encima del 10 por ciento de las sustancias químicas más tóxicas para la salud".

Sin embargo, esas sustancias siguieron siendo usadas en viejos equipos y se filtraron en el ambiente a traves de vaciaderos de residuos tóxicos mantenidos en pobres condiciones, o en productos con PCB arrojados en depósitos de basura como los viejos refrigeradores, según los ambientalistas.

La GE estudió a más de 7.000 hombres y mujeres que trabajaron en la empresa desde 1946 hasta 1976 en dos fábricas del estado de Nueva York. La firma siguió sus historias clínicas durante 31 años y comparó las causas de los decesos de 1.195 de los obreros con los índices de mortalidad regional y nacional.

La compañía comprobó que 353 trabajadores de GE perecieron de cáncer, comparados con las 400 personas que podrían haber muerto del mal en una muestra cualquiera de población, según datos estadísticamente similares.

"Los hallazgos de ese estudio son consistentes con la idea de que los riesgos de cáncer por exposición al PCB han sido exagerados", dijo John Moore, titular del Instituto de Evaluacion de Riesgos para la Salud.

Esas declaraciones impulsaron la cruzada de GE para convencer al público que los PCB no presentan riesgos para la salud y la seguridad. La empresa gastó más de 100.000 dólares en publicidad para asegurar a los residentes de zonas cercanas a lugares donde se arrojaron los PCB que no tienen de qué preocuparse.

"No hay pruebas científica directas que confirmen que los PCB causan cáncer en los humanos", aseguró GE en un aviso de propaganda.

Linda Birnbaum, directora de la división de toxicología de la Agencia de Protección Ambiental, opinó que el estudio de GE adolece de serias incorrecciones.

"Juntaron a algunos obreros con otros que trabajaban con mezclas diferentes de PCB, y sabemos que las diferentes mezclas de esas sustancias provocan efectos distintos", explicó.

Los trabajadores estudiados en la investigación tuvieron sólo un contacto limitado con los PCB más tóxicos o carcinógenos. "Creo que este es un ejemplo claro que aquello que no se busca no se encuentra…", añadió Birnbaum.

La experta señaló otros estudios en los que se comprobó una asociación entre los PCB y el cáncer.

"Un estudio negativo no invalida a todos los demás que resultaron positivos. La Agencia de Protección Ambiental, el Programa Toxicológico y la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer consideran a los PCB como probables carcinógenos humanos", agregó.

"Incluso si los PCB no pueden ser vinculados al cáncer, sus otros efectos colaterales son todavía más significativos", acotó.

Los PCB son notorios como interruptores endocrinológicos, lo que significa que bloquean o interfieren el natural desarrollo del sistema hormonal y su funcionamiento.

Un reciente estudio realizado por Earl Grey, un investigador de la Agencia de Protección Ambiental, comprobó que un PCB específico provoca diversas malformaciones reproductivas en ratas masculinas, incluso deformaciones genitales, cuando la exposición se produce en el vientre.

Otros estudios encontraron que madres que comieron peces contaminados de los Grandes Lagos, en Michigan, tuvieron hijos con cabezas más pequeñas de lo normal.

También hallaron que altos índices de PCB en la sangre del cordón umbilical están relacionados con problemas neurológicos. Cuando los niños fueron examinados a la edad de cuatro años, se verificó que aquellos con madres más expuestas tuvieron menor capacidad verbal y de memoria.

Efectos similares se comprobaron en niños de Japón y Taiwan que fueron expuestos a los PCB en el vientre materno y a través de líquidos contaminados de los arrozales. Los niños tuvieron problemas de desarrollo y reproductivos, y también desórdenes en el sistema inmunológico. (FIN/IPS/tra-en/dk/mk/ego/aq/he-en/99)

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