El apoyo internacional a las fuerzas de paz de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), en especial a un despliegue en la provincia serbia de Kosovo y en Timor Oriental, cobró nueva vida en los últimos días.
A fines de febrero, el número de cascos azules en el mundo alcanzó un mínimo cuando China vetó la extensión de la Fuerza de Despliegue Preventivo en Macedonia y Angola decidió no renovar la Misión Observadora de las Naciones Unidas en el país africano.
Ambas medidas redujeron el número de soldados de la ONU desplegados en todo el mundo a 12.000, frente a un pico de casi 80.000 hace cinco años.
Además, tuvieron como consecuencia que Macedonia debiera hacer frente al éxodo de refugiados de Kosovo sin ayuda de la ONU y el retorno de la guerra total a Angola.
Sin embargo, esta semana creció el respaldo al despliegue de misiones de paz del foro mundial en Kosovo y Timor Oriental, una antigua colonia portuguesa invadida por Indonesia en 1975.
El canciller australiano Alexander Downer dio el tono el jueves al manifestar su esperanza de que, si las negociaciones entre Portugal e Indonesia sobre el territorio de Timor Oriental tienen éxito, "la ONU se haga presente en el terreno en las próximas semanas".
Luego, el enviado ruso Viktor Chernomyrdin declaró que Moscú está dispuesta a aceptar el despliegue de una fuerza internacional en la separatista provincia de Kosovo bajo el mandato de la ONU.
Es improbable que la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), que libra una campaña aérea contra Yugoslavia desde el 24 de marzo, acepte esa propuesta, en especial Estados Unidos y Gran Bretaña, que insisten en una fuerza de paz encabezada por la alianza atlántica.
Sin embargo, un portavoz de la ONU señaló que "las noticias procedentes de Belgrado son alentadoras" y que el secretario general Kofi Annan tendrá más detalles cuando visite Moscú, la semana próxima.
La idea de desplegar cascos azules en Kosovo ya cuenta con el apoyo de al menos un líder europeo.
El primer ministro de Italia, Massimo D'Alema, se reunió con Annan el jueves, un día antes del comienzo de la cumbre por el 50 aniversario de la OTAN en Washington, y le expresó su respaldo a una fuerza de la ONU en Kosovo.
"Ya que estamos hablando de una fuerza de paz… claramente esa fuerza debe estar bajo el mandato de la ONU", dijo D'Alema.
No obstante, señaló que cualquier fuerza internacional en la provincia serbia debe incluir soldados de los países de la OTAN y de naciones como Rusia, Ucrania y otras que comparten la religión ortodoxa de Yugoslavia.
Para resolver la crisis de Kosovo, agregó D'Alema, "es necesario que la ONU recupere su función" pacificadora en crisis internacionales.
Pese al apoyo internacional, el Consejo de Seguridad podría negar su aprobación a las dos nuevas misiones propuestas.
El canciller de Indonesia, Ali Alatas, restó importancia a las conversaciones sobre una misión de paz de la ONU en Timor Oriental cuando se reunió con Annan, el jueves. "No creo que exista esa posibilidad", dijo.
Sin embargo, su homólogo portugués, Jaime Gama, arguyó que Indonesia debe "respetar su compromiso y no adoptar una postura divisoria" en cualquier discusión sobre fuerzas de paz.
La creciente violencia en Timor Oriental, meses antes de un referendo programado por la ONU en que el pueblo decidiría entre el gobierno indonesio o la independencia, llevó a muchos grupos de derechos humanos y funcionarios del foro mundial a considerar el despliegue de una misión pacificadora.
Decenas de timorenses partidarios de la independencia fueron heridos o asesinados por paramilitares proindonesios en las últimas semanas.
Jamsheed Marker, enviado especial de Annan en Timor Oriental, exhortó a la ONU a marcar su presencia en el territorio -aunque no necesariamente con una fuerza de paz- en cuanto se alcance un acuerdo sobre autonomía transitoria, para garantizar una votación libre y justa.
Amnistía Internacional destacó esta semana que "cualquier acuerdo transitorio sobre Timor Oriental debe incluir la presencia de observadores independientes e imparciales", y que "la ONU está en las mejores condiciones para brindar esa presencia".
El dilema de Timor Oriental, al igual que el de Kosovo, pone de relieve la razón que hace necesarias las fuerzas de paz de la ONU.
En ambos lugares, la terrible situación humanitaria y las diferencias políticas sobre la respuesta al problema llevó a varios líderes a repensar la utilidad de los cascos azules en esos casos.
Será difícil lograr un acuerdo sobre fuerzas pacificadoras que satisfaga a todas las partes, tanto en Timor Oriental como en Kosovo.
Pero al menos, la ONU es considerada nuevamente como una alternativa viable frente a fuerzas regionales como la OTAN, y mucho más frente a la inacción. (FIN/IPS/tra-en/fah/mk/mlm/ip/99