El rey Abdullah de Jordania está realizando una serie de visitas a sus vecinos árabes, en un intento de dejar atrás las desavenencias generadas cuando su país se negó a condenar a Iraq por su invasión a Kuwait en 1990.
Durante sus viajes a Arabia Saudita, Omán y Emiratos Arabes Unidos, en las últimas dos semanas, el nuevo monarca jordano, heredero del fallecido rey Hussein, recibió entusiastas apoyos políticos de sus anfitriones y promesas de apoyo para su país, que atraviesa una mala situación económica.
Los problemas económicos de Jordania surgieron, en gran parte, a raíz de su actitud ante Iraq en 1990, que congeló sus relaciones con los demás países del Golfo.
Los poderosos vecinos de Jordania dejaron de brindarle ayuda y expulsaron a miles de trabajadores jordanos y palestinos, cuyos envíos de dinero eran un ingreso muy importante para su país.
La mayor parte de la población de Jordania es palestina, y sus simpatías hacia Saddam Hussein, así como la dependencia jordana del petróleo iraquí, explican en importante medida la actitud adoptada por ese país en ocasión de la invasión de Kuwait.
En los últimos meses, sin embargo, las relaciones habían comenzado a mejorar gradualmente, cuando el padre de Abdullah volvió a desempeñar un papel clave como negociador en las complejas conversaciones de paz de Medio Oriente. La muerte del rey Hussein en febrero fue la oportunidad para un nuevo comienzo.
Todos los países del Golfo declararon períodos oficiales de duelo, y sus gobernantes manifestaron una solidaridad sin precedentes con el nuevo rey jordano.
El gobierno saudita ofreció cubrir las necesidades petroleras de Jordania, y el de Emiratos Arabes Unidos depositó más de 100 millones de dólares en el Banco Central jordano para ayudar a sostener la economía de ese país.
La agenda de los viajes de Abdullah fue cuidadosamente planeada para fomentar el fortalecimiento de nuevos lazos de solidaridad.
El monarca visitó primero Arabia Saudita, el mayor país de la agrupación regional Consejo de Cooperación del Golfo (CCG), y luego Omán, el único país de la región que no criticó públicamente a Jordania por su actitud ante la invasión de Kuwait.
Durante su estadía en Arabia Saudita, el rey jordano realizó la "umrah", peregrinación menor islámica, en la ciudad sagrada de La Meca, y oró en la ciudad de Medina.
Durante las conversaciones con el rey Fahd bin Abdul Aziz, de Arabia Saudita, y el sultán Qaboos bin Said, de Omán, Abdullah reiteró un llamado a la restauración de la solidaridad árabe para enfrentar nuevos desafíos.
La visita de tres días de Abdullah a Emiratos Arabes Unidos incluyó una reunión con el presidente anfitrión, Shaikh Zayed bin Sultan Al Nahyan, y el de Egipto, Hosni Mubarak, que llegó a ese país este miércoles.
La agenda de la reunión apuntó a forjar una posición árabe unificada sobre importantes asuntos regionales e internacionales.
"El monarca jordano ha intentado hábilmente ubicar el acercamiento a sus vecinos del Golfo dentro del marco mayor de la unidad árabe", dijo un diplomático árabe residente en Emiratos Arabes Unidos.
"Muchos de nosotros observaremos con mucha atención cómo se conduce Abdullah en el escenario mayor de la política árabe, entre un elenco de aguerridos veteranos", añadió.
La pieza faltante en la unidad árabe sigue siendo Iraq.
Aunque los gobiernos árabes concuerdan en que es necesario adoptar medidas urgentes para aliviar el sufrimiento del pueblo iraquí, causado por las sanciones contra su país, y preservar la unidad del mismo, sigue siendo difícil forjar una política común para tratar con el gobierno de Saddam Hussein.
"Cada vez que los líderes árabes intentan buscar una solución a la crisis iraquí, Saddam Hussein ataca súbitamente a esos líderes con un comentario incendiario. Pocos árabes esperan que las cosas sean diferentes esta vez", comentó la fuente diplomática ya citada.
Es por eso que el impacto más directo de la recorrida de Abdullah por la región se sentirá en la economía de Jordania, que se tambalea con una deuda externa de 6.800 millones de dólares y una tasa de desempleo que se estima oficialmente en 16 por ciento.
En una entrevista con el periódico Al Quds Al Arabi, que se edita en Londres, Abdullah dijo que su gira por el Golfo no buscaba donaciones sino "verdadera cooperación económica".
Muchos de los vecinos de Jordania han disminuido sus ingresos a causa del descenso en el precio internacional del petróleo, y es posible que sus principales preocupaciones actuales se concentren en los problemas domésticos, pero esto no parece ser un obstáculo para la mejora de los vínculos con Ammán.
"La asociación que prevemos es de naturaleza duradera. Hablamos de los próximos 20 o 30 años", dijo otro diplomático árabe.
"Abdullah no pertenece a la generación de quienes gobiernan la mayoría de los países árabes actualmente, pero tiene buenas relaciones personales con muchos herederos de su misma edad", explicó.
Los funcionarios de Jordania afirmaron que esperan de sus vecinos árabes cooperación en proyectos económicos conjuntos, el levantamiento de las restricciones al trabajo de emigrantes jordanos, y una mayor inversión directa en la economía jordana.
Abdullah transmitirá ese mensaje en visitas a otros países árabe previstas para este mes. A mediados de mayo realizará su primer viaje oficial a Estados Unidos, donde buscará, entre otras cosas, el alivio de la deuda jordana con los países industrializados y los organismos financieros internacionales.
Si la forma en que fue recibido en sus primeras tres visitas a países vecinos es un indicio valedero, el monarca jordano puede esperar oyentes comprensivos. (FIN/IPS/tra-en/su/an/at/ip/99