Los cancilleres y otros funcionarios de Argentina y Brasil se reunirán este domingo y el lunes en Brasilia para buscar salidas a un comercio bilateral en el despeñadero, una coyuntura antes desconocida en el Mercado Común del Sur (Mercosur).
Acostumbrados a la bonanza del intercambio en el bloque, que se multiplicó por cuatro en siete años, los cuatro socios del Mercosur fueron sorprendidos por la fuerte recesión desatada por Brasil, que representa 75 por ciento del mercado integrado.
La fuerte recesión argentina de 1995, a causa de la devaluación mexicana, no alcanzó reducir el flujo comercial dentro del Mercosur. Brasil exportó menos a Argentina, pero importó mucho más que en el año anterior.
Pero el comercio exterior brasileño se redujo 19 por ciento en el primer bimestre de este año en comparación con igual período de 1998, como consecuencia de la devaluación cambiaria iniciada el 13 de enero. En el área del Mercosur, la caída del comercio de Brasil fue de 26,5 por ciento.
La devaluación del real, que el gobierno inicialmente intentó limitar a nueve por ciento y está hoy en 28,4 por ciento, no produjo aún el principal efecto perseguido por la medida, el aumento de las exportaciones.
En relación a Argentina, por ejemplo, en el primer bimestre cayeron tanto las ventas como las compras. Las primeras retrocedieron 25,7 y las segundas, 25,3 por ciento.
La casi equivalencia de porcentajes disimula un desequilibrio. En términos absolutos, Argentina perdió 289 millones de dólares en sus ventas, 40 millones más que Brasil, una tendencia que se agravó en marzo, indican datos preliminares.
La caída del flujo comercial en todas las direcciones es "explicable en un primer momento", tras una devaluación traumática, dijo Michel Abdo Alaby, de la Asociación de Empresas Brasileñas para la Integracin en el Mercosur (Adebim).
Algunos factores "paralizaron" las exportaciones brasileñas, retardando los efectos de la alteración del tipo de cambio. Por ejemplo, desaparecieron las lineas de crédito, indispensables para la exportación.
El estatal Banco do Brasil no cerró su crédito, pero las tasas de interés que exige se incrementaron.
Además muchos de los bienes exportables exigen insumos importados, y la inestabilidad del real introdujo riesgo cambiario en esas operaciones.
Reacciones "emocionales", como la amenaza de Argentina de suspender el Convenio de Crédito Recproco agravaron la situación, observó Alaby. También influyeron en la caída del comercio medidas defensivas, puestas en marcha o simplemente anunciadas, como exigencias burocráticas, restricciones y acciones antidumping.
Así mismo, Argentina logró que Brasil excluyera los bienes de consumo de su Programa de Financiamiento de Exportaciones, que otorga créditos a un costo internacional, con un interés muy inferior al impuesto en el mercado interno.
Esa exclusión afecta a exportaciones por un valor anual de 1.400 millones de dólares, calculó Alaby.
La incertidumbre creada por la inestabilidad del real y por medidas y restricciones es el principal factor de entorpecimiento del flujo comercial, resumió la economista Lucía Maduro, de la Confederación Nacional de la Industria.
Eso agrava la recesión y la tendencia a la reducción del déficit comercial de Brasil por la disminución de las importaciones.
Las compras de Brasil dependen del desempeño de su economía. Sin crecimiento de la demanda interna, las importaciones "caerán de cualquier manera, con cualquier tipo de cambio", advirtió Maduro.
Para alivio de los otros miembros del Mercosur, la recesión brasileña no tendrá la gravedad que se le atribuyó inicialmente, según creen la mayoría de los economistas, alentados por la caída de la inflación y por la recuperación del real, que se ubica ahora en la cotización de 1,70 unidades por dólar.
La expectativa es ahora de una caída del producto interno bruto de dos por ciento, frente a una previsión original de 3,5 a seis por ciento.
No obstante, la coyuntura "pone a prueba la eficacia de los instrumentos y reglas existentes en el Mercosur, y también la disposición política de los estados miembros de seguir adelante", con visión estratgica, señaló el canciller brasileño Luiz Felipe Lampreia, en un artículo publicado el jueves en el diario O Globo.
Los asistentes a la reunión ministerial de Brasilia deberán buscar soluciones a numerosos conflictos y discrepancias, que van desde la medida antidumping argentina contra el acero brasileño a la decisión de Brasil de negociar aisladamente un acuerdo comercial con la Comunidad Andina.
Empresarios brasileños se mostraron dispuestos a autolimitar sus exportaciones, para evitar la temida "invasión" de sus productos en los mercados vecinos.
Pero parece difícil un acuerdo en el sector automovilístico, que comandó el auge del comercio argentino-brasileño y ahora lo hunde.
La industria automovilística argentina, cuyas exportaciones cayeron 58,8 por ciento en el primer trimestre de este año, a causa de la devaluación del real, teme desvanecerse si se impone el libre comercio a partir del próximo año. (FIN/IPS/mo/ff/if/99