El Ejército de Nicaragua, constituido en 1979 sobre la base de la entonces triunfante guerrilla izquierdista, volverá a ingresar en la Junta Interamericana de Defensa (JID), organismo del que se retiró en 1985.
Nicaragua está ausente de este cuerpo de la Organización de Estados Americanos (OEA) como consecuencia de la guerra civil en la que Estados Unidos respaldó a las fuerzas que luchaban contra el gobierno encabezado entonces por el Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN).
El viceministro de Defensa, José Adán Guerra, informó el martes que para formalizar el reingreso en la JID sólo resta el nombramiento presidencial del representante del país, que será el actual comandante de la Fuerza Aérea, coronel Manuel Salvatierra.
El último delegado nicaragüense fue el coronel retirado Raúl Venerio, ex jefe de la Fuerza Aérea Sandinista, ahora un experto civil en asuntos de Defensa.
El comandante del Ejército, general Joaquín Cuadra Lacayo, dijo que el reingreso en la JID signa "un nuevo tipo de relaciones horizontales y de colaboración con los ejércitos del continente, pero particularmente con las Fuerzas Armadas de Estados Unidos".
Estados Unidos no debe decidir "si somos o no profesionales", pero "es importante restablecer plenamente las relaciones", lo cual "dejará atrás una etapa difícil" en la que "estuvimos enfrentados indirectamente", explicó Cuadra Lacayo.
"Somos un Ejército cuyo origen es la guerrilla, de lo cual estamos muy orgullosos, pero hemos evolucionado y en solo 20 años somos ahora una institución profesional que es pilar de la democracia nicaragüense", agregó.
El Ejército nicaragüense fue fundado en 1979, sobre la base de unos 5.000 guerrilleros y combatientes populares que derrotaron el 19 de julio de ese año a la Guardia Nacional del dictador Anastasio Somoza.
Durante la Revolución Sandinista, en los años 80, el Ejército de Estados Unidos prestó colaboración activa a la resistencia antisandinista nicaragüense, a la que facilitó vituallas, armas y entrenamiento a través de sus bases militares en Honduras y Panamá.
El viceministro Guerra afirmó que contar con un representante en la JID dará a Nicaragua mayor presencia y permitirá que funcionarios militares del país "vayan a estudiar al Colegio Interamericano de Defensa asuntos de seguridad".
Guerra afirmó que se ha pedido al presidente de la JID, el general estadounidense John Thompson, "que se le dé la mayor acogida posible" a Salvatierra.
Thompson visitó Nicaragua, donde participó en la Primera Reunión sobre Desminado en Centroamérica, que concluyó el martes. El militar estadounidense dijo que el nuevo delegado de Nicaragua "será bienvenido".
"Estoy dispuesto a hacer todo lo posible para acelerar el proceso. Estamos muy entusiasmados con la idea de tener una vez más a un nicaragüense entre nosotros", agregó.
El secretario general de la OEA, César Gaviria, que también participó en la reunión sobre desactivación de minas terrestres, comentó que el regreso de un delegado al seno de la JID es parte del "proceso de normalización de Nicaragua en todas las instituciones del sistema interamericano".
"Creo que ésta era una de las tareas pendientes para que este país tenga una institucionalidad similar a la de otros países del hemisferio", añadió.
Gaviria se comprometió el martes en un memorándum que firmó con el canciller Eduardo Montealegre a contribuir hasta el 2004 en la remoción de minas, mediante el aporte de equipos, entrenamiento de personal, asesoramiento y supervisión, para lo cual la OEA creará en Managua una oficina especial.
La ejecución del memorándum se hará de acuerdo con el Programa de Asistencia al Desminado en Centroamérica de la OEA, iniciado en 1991, a petición de Costa Rica, Guatemala, Honduras y Nicaragua para remover las minas antipersonales sembradas en sus territorios en la década anterior.
Thompson afirmó que Nicaragua asumió un liderazgo internacional en la eliminación total de minas terrestres, sembradas o almacenadas, "al demostrar su dedicación absoluta".
En 1990, cuando concluyó el conflicto entre los sandinistas y la oposición armada, había 135.643 minas sembradas, tanto antitanques como antipersonales. Entre 1991 y marzo de 1999 se destruyeron 53.388 artefactos.
Se estima que se cumplió con 39,6 por ciento del programa de desactivación de minas, porcentaje que incluye casi todas las colocadas en torres de transmisión de energía eléctrica.
Thompson anunció que gestionará ante el gobierno de Estados Unidos la inclusión de fondos para Nicaragua en el paquete de ayuda destinado a América Central. (FIN/IPS/wg/mj/ip/99