La pugna para delimitar la frontera marítima entre Estados Unidos y México en una zona del golfo de México de gran riqueza petrolera encierra la posibilidad de un conflicto internacional de dimensiones imprevisibles, según analistas.
La controversia se cifra en la delimitación del Hoyo de Dona, una de las mayores reservas energéticas del mundo, con un subsuelo que cuenta con entre 5.000 y 22.000 millones de barriles de crudo y alrededor de 45.000 millones de pies cúbicos de gas natural.
El gobierno mexicano reclama la creación de un mecanismo de protección de los recursos petroleros, más allá de la división física de la zona.
El contencioso por la falta de claridad en los límites marítimos, que involucró durante años a legisladores, políticos y organizaciones sociales de ambos países, comenzó a ser zanjado con dos reuniones celebradas desde 1997.
México propugna por la firma de un convenio que reconozca la exclusividad de los recursos petroleros para cada país.
Los negociadores mexicanos reclaman el establecimiento de un mecanismo bilateral para proteger los mantos y que, en caso de que alguna de las partes extraiga hidrocarburo de las reservas vecinas, pague la indemnización correspondiente.
El asunto conlleva "la amenaza de un conflicto mundial de consecuencias imprevisibles entre una país en desarrollo y la superpotencia hegemónica que es Estados Unidos", declaró este miércoles a IPS Sergio Suárez, coordinador del Departamento de Petróleo y Energía de la Universidad Nacional Autónoma de México.
El experto advirtió que México está "en posición incómoda", pues Estados Unidos no es signatario del Tratado del Mar de 1979, que establece el territorio marítimo hasta 200 millas náuticas, y además se ignora el lugar exacto donde están ubicados los campos petrolíferos a explotar en el Hoyo de Dona.
"Sería ingenuo no considerar que Washington, acostumbrado a usar el poder más que la ley, discute la preeminencia de su seguridad estratégica", si se considera que "en las costas del golfo de los estados de Texas y Lousiana están ubicadas las reservas estratégicas" estadounidenses, explicó Suárez.
El investigador recordó que la guerra del Golfo (1991) comenzó a gestarse porque "Kuwait robaba crudo de yacimientos ubicados en territorio fronterizo" entre Iraq y el emirato.
Sin embargo, "ese acto ilícito no fue sancionado ni antes ni después de concluido el conflicto bélico" entre Iraq y Estados Unidos. Y "las autoridades mexicanas deberían revisar bien ese precedente", indicó.
Desde 1970, la frontera marítima entre México y Estados Unidos se ha trazado mediante el método de la equidistancia.
El polígono occidental está ubicado en el centro del golfo de México, en un área que rebasa las 200 millas marítimas de cada país.
Los gobiernos de ambos países estudian el método que habrá de adaptarse para definir los límites en la plataforma continental de la zona occidental, según el documento "La frontera submarina entre México y Estados Unidos" de la Secretaría (ministerio) de Relaciones Exteriores del país latinoamericano.
Para delinear los límites marítimos del polígono oriental del golfo de México, deberá sumarse a las conversaciones Cuba. El gobierno mexicano señala que no asistirá a ninguna discusión que no incluya a la isla caribeña.
La Cancillería y la Secretaría (ministerio) de Energía realizan un estudio para definir las características geológicas del Hoyo de Dona, a fin de definir la norma del derecho internacional aplicable al caso.
En consecuencia, las conversaciones bilaterales "sobre la frontera submarina sólo se podrán reanudar una vez que se haya terminado el estudio", señala el documento.
El gobierno mexicano rechaza un acuerdo de explotación conjunta de los yacimientos de hidrocarburos en la zona, para lo cual tendría que reformarse la Constitución.
Las autoridades del sector energético sostienen que la empresa monopólica estatal Petróleos Mexicanos (Pemex) dispone de la infraestructura idónea para explotar la plataforma continental del polígono occidental.
No obstante, analistas señalan que aun cuando existe la tecnología que permita extraer el petróleo, el costo haría inviable el proyecto para el país.
La empresa petrolífera nacional efectúa el estudio geológico para determinar con certeza la cantidad de hidrocarburos contenidos en el Hoyo de Dona.
Los resultados de dicho análisis y otros estudios técnicos elaborados el año pasado, serán utilizados por expertos en asuntos fronterizos a la hora de establecer el control de los yacimientos petroleros.
Hace unos años, ante la indefinición de límites marítimos algunas empresas petroleras privadas como la británico-holandesa Shell y las estadounidenses Amoco, Mobil y Texaco comenzaron obras de explotación en el golfo de México.
Legisladores y organizaciones políticas y sociales mexicanas presionaron a las autoridades para que investigaran las acciones emprendidas por las compañías extranjeras, con el fin de suspender los trabajos.
Los negociadores mexicanos buscan mayor claridad para cuando vuelvan a sentarse a la mesa con su contraparte estadunidense, mientras se aprestan a revisar con expertos en asuntos fronterizos la mejor forma de establecer el control de la riqueza petrolera y evitar que cualquiera de las partes quite recursos a la otra. (FIN/IPS/pf/mj/ip if en/99